05 Oct Vive más cerca de la presencia de Dios 

En el libro de Génesis, capítulo 2, el verso ocho, vemos que Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al Oriente, y puso aquí al hombre que había formado. Fíjate que te dice que el huerto del Edén estaba al Oriente, lo que quiere decir que había Occidente; quiere decir que había Norte, había Sur. El problema de mucha gente cuando leen la Biblia es que tratan de estudiarla filosóficamente, y científicamente, y no espiritualmente; y no entienden la manera en que se escribe y lo que todo esto implica. Por eso es que hay que estudiar la Palabra con intención. Mucha gente tiene la idea de que el huerto del Edén era toda la tierra, pero huerto del Edén no era toda la tierra, sino un pedazo de la tierra; es un lugar donde Dios había escogido y había separado y había preparado para tener esta comunión con el hombre; un lugar donde Dios crea un ambiente, una atmósfera donde Él puede habitar con el hombre. 

Cuando tú miras la Biblia, en estos versos, vemos que en aquel tiempo había diferentes dimensiones. Ponte a pensar nada más conmigo; si el huerto del Edén fuera lo único, ¿hacia dónde Dios sacó a Adán, si lo sacó del huerto del Edén y no hubiera existido nada más? Si cuando Adán peca, Dios lo saca del huerto, ¿a dónde lo sacó, si no hubiera existido nada? Lo tiene que haber sacado a un sitio; lo sacó a la inmediatez o la cercanía de lo que era que el lugar que Dios había separado para el hombre. ¿Cuál es la importancia de ese lugar? La importancia de ese lugar era lo que Dios quería hacer desde ese lugar; y lo que Dios quería hacer desde ese lugar es que la tierra fuera llena con lo que pasaba allí. Por eso, la primera orden que Dios le da a Adán, en el libro de Génesis, capítulo uno, es: fructifica, multiplica la tierra, sojuzgadla y ten dominio. El hecho de que Dios le dice que llene la tierra no quiere decir que estuviera vacía; lo que quería decir es que tenía que estar llena de lo que había en el huerto del Edén, de lo cual no estaba llena. Por lo tanto, se supone que Adán saliera de aquel el huerto del Edén, e invadiera toda la tierra con lo que pasaba allí. 

Siempre ha sido el deseo de Dios que el cielo invada la Tierra. 

Es la iglesia la que no ha entendido eso. Mira si es así, que el huerto del Edén no estaba en un valle; el huerto del Edén estaba en un monte. Las grandes intervenciones de Dios ocurren en un monte. ¿Dónde sacrifica Abraham a Isaac? En el monte Moriah. ¿Dónde muere Jesús, eventualmente? En un monte. ¿Por qué razón? Porque el cielo tiene que influenciar la Tierra; lo alto tiene que influenciar lo que está abajo. ¿Dónde tiene la batalla de los dioses el profeta Elías? En un monte; porque ¿qué es lo que quiere Dios? Influenciar del cielo a la tierra, influenciar de arriba hacia abajo; que la Tierra sea invadida por el cielo. ¿Dónde predica Jesús el sermón más importante? En un monte. La explicación que mucha gente da es que él se pone en ese monte para que haya eco y la gente lo pueda oír; lo cual es cierto, desde el monte lo podía escuchar más gente; pero la implicación espiritual es más poderosa. ¿Por qué razón él se para en un lugar alto? Porque tú no puedes recibir la revelación del sermón del monte abajo, tienes que recibirla desde arriba. Y todo lo que Jesús estaba diciendo es que, desde arriba, tenemos que influenciar toda la Tierra porque siempre ha sido el deseo de Dios que el cielo invada toda la Tierra. 

Así mismo el Señor construyó todas las cosas. Todas las representaciones del cielo y de la dinámica con la tierra están reflejadas a través de todas las construcciones que el hombre hace. Fíjate en el arca. El arca tenía tres niveles -lo mismo. ¿Dónde estaban los animales? Abajo. ¿Dónde estaba la paloma? ¿De dónde se sacó la paloma que dio dirección si se podía abrir el arca? Del último piso, desde arriba, porque la dirección siempre viene de arriba hacia abajo. El templo, el tabernáculo, tenía tres dimensiones, tres niveles, tres lugares: el lugar atrio, el lugar Santo y el lugar santísimo. El lugar santísimo representaba la presencia de Dios. Una vez al año, allí entraba un hombre, si podía entrar; y cuando entraba allí, recibía el perdón de los pecados para toda la nación. Salía de aquel lugar, e influenciaba a toda la nación. Lo que pasaba allí dentro, influenciaba a toda la nación.

De la misma manera, lo que pasa en tu vida debe influenciar a toda la nación, a todo el país. Por eso que tú tienes que vivir lo más cerca de la presencia de Dios porque, mientras tú vives cerca de la presencia de Dios, no vas a permanecer permanentemente literalmente en el lugar santísimo; tienes que salir; pero tu experiencia en ese lugar se va a transferir y te va a permitir conquistar toda la Tierra. Ese siempre ha sido el deseo de Dios para los hombres, y nos corresponde a nosotros. Lo que pasa es que nuestra obsesión es otra: miramos la vida al revés, miramos la vida de otra manera y queremos, en realidad, muchas veces, escapar y no nos damos cuenta de nuestra responsabilidad y, muchas veces, al no tomar responsabilidad de nuestra vida, sin darnos cuenta, nos alejamos cada vez más de Dios.  

Adán peca y es echado fuera del Huerto, y veamos lo que pasa en Génesis 4, en la parte final de la historia de Caín y Abel. 

“16 Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod,[c] al oriente de Edén. 17 Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc.”  Génesis 4:16-17  

Caín le dice a Dios: me estás desterrando de esta tierra.  Y Dios lo envía a la tierra de Nod. O sea que fuera del huerto no es el lugar más distante del huerto; hay un lugar más distante del huerto, que es la tierra de Nod. Cuándo Adán peca, es echado a una tierra, donde estaban Caín y Abel; y cuando Caín mató a Abel, Dios lo echa todavía más lejos. O sea, que es posible adorar a Dios y terminar lejos; es posible tratar de adorar a Dios a tu forma, y terminar más lejos. Y hay gente que no saben que están más lejos que cerca porque la actitud que tienen es la de Caín. Y el mundo en que vivimos, es un mundo placebo; vivimos en un mundo donde  pensamos que podemos vivir nuestra vida a nuestra manera, a nuestra forma, y que Dios se tiene que adaptar a mi vida, a mi manera, a mi forma, a lo que soy, y que Dios me tiene que reír todas mis gracias. 

Es posible ir a adorar a Dios cerca del huerto del Edén porque ¿dónde ellos hicieron el sacrificio? En una tierra que está cerca del Huerto. Así que, es posible adorar a Dios estando cerca y terminar lejos, terminar cada vez más lejos. Y cuando leemos, la maldición de estar fuera de la tierra que está cerca del Edén, Caín dice: esto es un castigo duro, y temo por mi vida.

Lamentablemente, en nuestra sociedad, sin darnos cuenta, ahí es que mucha gente vive. Y mira qué interesante; cuando Caín sale de aquel lugar, desterrado por su pecado, lo primero que hace es construir una ciudad. Y en esta vida, o tú construyes un Edén, o construyes una ciudad. Y la iglesia fue llamada a construir el Huerto, el Paraíso; un lugar de plenitud; no ciudades donde el hombre puede hacer lo que le da la gana, como le da la gana, como quiera. Y aún en la misma iglesia, hay gente que creen que están cerca, pero su ego y su forma de adorar a Dios los tiene más lejos que cerca; y después se preguntan por qué, y están culpando a Dios. Es bien interesante porque Adán sale del Huerto culpando a Eva, la mujer que me diste, y Caín es desterrado de la tierra por culpar a Dios. Si hay algo que te aleja del Huerto, si algo te saca del Huerto del Edén, es cuando culpas a otros de tus malas decisiones; y si algo te envía más lejos es cuando culpas a Dios de tus problemas.