20 Dec Todo lo puedo en Cristo

¿Por qué Cristo tuvo que morir físicamente? ¿Por qué razón? Porque era la única manera en que su alma también era sacrificada. La única manera, hermanos, el cuerpo es el vehículo a través del cual el alma funciona. Sin cuerpo, tu alma no funciona, tan sencillo como eso. 

El que usa el cuerpo para darle placer al alma tiene la ecuación equivocada, siempre estará adicto y siempre estará en perdición, pero el que tiene un sentido de misión sacrifica su cuerpo para usarlo para cumplir la misión y cuando Cristo entregó su cuerpo, ahí mismo también estaba entregando su alma.

Y si tú te fijas, lo que Él entregó, cuando miramos estos versos en el verso 10, dice: “cuando haya expuesto su vida en expiación por el pecado”, la palabra vida ahí, sabes cuál es la palabra en el original: alma. Lo que Él entregó por expiación de nuestros pecados no fue meramente el cuerpo.

Lo que Él entregó por expiación de nuestros pecados fue su alma, muy diferente a la tuya y a la mía, porque por única vez en la vida, a un justo se sacrifica por todos los injustos. Porque nosotros no lo merecíamos, pero Él sí y Él entregó su alma para librar la nuestra. 

Oiga bien, no para librar la nuestra en el mañana, para librarla nuestra ahora y por el espíritu, tu alma tiene que conocer todo lo que Cristo te ha concedido a ti a través de la cruz del Calvario. Y cuando tú entiendes esto, ahí es que comienzas a caminar con autoridad. Porque cuando el enemigo te dice que tú no puedes, ahí es que tú puedes decir: “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Cuando el enemigo te dice: “ahora tú estás enfermo, sabes qué, tú estás enfermo porque tú eres un pecador, tú estás enfermo porque siempre hiciste las cosas mal, tú estás enfermo porque usaste droga, tú estás enfermo porque has comido mal toda tu vida”. Tú aceptas: “he comido mal toda mi vida y responsable soy también de haber comido mal, sabes qué, pero he decidido cambiar mi cuerpo. He decidido comenzar a hacer las cosas correctas y ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”. Comienzo a vivir en libertad, comienzo a vivir de una manera diferente, comienzo a cambiar mi vida.

Cuando el mundo comienza a condenarte, a recordarte tu pasado, tu ayer, cuando de repente en tu mente todo lo que te pasa tú se lo sujetas a lo que hiciste en el pasado, a lo que hiciste en el ayer, a lo que hiciste un día atrás, simplemente tú tienes que pararte firme y decirle al enemigo: “perdóname, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, yo soy libre de toda condenación”. Y tú tienes que ordenarle a tu mente y hablarle a tu mente y hablarle a tus pensamientos y declarar la mente de Cristo sobre tu vida. Y tú tienes que declararte libre en tus pensamientos, libre de toda condenación, libre de tu pasado, libre de tu ayer.