Cuándo Él me ama mí
15523
post-template-default,single,single-post,postid-15523,single-format-standard,bridge-core-3.0.5,mec-theme-bridge,qi-blocks-1.2.6,qodef-gutenberg--no-touch,qodef-qi--no-touch,qi-addons-for-elementor-1.6.9,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-29.1,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-6.9.0,vc_responsive,elementor-default,elementor-kit-14558

Cuándo Él me ama mí

Al único que podemos y debemos colocar en un pedestal es al Rey de Reyes. ¿Recuerdas cómo estabas cuando llegaste a las manos del Señor? Es por ello que nunca debes olvidar que el factor humildad es elemental cuando se trata de ser hijo de Dios.

En la Biblia vemos que Jesús dice “Tengo que morir” y vemos que Pedro le responde: “Yo voy contigo”.  Pedro es el típico creyente que necesita alardear de lo que él dice que cree que puede hacer delante de los demás que en una conversación normal te va a poner entre en medio de todas las conversaciones diciendo yo oro tanto, yo leo tanto la Biblia. Es el típico Pastor que separa y te hace sentir a ti como un mal creyente por decir que él ora 8 horas al día. 

Y el que pueda hacer eso, el que pueda  ¡Gloria a Dios! Pero diez horas de oración no te aseguran una vida de salvación. No importa la cantidad de la oración son los resultados, mientras más puedas orar, mejor. Pero el día que no puedas orar tanto por lo menos encomiéndate a Dios y sigue para adelante. 

Aun así hay un montón de cristianos que son así y la vida tiene una capacidad de a esa gente orgullosa mostrarle que no son tan espirituales, de poner a la gente en un lugar en una encrucijada donde te das cuenta de que realmente todos tenemos que depender de Dios. 

Deja de hablar de cuánto tú amas a Dios,  no le digas a nadie cuánto tú amas a Dios, no te pares delante de ninguna persona a decirle cuánto amas a Dios, porque nunca se ha tratado de ti. 

Lo único que tú y yo podemos hablar es de cuánto Él me ama a mí y  eso es lo que hace la diferencia de todo aquel que le dice a todo el mundo ¡Yo amo tanto a Dios! Porque se trata de cuánto Él te ha amado a ti, dile siempre a los demás Dios me ha  amado tanto que en mis imperfecciones, en mis problemas, con mis corajes, con mis dificultades, con mis situaciones y mira como me prospera. 

Eso es lo que me sorprende que el amor de Dios es tan grande que sabiendo todo el reguero de cosas que yo tengo y que estoy luchando mira como me tiene. Mira donde Dios me tiene, donde yo estoy es por el amor de Él, nunca es por mis habilidades, ni por mi talento, ni por lo que soy. Sino porque Él me ama. 

Aprende a hablar del amor de Dios porque eso es lo que te sacará del lugar donde tú te encuentras en el día de hoy, eso es lo que te sacará del sitio difícil. Eso te asegura que todo el mundo te vea de la forma correcta, nunca te pongas en un pedestal tan alto que no puedas vivir en él por el resto de tus días. Se trata de la actitud del corazón donde no le muestro a nadie una perfección que no tengo, donde no trato de hacerme mejor que los demás poniendo culpa y condenación en lo que ellos no hacen porque una vez más no se trata de ti. 

Y si hay algo difícil en nuestra vida es encontrarnos en una situación donde no tenemos nada, toda la noche pescando y no tengo nada, toda la noche trabajando y esforzándome y no tengo absolutamente nada, la más grande elección de Jesús en este momento es que Él Señor siempre fue optimista. 

En el capítulo 15 de Juan cuando él le dice oye, yo quiero lo mejor de ustedes, ustedes pueden avanzar. Recuerden que sin mí nada podéis hacer, sin mí nada puedes lograr le dijo si permaneces en mí y mis palabras permanecen en vosotros entonces pedir todo lo que queréis. 

Hay algunos cristianos que pierden la realidad de la vida. Llegaste al Señor sin nada, porque por lo general algo necesitan algo físico, algo emocional, algo espiritual, algo que no pudiste encontrar en ningún otro lugar. 

Llegaste porque necesitaba restauración, porque necesitabas finanzas, porque necesitabas un nuevo matrimonio, necesitaba paz. Te encontrabas en medio del mar pescando y no tenías nada, mirabas tu vida y todas las mañanas cuando te levantabas era lo mismo era lo mismo y decías toda la noche he pescado y no tengo nada hasta un día que tuviste un encuentro con Él Señor. Ese día le pusiste tu barca vacía al Señor Él te dio una palabra y de ahí en adelante tu vida cambió. 

No sé cómo hay gente que no se da cuenta de que lo que has vivido durante un tiempo es por tu relación con Dios y que el día que te desconecte eres como el carro con un poco de gasolina, seguirá corriendo hasta que se le acabe la gasolina. 

Desde que llegaste aquí a la casa del Señor y a esta iglesia si miras para atrás, tu vida no ha sido perfecta, pero la palabra que has oído aquí no tan solo llenó tu vida la primera vez, sino que has visto el milagro poco a poco. ¿Cómo vas a pensar ahora que estás haciendo algo distinto? 

Me doy cuenta de que solo dependo de Dios, que solo dependo de Él. Porque es Él el que puede cambiar mi vida. Es un momento donde me doy cuenta no tengo nada más importante escucharlo a Él y que voy a obedecer y siempre en tu momento de nada, Dios siempre te va a hablar y va a haber una palabra que te va a decir hay algo que puedes hacer, hay algo que puede cambiar tu vida y el día que tú te apropias de esa palabra. Entonces tu vida cambia para siempre, entonces te das cuenta de que realmente necesitas para siempre de la mano de Dios al lado tuyo.

No Comments

Post A Comment