02 Aug Tienes que confiar en ti mismo

En los versos anteriores, había un culto.  En ese servicio, alguien mintió con la ofrenda.  Llegó Ananías al templo, al lugar de reunión, y dijo: vendí mi casa, y aquí traigo todo en ofrenda al Señor.  Pero no era todo, estaba mintiendo; y dice la Biblia que cayó muerto.  Cuando sale Pedro de allí, se encuentra con la esposa, que no sabe lo que ha pasado y también miente.  ¿Cómo ella no se había enterado?  Nadie había salido de aquel lugar.  Seguramente, estaban arreglando sus cuentas con el Señor.  Una experiencia como esa, lo que trajo fue temor.  Pero cuando Pedro sale de aquel lugar, la gente se acercaba a él.  

La marca de la presencia de Dios en la vida de Pedro, hacía que la gente se acercara, que la gente llegara a aquel lugar.  Y dondequiera que Pedro caminaba, la gente se acercaba esperando un milagro, un toque de la mano poderosa de Dios.  Y esa es la marca que debe haber en tu vida hoy.  

Que la presencia de Dios marque tu vida de manera tal que la gente quiera acercarse, que aquello que le dio miedo una vez a la gente, ya no les dé miedo, sino que puedan experimentar el poder de la presencia de Dios porque es la marca distintiva de todos los que creemos en Él.  

De una forma u otra, todos buscamos símbolos de éxito en la vida.  Queremos mostrarle al mundo muchas cosas grandes y maravillosas que hemos logrado porque alimentan un poco el ego, pero en realidad, la diferencia en tu vida la hace la presencia de Dios, el poder del Espíritu Santo.  

Lo más grande de estos versos no es ni que Dios hiciera milagros porque eso no debe sorprendernos.  Lo más grande es que Dios usara a Pedro.  Si conoces la historia de Pedro, puedes llegar a pensar que Pedro era alguien súper especial; pero cuando tú miras la vida de Pedro, él no era tan especial, pero alguien lo hacía especial.  

Podemos entender por qué Jesús hacía milagros; el hombre nunca había pecado, era el Hijo de Dios.  Pero ¿Pedro?  ¿Por qué la gente se quería acercar a Pedro?  ¿Por qué la gente quería llegar allí?  Era la presencia del Espíritu Santo en la vida de Pedro, la marca distintiva, que es la que debe existir en tu vida y en la de todos nosotros.  

Cuando vemos a Pedro, lo que vemos es un hombre ordinario, sencillo; un hombre que la Biblia nos dice que era un pescador, que estuvo en altas y bajas, que sabía caminar sobre las aguas, pero también hundirse.  Un hombre que negó al Maestro, que renunció a su fe.  Y a ese Dios lo llena y lo bautiza con su Espíritu Santo, y sobre Él puso el sello, la marca.  

Cuántas marcas hay en la vida de tantos en la Biblia.  Abraham tenía la marca de la circuncisión; aquella era la marca del pacto.  Isaac también la tenía.  Jacob tuvo un encuentro con Dios en el que le descoyuntó la cadera y cojeó por el resto de sus días.  Así que, aquella cojera era la marca de que había estado con Dios.  Moisés tenía una marca, su rostro brillaba.  Él se ponía un velo cuando el rostro no le brillaba porque tú no debes dejarte ver si el rostro no te brilla; tú nunca debes salir si no has estado primero en la presencia de Dios porque lo que hace la diferencia en tu vida es la marca de la presencia de Dios todos los días.  Vemos las marcas del apóstol Pablo, quien decía: aquí están las marcas del apostolado, los azotes, mi experiencia; y la marca del apostolado de Pablo era la gracia de Dios que lo sostenía en todo momento y que le permitió alcanzar miles de personas para Dios y que todavía hoy, sus escritos nos enseñan cómo acercarnos a Él.  

Vemos las marcas de nuestro Señor Jesucristo, que cuando llega a los discípulos, lo primero que les muestra son las manos y su costado, para que ellos pudieran saber que él era el Señor y que había resucitado.  

¿Cuál sería la marca de nosotros?  ¿Cuál es tu marca hoy?  

Tu marca no es lo que tú has logrado, lo que has alcanzado, sino la presencia de Dios que te ha acompañado todos los días de tu vida, dondequiera que tú has estado.  

A través de los tiempos, nuestra iglesia tiene varias marcas, cosas que son íconos; pero para nosotros, nuestra marca no es el templo porque uno más grande que el templo siempre ha estado aquí con nosotros.  Lo más grande es la presencia de Dios que ha estado con nosotros en todas las jornadas de nuestra vida, día tras día, y que es lo que hace realmente la diferencia en nuestras vidas.  

Es la marca de la presencia de Dios en tu vida que dondequiera que tú estás el mundo la tiene que percibir, la tiene que ver.  Y qué grande es que esa marca del Espíritu Santo transforme tu vida para siempre.  

En Hechos 4, hay una palabra bien poderosa e interesante.  

“13 Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.”  Hechos 4:13  

En otras versiones, dice: entonces viendo la confianza de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letra y del vulgo, se maravillaban.  Es una secuencia interesante.  Viendo la confianza de Pedro y Juan y sabiendo que eran hombres sin letra y del vulgo, se maravillaban.  ¿Qué le sorprendía a la gente?  La confianza, el denuedo, la pasión de hombres ordinarios.  ¿De qué te sirve tener letra y ser de la alta sociedad y no tener confianza?  Cuántas cosas en tu vida tú has perdido, teniendo el talento, la capacidad y todo lo que se requiere, pero te faltó una cosa: la confianza.  Y ¿por qué te faltó la confianza?  Porque no estás seguro de que Dios va contigo.  Sabes más que otros, tienes más cualidades que otro, pero a otro le dan el trabajo y no a ti.  ¿Por qué?  Porque falta la confianza.  Y confianza ¿en qué?  Si tú confías únicamente en tus talentos, si únicamente confías en lo que tú piensas que hace la diferencia en ti, que es natural, pues en realidad el mundo puede comparar con otros.  Pero cuando llega alguien lleno de la presencia de Dios y camina con la confianza y la seguridad de que Dios va con él, sin letra y del vulgo, sin mucho conocimiento, esa marca del Espíritu Santo sobre tu vida, hace toda la diferencia.  

Y esa confianza de Pedro venía de la presencia de Dios, venía de haber sido tocado.  Todo lo que Dios ha querido hacer es llenarte de esa presencia para que tú camines con esa confianza y con esa seguridad, y la gente pueda ver esa marca, que es la que hace la diferencia en ti.  Ten la certeza de que Dios va contigo dondequiera que tú vayas, camina con esa seguridad, y te vas a dar cuenta que te vas a convertir en un magneto para la gente, van a querer estar contigo, te vas a dar cuenta de cómo el poder de Dios va a fluir a través de ti, y a través de tu palabra la gente se va a sanar, van a ser libres; Dios te va a abrir puertas, y toda la diferencia la va a hacer la presencia de Dios.  Esa es la marca del poder del Espíritu Santo, y a eso es que tú tienes que aspirar.  

Nada como la presencia de Dios.  Lo más importante en tu vida es la presencia de Dios.  Si Él no va contigo, de nada te sirve.