21 Dec El alma viva

Los verdaderos cristianos, los que están despiertos, de vez en cuando sufren más en su mente de lo que deberían sufrir porque lo que están sufriendo es indicio de que tu alma está despierta, pero lo está sufriendo porque no ha despertado a la realidad de que el Espíritu es el que te libera de ese sufrimiento. 

Una persona que está borracha y que vive borracho, vive arenado. No quiere decir que los problemas se hayan ido, simplemente no los ve. El día que está sobrio, ¿qué pasa? Los ve, y ahora cuando los ve, no los quiere enfrentar y cuando no los quiere enfrentar, ¿qué vuelve a hacer? A beber. Y ¿qué pasa con los problemas? Siguen, siguen ahí. Tú y yo tenemos que vivir despiertos en esta vida, es mejor estar despierto que estar dormido, aunque de vez en cuando nuestra mente nos quiera condenar. Porque para la condenación tenemos la ayuda del Espíritu Santo.

Si algo la gente va a hacer para tratar de controlarte, es condenarte. Si algo al enemigo le molesta, y que si él hubiera sabido esto, hermano, no hubiera crucificado a Cristo, es que cuando lo crucificó y tú y yo le recibimos, desde ese día tenemos la capacidad de caminar en esta tierra libre en nuestra conciencia, haciéndole muecas, dejándole saber: “Es verdad, fallo. Es verdad, cometo errores. Pero soy libre y condenado no soy”. No termino contigo, hermano. ¿Por qué le molesta tanto esto al enemigo? Porque a diferencia tuya y mía, el enemigo sí está condenado para toda la vida. Y vivir en un alma condenada es el peor infierno y un alma condenada lo que busca es que otros vivan igual que ellos, simplemente para él no sentirse tan mal. Eso es todo. 

El alma condenada lo que busca es condenar a otros, simplemente para tener más gente en el grupo que se sientan igual y como el enemigo no tiene ninguna posibilidad de redención, eso a ti nada más te debe traer libertad. Cristo murió no por el ángel más hermoso que Él creó. Cristo murió en la cruz del Calvario por ti y por mí, para hacernos completamente libres.