La certeza que debes tener
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La certeza que debes tener

Debes tener certeza de que lo que hagas, te acercará cada vez más a Dios. Así como también debes tener certeza del poder de Dios, a veces esa es la tarea más difícil para los que están en el mundo.

En el libro de Colosenses, capítulo 1, el verso 9, dice:

Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de los pecados.

Mira esa descripción. Esa es la obra del Espíritu Santo en tu vida. En la obra del Espíritu Santo, tú tienes paciencia, longanimidad, tú sigues luchando, sigues hacia adelante, sigues creciendo, sigues haciendo la obra. El mundo quiere ridiculizar a la iglesia, porque no todo el mundo se sana. Y óyelo bien en el día de hoy: tú y yo no podemos permitir que el mundo nos ridiculice, porque oramos por muchos y solo algunos se sanan, y otros no. Dios sana al que quiere. Mi tarea es orar y creer. Y el que no se sana, tiene que tener el mismo Espíritu Santo, para que en medio de esa enfermedad siga hacia adelante, y que sepa que ni la enfermedad ni la muerte lo va a detener, porque el mismo Espíritu que resucitó a Cristo de los muertos, también nos resucitará a cada uno de nosotros. Y esa es la certeza que tú y yo tenemos que tener. Esa es la certeza que tú y yo tenemos que tener.

Por cuánta gente tienes que orar, por todo el mundo. ¿Cuántos se van a sanar? No sé, pastor. Pero si no se sanan, ¿hay algo que no está funcionando? No es que no esté funcionando algo, es que hay unos que tienen que soportar más que otros. Hay unos que tienen que pasar por otras experiencias. Hay cosas que yo no puedo entender. Ese no es mi trabajo. Mi trabajo es orar. Mi trabajo es creer. Y mi trabajo es saber que, a pesar de lo que estoy viviendo, el Espíritu Santo está en mi vida. Me da fortaleza para seguir, me da fortaleza para continuar, me da fortaleza para avanzar. Pero, oiga bien, el hecho de que no siempre me salga todo como yo pensé, no puedo negar el poder.

Ese es el balance que yo quiero darte en el día de hoy, porque el problema de la gente con el Espíritu Santo es que son extremistas. Todo es poder para milagros, y no poder para soportar. O algunos es todo poder para soportar, y no poder para milagros. Eso es lo que usted ve en las redes sociales, hermano. Usted ve la pelea en las redes sociales de dos grupos: los que creen que todo es sobrenatural, y que critican a los reformadores, que creen que en realidad no hay que orar por milagros, que dicen que los milagros se detuvieron, que dicen que la obra del Espíritu Santo se terminó, y que lo que hay es que aprender a vivir la vida en Cristo para soportar. Entonces, tú tienes los sufridos por el Espíritu, y los sobrenaturales. Y hay una pelea terrible. Y todo lo que hace falta es que tú vayas a un sitio y ores por unas cuantas personas, y que no todos se sanen, para decirte: “Tú ves, pues eso no funciona”. No es así. No es ni una ni la otra. Son las dos. ¿Cuáles son las dos? Creo en el poder de Dios, aún si yo no me sano. Aún si yo no me sano, todavía creo que Dios sana, y voy a orar por los enfermos. Y a lo mejor yo no me sano. Ay, usan versos bíblicos como “médico, cúrate a ti mismo”. Sacan las cosas fuera de contexto. Y hay gente aquí que ustedes mismos no se atreven a orar por nadie, porque tú has estado enfermo. Pero, ¿es que quién te ha dicho a ti que es tu sanidad la que sana a otro? Es el poder de Dios. Si te toca a ti pasar por eso, es porque Dios tiene un propósito. Y si no te toca, es porque Dios tiene otro propósito. Pero no puedes negar el poder.

Esa enfermedad, pásala por el mismo poder de Dios, creyendo que Dios te va a dar la libertad, que Dios te va a dar el poder, que algo vas a aprender en medio del proceso, que Dios va a estar contigo, que ese no es tu final. Y tú sigues con fe y tú oras por los demás y alégrate por todos los que se sanan y por los que no. Enséñales lo mismo que tú estás viviendo. Y ya, y seguimos orando, seguimos creyendo. Y el hecho de que no todo el mundo se sane, el hecho de que no todo el mundo hable en lenguas, no quiere decir que el Espíritu Santo no está obrando. Quiere decir que todavía esa no es la experiencia para esa persona. Punto y se acabó. Pero yo no puedo limitar el poder de Dios. Yo tengo que tener balance en las dos cosas: el poder de Dios no es tan sólo para librarme de los problemas, el poder de Dios es para hacerme atravesar los problemas. El poder de Dios no es tan solo para sacarme del horno de fuego, el poder de Dios es para meterse conmigo dentro del horno de fuego y mientras más caliente lo pongan, allí él va a aparecer. El poder de Dios no me va a librar necesariamente del foso de los leones, pero le va a tapar la boca a los leones. El poder de Dios me puede ayudar a matar un Goliat, pero hay otros que yo tengo que saber que lamentablemente voy a tener que luchar o voy a tener que vivir con ellos. Ese es el poder de Dios en mi vida. A veces para una cosa, a veces para otra. Pero sigue siendo el poder de Dios y el hecho de que esté viviendo algo no cancela el resto y no debe cancelar mi fe. Y ese es el balance en que esta iglesia debe vivir. Oramos por los enfermos, oramos tres veces, oramos cuatro veces, oramos cinco veces y sigue orando, pastor. Pero, ¿hasta cuándo oro? Hasta que Dios te diga que no ores más. Pablo oró tres veces y a la tercera Dios le dice: “Mira, no ores más. Esta espina, tópala. Pero no por ti, tópala en mi poder, tópala en mi gracia”. Pastor, ¿hasta cuándo tengo que orar? Hasta que Dios, hasta que el Espíritu Santo te diga: “Oye, bien, esta tienes que vivirla”. Y ahí tú cambias tu oración y tú dices: “Señor, si me toca vivirla, voy a vivirla por tu gracia y tu poder se va a perfeccionar en medio de mi debilidad”. Tranquilo, vamos para adelante, seguimos hacia delante, seguimos luchando, seguimos haciendo lo que tenemos que hacer. No te vayas al extremo. En los dos lugares hay verdad. Y es la verdad del Espíritu. En el día de hoy, preparémonos para orar. Y que cuando tú salgas de aquí hoy, realmente, de todas las cosas que he hablado, lo más importante que creo que debes resaltar en tu vida y que lo vamos a ver una y otra vez en los próximos días es la persona del Espíritu Santo. La persona, la persona. Tú vas a cuidar de la persona del Espíritu Santo.

3 Comments
  • sadela jose latuff pineda
    Posted at 08:16h, 30 November Reply

    30 11 23 LATUFF SADELA CADA DIA PRESENTE RECIBIENDO ESA PODEROSA PALABRA……

  • Oswaldo Monier
    Posted at 09:18h, 30 November Reply

    Que Tú Presencia nunca se aparte de mi vida Precioso Espíritu Santo, para acercarme más a Nuestro Padre Celestial
    AMÉN 🙏🙏🙏

  • Claudia Garcia
    Posted at 08:44h, 05 December Reply

    Dios les continué bendiciendo. Esa palabra le dio a mi corazón un flechazo, son muchas las preguntas que muchas veces tenemos pero Dios es bueno y solo EL sabe porque pasamos por situaciones, difíciles , un día podemos preguntar, a Papito Dios cuando estemos con EL. Gracias a Dios cada día avanzamos un abrazo. 🤗 pastor

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