23 Nov Deja que el Espíritu Santo te empodere

Mira lo que dice Juan, capítulo 16, el verso siete. Juan, capítulo 16, el verso siete al verso 11:

“Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya, porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio; de pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.”

A estos versos vamos a volver, solo quiero llamar tu atención primero en esta primera parte al verso 7 dice: “Pero os digo la verdad: os conviene que yo me vaya, porque si no me fuera, el Consolador no vendría a quién”. ¿A quién? A vosotros. Okay, la primera pregunta ya te dije algo que tenemos que tener en perspectiva. La segunda pregunta que tenemos que hacer es: ¿quiénes son vosotros? Cuando Él dijo esto, ¿a quién se lo dijo? Se lo dijo a ellos, vosotros. El Espíritu Santo va a venir sobre vosotros. ¿Quiere decir que el Espíritu Santo no está en nosotros? No, no quiere decir eso, porque el Espíritu Santo continúa haciendo su obra en nosotros. Pero lo que Él dijo aquí también, los discípulos tenían que ver el cumplimiento en su tiempo y en su época y en su momento.

Esto es algo que la gente no entiende. Cuando nosotros miramos las palabras del Señor Jesús, los discípulos que están allí, ellos iban a ser testigos del cumplimiento de todas estas palabras, del cumplimiento de lo que el Señor iba a hacer y estaba diciendo que iba a ser. 

Por lo tanto, los discípulos iban a ver que el Espíritu Santo iba a llegar y que iba a hacer tres cosas, según esta primera parte del verso: iba a convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Que ellos tenían que palparlo, porque si ellos no veían esta manifestación en ellos, no hubiera sido relevante que Jesús se lo dijera a ellos. Como por ejemplo, hay otro verso donde dice que el Señor le dice a los discípulos: “Hay algunos de ustedes aquí que no gustarán de la muerte hasta que vean al Hijo del Hombre llegar”. La pregunta es: ¿los que estaban allí vieron ese evento? Si no lo vieron, lo que Él hablaba y no entendemos lo que Él decía y no lo comprendemos, varias cosas: o les mintió a ellos, o algunos de ellos están vivos todavía esperando que eso se cumpla, o se cumplió delante de ellos. Entonces, yo me voy por la inclinación de que Dios no miente, me voy por la inclinación de que no está Pedro y Juan vivo por ahí en ningún sitio, y tengo que buscar de alguna manera entender que si Dios se lo dijo a ellos, esa porción se completó y ellos lo vieron.

Entonces, ¿dónde viene el asunto? Pero entonces, si fue para ellos, ¿es para nosotros también? Sí, si entendemos por qué se lo dijo a ellos y por qué ellos lo tenían. Ellos tenían que ver el cumplimiento de lo que Él estaba diciendo y en Juan hay tres cosas que Jesús les habla a los discípulos que iban a pasar cuando el Espíritu Santo viniera sobre ellos. Hay tres cosas que yo quiero que tú entiendas en el día de hoy. 

La primera, la que te acabo de leer, y no están en el orden en que Él las predicó, están en el orden que quiero mostrártelas para llevarte a un punto en particular. El Señor le dice: “Cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros, venga sobre ustedes, Él es el que va a convencer a este mundo de pecado, de justicia y de juicio”. Te pregunto: ¿no fue eso lo que pasó en el día de Pentecostés? Cuando Pedro comienza a predicar, cuando Pedro comienza a hablar, dice la Biblia que descienden lenguas de fuego y comienzan a predicar y la gente comienza a entender. Y ahora, Pedro hace el llamado y tres mil personas le entregan su vida al Señor. Y mire la connotación del cumplimiento de esta promesa, porque la gente tiene que ser convencida de pecado, de justicia y de juicio.