26 Dec    La carga de ser hijo de Dios

Si nosotros vamos al Antiguo Testamento y al Nuevo Testamento, en una de las parábolas, observamos estos dos conceptos de esta mentalidad. ¿Cuáles conceptos? Si te recuerdas, Abraham tiene dos hijos, cierto. Uno con Agar, y Agar quién era una esclava. Por lo tanto, Ismael era hijo de esclavitud, porque nació de la esclava. Abraham tuvo un hijo con Sara, que era libre, y así Pablo lo determina y lo muestra. Así que lo que determinó si era esclavo o era libre no fue el padre del que salieron, sino de la madre que salieron y quítense, por un momento, todos los conceptos feministas y demás. Veamos esto de forma espiritual.

Okay, pero lo que hace que Isaac sea libre es que la relación de Sara con Abraham era una relación de libertad, la relación de Agar con Abraham era una de esclavitud. Por lo tanto, el hijo que él tiene con ella es un hijo de esclavitud. Si ponemos esto en el mundo espiritual, ¿qué tiene que ver esto? Bien sencillo. 

Todos venimos del mismo padre, pero es el producto de lo que nos hace libre o nos hace esclavo y tú eres hoy, o hijo de esclavitud, o hijo de libertad y el que te hace permanecer en la libertad es aquel que le acuerda a tu espíritu de quién es que tú eres y sobrepasa la madre de la que tú naciste. Vuelvo y repito, por un momento, quiten mujer y hembra naturalmente hablando. 

Véanlo en el mundo espiritual. Tu mente siempre te va a retrasar, y el espíritu te va a decir: “Oye bien, tú naciste bajo una mente de esclavo. Todos los problemas que tuviste en el pasado te hicieron esclavo, tus pensamientos del pasado te hacen esclavo, tus errores del pasado te hacen esclavo, pero entiende el día de hoy que lo que te hace a ti libre en el día de hoy es conocer que tú eres hijo de Dios. 

No hijo de tu mente, no producto de la sociedad, no producto de tu formación mental, no producto de tus pensamientos y el que te va a recordar que tú eres un hijo de Dios y que debes vivir en libertad por encima de todas esas cosas es el Espíritu Santo, que todo el tiempo te va a decir: “Abba, Padre. Abba, Padre. Abba, Padre. Tú eres un hijo de Dios. Tú eres un hijo de Dios. Tú eres un hijo de Dios. Tú eres un hijo de Dios. Tú piensas diferente. Vives diferente”. Tu mente te condena. Tu pasado te condena, te hace sentir culpable, el mundo te señala todos tus errores. Tú mismo, propiamente, te metes condenación 24 horas al día. 

Allí es donde tú y yo tenemos que tirarnos de rodillas y decirle: “Espíritu Santo, dime. Háblame”. Y el Espíritu Santo te va a decir: “Tú no eres producto de eso. Tú eres producto de una relación con el Padre celestial”. Eso es lo que el Espíritu Santo va a hacer en tu vida constantemente. Lo que hacía a Isaac libre era que era hijo de Sara. Lo que hacía que Ismael fuera esclavo era que era hijo de Agar. Y las mujeres en la Biblia representan la mente. Si tú eres hijo de una esclava, hablando de una mente esclava, serás esclavo y  lo único que te hace libre es entender quién es tu padre. Lo que Ismael tenía que reclamar no es que él era hijo de Agar. Ismael, para reclamar herencia, tenía que reconocer que era hijo de Abraham. Y cuando Dios prometió cuidar a Ismael, no lo prometió por Agar. Se lo prometió por Abraham.