11 Aug Declara que eres próspero 

“Llevado, pues, José a Egipto, Potifar oficial de Faraón, capitán de la guardia, varón egipcio, lo compró de los ismaelitas que lo habían llevado allá. 2 Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio. 3 Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano. 4 Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía. 5 Y aconteció que desde cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo que tenía, Jehová bendijo la casa del egipcio a causa de José, y la bendición de Jehová estaba sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo.”  Génesis 39:1-5  

Estamos hablando de una persona que está esclava, una persona que fue vendida, un hombre que fue abandonado por su familia; y Dios lo llama un hombre próspero, bendecido.  Cómo es posible que a un hombre esclavo, vendido por sus hermanos, la Biblia lo describa como un hombre próspero y bendecido.  Ahí es que te das cuenta que la definición de éxito no depende de tus circunstancias ni de tus problemas ni de lo que te han hecho o lo que te está pasando, sino que depende del Dios que está contigo en medio de todo problema y de toda dificultad.  

La Biblia nos dice claramente que José era un hombre próspero.  Pero esto no fue cuando llegó al palacio, cuando alcanzó el destino de Dios para su vida, cuando tuvo el aparente éxito porque para muchos el éxito de José lo logró cuando llegó a ser segundo en mando, cuando se cumplió la palabra, cuando de repente sus hermanos se humillaron ante él; pero Dios lo llama exitoso, próspero, bendecido, desde el momento en que lo venden, lo esclavizan, y Dios lo prospera.  

Ahí donde tú estás, en la circunstancia en la que te encuentras, que has llegado a un lugar donde jamás pensaste llegar, estás viviendo una experiencia como la de José; tuviste un sueño, Dios te dio una visión, y de repente tu camino tomó un nuevo rumbo, y te has encontrado en un lugar donde tú jamás imaginaste que estarías.  Pero, desde el cielo, Dios te dice que tú eres próspero, bendecido, y que todo lo que se ponga en tu mano, en el lugar donde tú estás, Dios lo va a hacer prosperar.  

Tú eres próspero.  No son tus circunstancias las que te definen.  Ahí donde estás, en el momento en que te encuentras; tú no tienes que hacer un negocio para prosperar, en el lugar donde estás como empleado, tú puedes prosperar, progresar, avanzar.  Dios puede poner una marca sobre tu vida, que todo el mundo vea que tú eres próspero, bendecido, en medio de tus dificultades, situaciones, problemas, de tu dolor, de tu aflicción; ahí donde tú estás, ahora mismo, Dios te dice que tú eres próspero, bendecido.  Te preguntarás cómo, pero tú tienes que dejar que sea Dios quien te defina.  Dios dijo que José fue un hombre próspero, bendecido, no cuando llegó a ser segundo al mando, no cuando llegó al lugar donde Dios le había prometido, sino mientras fue esclavo, mientras había sido vendido, Dios lo había prosperado y bendecido.  

En el lugar donde tú te encuentras, Dios te va a prosperar, Dios va a hacer que tú avances, vas a sobresalir, vas a ir por encima de todo lo que el mundo hace.  Te van a preguntar, y tú vas a tener que decir que la bendición de Dios está sobre tu vida, que es Dios quien te prospera, quien te hace avanzar, triunfar, quien te lleva más allá.  El mundo se va a dar cuenta de que todo lo que ponen en tu mano, prospera y progresa.