07 Nov No hay Jesús sin Espíritu Santo

Los miércoles por la noche estamos en nuestro estudio bíblico. Estamos hablando específicamente acerca del tema: “Hola, soy el Espíritu Santo”. Hoy no quiero tomar mucho tiempo en dar un repaso, solo doy la premisa de por qué surge esta enseñanza. 

Creo que la persona del Espíritu Santo es necesaria para nuestras vidas, como lo vamos a ver hoy, y cuál es su función en nosotros, qué debemos esperar que él haga por nosotros y para nosotros y en nosotros. Pero, creo que uno de los problemas que hay con la persona del Espíritu Santo es que hay gente que, cuando se les ha presentado al Espíritu Santo, la forma en que se le ha presentado de primera intención ha creado una primera mala impresión. 

A todos los que estamos aquí, en alguna ocasión se nos ha presentado alguna persona y, de repente, cuando te presentan esa persona la primera vez que lo conoces, te cayó mal. No te gustó, no te agradó, dijo algo, hizo algo que te dice: “esa persona es insoportable”. Y por alguna razón, a lo mejor estabas molesto ese día o esa persona dijo algo incorrecto, simplemente la primera impresión fue difícil, pero toma fuerza de voluntad tuya y toma entender que esa persona es importante para volverlo a encontrar, para darle otra oportunidad, para ir y salir con él o salir con ella, volver otra vez, esperar otro momento. A veces toma dos, tres, cuatro reuniones para decir: “mira, no era como me decían”. 

¿A alguno de ustedes le pasó con la iglesia? Algunos de ustedes le decían de Fuente de Agua Viva: “mira esto, mira aquello, míralo otro” y a lo mejor esa era la impresión que tú tenías, pero de repente un día dijiste: “mira, voy a ir por ahí calladito, escondido, voy a escuchar, voy a ver los mensajes, conoces a alguien” y de repente: “mira, no era como me explicaron”; así pasa con el Espíritu Santo. 

Mucha gente lo único que conoce del Espíritu Santo es el hablar en lenguas, el temblar, el caerse, lo que se habla es gritería, lo que se habla es fuego sobrenatural y el que viene de primera intención ve eso… cualquiera se asusta. Imagínense: ¿qué significa eso? ¿Qué representa eso? No lo entiendo, no lo comprendo. Entonces esa es la impresión que tienen algunos. 

Y como te he explicado en todos estos días, el problema de eso es que evitamos entonces conocer quién es él. Le huimos a conocer la persona del Espíritu Santo y nos quedamos únicamente y encerramos al Espíritu Santo en lo que yo llamo la experiencia nuevo testamentaria. En otras palabras, lo único que la gente conoce del Espíritu Santo es Hechos capítulo 2: es fuego que cayó del cielo, que todo el mundo habló lengua y esos Pentecostés. Ahí vamos, eso es todo lo que la gente conoce y entonces lo que conocemos es su manifestación, su poder y no necesariamente la persona. 

Y el problema de yo conocer solo el poder del Espíritu Santo es que entonces lo convierto en eso mismo: solo poder y ahora tengo mi relación con él solo para usarlo a mi beneficio. Usarlo y sí hoy tú vas a ver qué cosas él quiere hacer en tu vida pero lo que tienes que entender es que él es más que ese poder. Él es más que una manifestación; él es una persona. 

Tú y yo no lo buscamos por el poder; tú y yo lo buscamos porque es una persona y eso nos da acceso al poder. El que lo busca solo por el poder lo que hace es usarlo y una clave perfecta para destruir cualquier relación es usar a otra persona. Si tú no creas una relación con la otra persona y solo lo usas para tu conveniencia sin crear esa relación esa relación va directo a la destrucción, eso es lo que le pasa a muchas personas con la persona del Espíritu Santo. Y hemos visto ya varias cosas sumamente importantes que no podemos revisarlas todas en el día de hoy.