22 Dec  La herramienta del Espíritu Santo

La Palabra de Dios es el mapa de mi vida, la brújula de mi destino, la luz que alumbra mis pasos y la llave que abrirá puertas de salvación, de sanidad, de bendición, de prosperidad y de fe para mí y mi familia. Juntos declaramos y creemos que seremos empoderados por la Palabra. 

Bueno, el mensaje de hoy es un mensaje bastante profundo. Así que solo le pido a Dios que lo pueda explicar de la mejor manera posible. Los miércoles tenemos una dinámica diferente a los domingos en la mañana. Todo el que viene los miércoles aquí a la iglesia y que se conecta los miércoles sabe que tocamos otros temas un poquito más profundos de lo que tocamos los domingos en la mañana, así que tiene que escucharme con el oído espiritual y ajustarse en el día de hoy para que pueda recibir lo que Dios puso en mi corazón.

Los miércoles por la noche hemos estado estudiando acerca del tema: Hola, soy el Espíritu Santo. Hola, soy el Espíritu Santo. Y nuestra premisa ha sido que todos nosotros hemos tenido en alguna ocasión una primera mala impresión de alguien, cuando alguien te presenta a alguien y tu primera impresión es negativa, tiene que hacerse un esfuerzo consciente de volver a conocer a esa persona, de darle un tiempo a esa persona para que tu percepción pueda cambiar. Eso nos pasa a todos en las primeras impresiones o nos puede pasar en algún caso. 

Y yo creo que todos en algún momento dado podemos recordar a alguien con quien eso nos pasó. La primera impresión no fue buena, ya sea porque yo no estaba en el mejor mood, la persona no estaba en el mejor mood, lo que sea. Simplemente, algo dentro de mí me dice que tengo que conocer a esa persona y vuelvo e intento y quizás en la segunda, tercera, cuarta ocasión ahora me doy cuenta: sabes qué, no era tan malo como yo pensaba, la primera impresión no fue la correcta.

Así pasa con la persona del Espíritu Santo. Para mucha gente, la persona del Espíritu Santo, cuando miran una iglesia evangélica, es la gente hablando en lenguas, es la gente temblando, es la gente cayéndose y cuando esa es la primera y única expresión del Espíritu Santo que tú tienes, la gente por lo general lo rechaza. No quiero eso, eso es una locura, eso no es algo correcto y la gente comienza a rechazar la persona del Espíritu Santo. Así que conlleva realmente un estudio y una búsqueda personal y con nuestra mente muy abierta para poder entender quién es él y poder tener una relación con el Espíritu Santo en nuestras vidas. 

Y eso es lo que hemos tratado de hacer en los días pasados: tratar de ver desde el Antiguo Testamento quién es el Espíritu Santo y que podamos de alguna forma u otra volver a conocerlo y entender lo que él va a hacer y lo que Él tiene que hacer con nosotros.

No voy a dar mucho repaso en el día de hoy, solo traigo tu atención a dos o tres conceptos para entonces llevarte a dos o tres ideas en esta noche. En los últimos días hemos hablado específicamente de la obra del Espíritu Santo en relación a la nueva naturaleza de todo creyente. 

El problema de la gente es que dicen convertirse a Dios, pero quieren seguir operando en el mundo natural de la misma manera que operaban antes y si tú realmente te convertiste, le entregaste tu vida al Señor y te arrepentiste de tu vieja vida, quiere decir que lo que hacías antes no te funcionaba porque si te estuviera funcionando, no te convertirías. 

Nadie se convierte al Señor si las cosas en el mundo le funcionan, porque es un intercambio tonto. La gente que se convierte tiene dos experiencias: o el mundo no te está funcionando y te das cuenta que necesitas un cambio, o si tú nunca estuviste realmente en el mundo, algún día tú realizas que necesitas de Dios. Como quiera, pero el problema de mucha gente es tratar de vivir la nueva vida en Cristo de la misma forma que vivían en el mundo secular y no funciona, ahí es que viene la frustración y ahí es que la gente dice: esto no funciona y la persona que nos ayuda a nosotros a vivir la nueva vida es el Espíritu Santo.