¿Estás dando lo que Dios se merece?
14611
post-template-default,single,single-post,postid-14611,single-format-standard,bridge-core-3.0.5,mec-theme-bridge,qi-blocks-1.2.6,qodef-gutenberg--no-touch,qodef-qi--no-touch,qi-addons-for-elementor-1.6.9,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-29.1,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-6.9.0,vc_responsive,elementor-default,elementor-kit-14558

¿Estás dando lo que Dios se merece?

A través de toda la Biblia hay un montón de veces en las que Dios se queja. Y Dios LE DICE al pueblo: “Me traes sacrificios, pero tu corazón está lejos de mí”.

Hay un momento en el que Dios dice: “¿Por qué me traes lo peor? ¿Por qué me traes la peor ofrenda? ¿Por qué me traes las cabritas patiquebradas? ¿Por qué me traes las ovejas más feas? ¿Tú crees que yo me merezco eso?

En una ocasión Dios le dijo al pueblo: “Vete y preséntale esa ofrenda a tu rey, a ver si te lo recibe, y si no es digno de que el rey de la ciudad lo reciba, ¿por qué pretendes que yo lo reciba?”.

Pero esta es la historia de la humanidad a través de todos los tiempos.

La primera pelea que vemos en la Biblia es por el resultado de una adoración entre dos hermanos: Uno que adoró a Dios, con lo que Dios quería, con lo que Dios requería, y otro que quiso a darle a Dios lo que él le dio la gana y pretendía tener los resultados de aquel que hizo lo que Dios quería que se hiciera.

Y cuando Dios le habló a Caín luego de haber matado a Abel, ¿qué le dijo?

“Si bien hiciereis, ¿no serás enaltecido?

Él le está diciendo a Caín:

“Yo no tengo que aceptar todo lo que tú me traigas. Yo no tengo que aceptar todo lo que tú me des. Yo no tengo que hacer las cosas como tú quieres que yo las haga. Pero si tú buscas cómo agradarme a mí y cómo yo quiero que se hagan las cosas, y no sigues el modelo de los filisteos, sino que sigues el modelo mío, entonces yo me voy a encontrar contigo”.

Dice la Biblia, en el libro de 1 Crónicas 15, que David comenzó a buscar un poco más atrás. Y dice la Biblia que el buscó cuál era la ordenanza para buscar el arca del pacto. Y tuvo que ir a cientos de años atrás a cómo Moisés llevó el arca del pacto de un lugar a otro.

Una de las cosas que hoy está mal en nuestra sociedad es que pensamos que en el pasado no hay sabiduría… La gente quiere todo lo nuevo, todo lo moderno, todas las ideas nuevas, y pensamos que en el pasado no hay nada de sabiduría, cuando en realidad, algunos de los que estamos aquí, estamos porque en el pasado aprendimos muchas cosas.

Y los jóvenes podrían beneficiarse de buscar un poquito más atrás, y mirar a tus abuelitos y no mirar tanto a los amigos, y darte cuenta de cómo es que desde hace muchos años es que en realidad las cosas funcionan para que puedas ver cómo es que debes regir tu vida, cómo es que debes dirigir tu vida, porque mientras lleves el arca del pacto encima, del lugar o la forma en como los filisteos lo llevan, lo que viene es muerte para tu vida.

Y puedes tener una gran intención, y no alcanzar tu propósito.

Yo quiero que entiendas que hay gente hoy que adora a Dios con una buena intención, pero que no alcanzan nada, y toda su vida están tropezando.

El arca del pacto iba tropezando, tropezando, tropezando, tropezando…

La ordenanza era muy clara, muy sencilla y muy precisa.

El arca del pacto debía ser llevada sobre hombros de hombres, no sobre bueyes, porque la obra de Dios nunca fue intencionada para ser cargada por animales.

Sólo los hombres pueden llevar la Gloria de Dios porque somos hechos a su imagen y semejanza.

Ahora, oigan bien…

¿Por qué razón tenían que hombres llevar el arca del pacto?

Porque los hombres tenían que sentir el peso de la Gloria de Dios.

La Gloria de Dios tiene un peso sobre nuestras vidas, y los hombres que llevan el arca del pacto, son los que llevan ese peso sobre sus vidas y entienden que no están llevando cualquier cosa.

Y lo primero que yo quiero que tú entiendas en el día de hoy, es que por un momento, en los próximos días, miremos un poquito más allá.

Vayamos y salgamos de lo moderno por un momento, aunque, qué bueno que podemos vestir modernos y que podemos hacer tantas cosas bonitas nuevas hoy, pero te digo, en nuestra manera de encontrarnos con Dios, que podamos buscar no cómo nosotros queremos que Él se complazca en nosotros, sino cómo nosotros complacerlo a Él.

Y Él no se complace con cualquier cosa. Y si en tu vida tú has estado tropezando y tienes buenas intenciones, es a lo mejor porque todavía no has aprendido a hacer las cosas a la manera y a la forma de Dios.

Cuando miramos esta historia, mientras oraba y meditaba en el día de hoy, pensaba en la vida de David en este momento, cuando David tiene una gran intención de traer el arca y ocurre lo que acabamos de leer que Uza toca el arca y muere, David se decepciona.

¿Por qué razón cuando nos pasan cosas malas, nos decepcionamos de Dios primero? ¿Por qué David no dice “Oye, este Uza tenía que estar mal…”

La queja de David, en ese momento, era “me dio pesar porque Dios mató a Uza”. Y a lo mejor lo tenía que matar. Y yo sé que es duro lo que estoy diciendo, pero cuando intencionamos a hacer cosas buenas y no las hacemos a la manera de Dios, y nos sale mal, nuestra tendencia siempre es a preguntarle a Dios y a culpar a Dios.

Sin darnos cuenta de que, cuando hacemos eso, nos alejamos de su presencia.

David dejó el arca en casa de Obed-Edom, y no fue sino hasta tres meses después que cuando él oyó que Obed-Edom fue bendecido, dijo: “Tengo que traer el arca del pacto”.

Te pregunto yo, ¿vas a esperar tres meses para que veas lo que Dios puede hacer en tu vida o vas a corregir tu vida ahora y vas a decir, hoy, “Señor, lo intenté a mi manera y a mi forma en el pasado”.

¿Por qué razón tenemos que esperar ver los resultados de otros para nosotros poder mirar lo que tenemos que hacer y aprender para corregir nuestra vida?

Yo vengo a decirte en el día de hoy que tú no tienes que esperar tres meses para que la presencia de Dios cambie a tu familia, por qué dejar el arca del pacto en el lugar donde está y no llevarla a tu casa en el día de hoy para que puedas experimentar lo que Dios tiene para ti.

Pero, por un momento, tienes que dejar de echarle la culpa a Dios.

Si has tropezado toda tu vida, si algo no te ha salido como tú pensabas, si algo que en un momento dado trataste hacer con buena intención murió en la presencia de Dios, Dios no es el responsable.

Lo que David debió de haber pensado en aquel momento, fue: “¿Qué hizo Uza mal para que esto pasara? ¿Qué fue lo que ocurrió? ¿Qué fue lo que sucedió?”, no cuestionar a Dios.

Y hoy hay gente de aquí cuestionando a Dios. “¿Por qué no me has dado esto? ¿Por qué no me has dado aquello? Si yo he tratado de hacer lo mejor”.

Buenas intenciones no son suficiente. Hay que tener revelación de cómo es que Dios quiere que yo le agrade.

No es agradarle con las cosas que yo quiero o que Él se agrade con lo que yo deseo, sino buscar qué lo que le agrada a Él para yo alinear mi vida con Él para que entonces nunca más vuelva a tropezar en el camino, sino que la presencia de Dios llegue al lugar que tiene que llegar.

4 Comments
  • Jhon Mario Rojas
    Posted at 10:25h, 10 November Reply

    Gloria a Dios, Gracias Señor

  • Mileybi Marineth Castillo Aguirre
    Posted at 13:58h, 10 November Reply

    Amén amén amén🙌

  • Mireida
    Posted at 18:45h, 15 January Reply

    Dios me ayude a tener revelacion para saber como es que quiere que yo le agrade

    • Admin3
      Posted at 08:03h, 17 January Reply

      Oramos para que el Señor traiga revelación a tu vida.

Post A Comment