08 Sep El espíritu detrás de la Palabra

Si tú quieres conocer a Dios, tienes que verlo en cada experiencia de tu vida, tenemos que espiritualizar cada cosa que nos pasa y ver en cada lugar la mano de Dios. ¿Cuál es el segundo vehículo que Dios utiliza para mostrarnos? Es su Palabra.

Pero hay dos experiencias con la Palabra de Dios que tú tienes que entender en el día de hoy, y te las digo muy breve: no toda Palabra de Dios, como lo digo, la experiencia de la Palabra de Dios va en dos dimensiones en nuestra vida, va en dos niveles. 

Hay dos tipos de vida que nosotros vemos en el libro de Génesis, uno es la vida por la Palabra y otro es la vida por el aliento de la Palabra. Me explico: dijo Dios ‘sea la luz’, y ¿qué pasó? Fue la luz. Dijo Dios ‘sea el agua y se separe de la tierra’, y ¿qué pasó? Se separaron. Le habló Dios a la tierra ‘produzca hierba’, y ¿qué pasó? Produjo. Le dijo al agua ‘produzca peces’, y ¿qué pasó? Salieron peces con vida. 

Sí, salieron por lo que Él dijo, por la Palabra. Ahora, mira qué cosa: cuando fue a desarrollar al hombre, dice ‘hagamos al hombre’. Hagamos al hombre. Fíjate que el hombre no fue creado por la palabra de primera intención. Cuando Él dijo ‘hagamos al hombre’, el hombre no apareció, porque Él no dijo a la tierra ‘produce hombres’. Hubiera producido hombres, pero el hombre está en un nivel diferente a las otras especies. 

Todas las especies tienen vida por la Palabra; tú y yo tenemos vida por el aliento de Dios. Son dos niveles diferentes, son dos niveles diferentes. Dios dice ‘hagamos al hombre’ y se queda la idea, y dice la Biblia que Él forma al hombre de la tierra con sus manos, y luego dice la Biblia que sopla aliento de vida. El que no entiende esto vive por la palabra con una de dos reacciones: o se vuelve rebelde a la palabra porque no quiere cumplir la Palabra, o se vuelve religioso porque piensa que la Palabra es lo que le da vida y ahora crea una religión tratando de cumplir con la Palabra para que pueda tener vida. 

Pero detrás de toda Palabra de Dios no hay nada de religión; detrás de cada Palabra de Dios solo hay el mostrarte cómo Él piensa, cómo Él habla, lo que Él le gusta, lo que no le gusta, para que tú lo conozcas a Él; porque no es la letra la que te va a dar vida, es el espíritu detrás de la Palabra, que es el aliento de vida, que te sostiene día tras día. 

El que no entiende esto toma la Biblia y se rebela en contra de ella: ‘Ah, porque este es el Dios que no quiere que no haga, que no diga, que no…’. No, Él te está diciendo todo lo que Él piensa y tú decides si le conoces y quieres agradarle o no. Es tu prerrogativa.”