06 May La Palabra Revelada
Una de las peores cosas que tú puedes pensar es que Dios trabaja o funciona como nosotros, que tenemos plan A, plan B, plan C, para ver qué es lo que va a ocurrir. La verdad es que, como buenos planificadores, todos debemos, quizás, tener algunas contingencias, y en medio de las estrategias que vayamos a emplear para avanzar, ya sea personalmente o dentro de nuestras empresas, no hay nada malo con tener un plan A, plan B y plan C; que podamos saber las diferentes reacciones que pudiéramos tener en algún momento dado, cuando algo en particular suceda. Pero Dios no funciona de esa manera. No importa las decisiones que el hombre tome, positivas o negativas, el plan de Dios siempre ha sido y seguirá siendo el mismo.
A Dios no le sorprenden las cosas y, por consecuencia, aquello que Él ideó desde su origen hacer y completar, lo hace y lo va a cumplir. Y la ekklesia representa y es el plan original de Dios. La ekklesia no es algo que Dios trae simplemente para arreglar algo que se dañó; siempre fue el plan de Dios levantar su ekklesia.
Las ideas tienen consecuencias. Tú no puedes pensar que vas a tener una idea y vas a moverte al lado contrario de la idea que estás pensando; es imposible. Es imposible moverte contrario al pensamiento que tienes y la imagen creada en tu mente en ese momento. Nuestro cerebro funciona a través de imágenes. Cada palabra, lo que evoca en tu mente es una imagen, que es lo que te permite a ti procesar el contenido de lo que se te dice. El problema es que te podemos dar una palabra, y tú tener una percepción o una idea diferente de lo que eso es en particular; por lo tanto, no importa lo que se te esté transmitiendo, sino lo que provocó esa idea en tu interior, que es lo que gobierna tus pensamientos.
Hay gente a la que se le hace muy complicado pensar en Dios como Padre porque la imagen que tienen es la de un padre que los abandonó, que abusó, que no estuvo, que se fue, que no cumplió. Entonces, te dicen que Dios es tu Padre, y tu mente te lleva a la imagen o idea que tú tienes de lo que es ese padre porque es lo más cerca que tienes; por lo tanto, no recibes detrás de la idea, del concepto, de la palabra, del rema, lo que Dios quiere darte.
De la misma manera, la negación de una imagen o de una idea, no hace que tú vivas fuera de ese pensamiento. Si te dicen que no pienses en un elefante rosa, automáticamente, vas a pensar precisamente en eso. Y por más que trates de moverte fuera de esa idea, no va a ocurrir. Por eso es que tienes que tener cuidado con las ideas, con los pensamientos que tienes, con las imágenes que se crean.
Uno de los problemas que tiene la iglesia hoy es la idea escatológica que se ha promovido a través de los últimos años, que es una derrotista, de escape. Entonces, lo que pensamos es que todo se tiene que poner peor. Pero tú no puedes pensar que todo se va a poner peor y que Dios envió a su Hijo a morir por ti en la cruz del Calvario y para que diera lo mejor de sí, para que todo esto se fastidie en el fin del mundo. ¿De qué, entonces, valdría el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo? Lamentablemente, las ideas que la iglesia ha perpetuado a través de los tiempos, hacen que la iglesia se mueva en dirección contraria a lo que siempre ha sido el plan de Dios.
“13 Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? 14 Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. 15 Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? 16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 17 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. 19 Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. 20 Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo.” Mateo 16:13-20
Lo que vemos en estos versos es el comienzo de la manifestación de lo que siempre fue el plan. Siempre fue el plan edificar la ekklesia. Ese siempre fue el deseo de Dios.
Lo que acaba de ocurrir aquí en estos versos fue por causa de una revelación. La ekklesia se comienza a edificar por causa de una revelación. La palabra revelada es vital para lo que Dios quiere edificar en tu vida. No puedes vivir únicamente de la letra, de la memoria, del conocimiento de la letra escrita. Tiene que haber un momento donde la Palabra se vuelva rema en tu vida, y sobre ese rema, sobre esa Palabra es que Dios construye, edifica, te levanta. Por eso es que tú no te puedes quedar únicamente con el aspecto de memorización de un verso bíblico. Tiene que haber comunión con Dios, relación con el Espíritu Santo, estudio de la Palabra, tiempos de reflexión en tu diario vivir de manera personal; al mismo tiempo, cuando vas a la iglesia o recibes estos mensajes, de repente algo se despierta en tu vida, y sobre eso, Dios comienza a edificar y cada palabra que se te revela a tu vida hace que el cielo se acerque más a ti cada vez. Te das cuenta lo que Dios está haciendo en el cielo, y lo puedes atraer aquí a la tierra. Esa es de las cosas más grandes que puede pasar en la vida de un creyente: cuando Dios comienza a hablar Palabra que se revela a tu corazón, que comienza a darte una perspectiva diferente y comienzas a experimentar lo que Dios ha dicho. Ahora, más que un verso bíblico, es algo que ha sido revelado a tu corazón.
Las ideas tienen consecuencias, y la revelación de Dios tiene todavía más poder en la vida de una persona porque no hay manera de darle para atrás, no puedes volver al pasado porque lo has vivido, lo has experimentado.
Así que, esto ocurre desde un punto de revelación. Cristo le dice a Pedro: no te lo reveló carne ni sangre.
Es bien interesante ver lo que ocurre en la vida de Pedro. Es en este momento donde se le cambia el nombre de Simón a Pedro. Una revelación siempre transforma tu naturaleza, tu identidad, tu forma de ver la vida, tus pensamientos. Y eso es lo que debería estar pasando en la ekklesia constantemente; gente totalmente transformada por el poder de Dios, que entren por una puerta como Simón, y salgan por otra siendo Pedro. El problema es que la iglesia, como no ha entendido lo que es ser ekklesia; lamentablemente, vivimos una vida de conformismo; vemos a la gente de la misma manera, de la misma forma, tratando de experimentar simplemente emociones o sentimientos o sensaciones, pero siguen siendo las mismas personas.
Hay gente que nunca cambia; y no es que no vayan a ser salvos porque en la misericordia de Dios, Él no tiene que modificar tu conducta para que tú seas salvo; pero es triste que estés en un lugar y sigas con las mismas cosas, con la misma basura en la mente, con los mismos pensamientos, con las mismas ideas. ¿Tú te convertiste? Compórtate como tal. Es muy triste cuando nos conformamos simplemente con una experiencia religiosa.
Es sobre la Palabra revelada que Dios comienza a edificar tu vida de manera especial.
Aquel que meramente asiste a la iglesia, que lo que quiere es una experiencia sentimental, esa persona lo que busca es lo mismo que busca en un concierto, en una película, lo que busca en la bebida: sentir algo, para sentirse cómodo por un momento, para sentirse vivo. Pero Dios no quiere únicamente que tú te sientas vivo; Él quiere que tú seas transformado para siempre porque ese siempre fue el plan.
Como tú veas la iglesia será la manera en que actuarás dentro de ella, y esa será la experiencia que tendrás. A través de los tiempos, lamentablemente, se nos ha presentado una imagen incorrecta de la iglesia. Se nos ha dicho que la iglesia es como un museo de santos, el lugar donde nos aplaudimos a nosotros mismos, nos celebramos entre apóstoles, profetas, maestros; es la exhibición de quién tiene la palabra más poderosa, quién hace más, quién es el más correcto, el más recto; y entonces, se vuelve la iglesia en un museo de gente santa, perfecta; y realmente, la iglesia no es eso. Y hay una frase que dice que la iglesia no es un museo de santos, sino un hospital de pecadores. Otra idea errónea. La iglesia tampoco es un hospital de pecadores. La iglesia llega a los pecadores, pero no deben quedarse pecadores. La idea de un hospital es sacarte del hospital, sacarte mejor, no dependiendo de nada; la idea es levantarte tu sistema inmunológico para que salgas afuera y vuelvas a trabajar y a producir, a hacer lo que tienes que hacer. Pero si nos metemos la idea en la cabeza de que la iglesia es un hospital de pecadores, lo que vamos a meternos en la cabeza es que en ese lugar lo que estamos es cuidándonos unos a otros todo el tiempo, guardándonos y cuidándonos. Ese no es el lugar de la iglesia. En la iglesia se reciben los pecadores, pero es para que sean transformados.
Tú que le sirves a Dios, quítate la consciencia de pecador. Tú no eres un pecador. Tú eres un hijo de Dios, lavado por la sangre del Cordero de Cristo.
Nelson García
Posted at 09:31h, 06 MayAmén así es gracias Señor te alabo y bendigo tu nombre y digo gracias y siempre será así gracias en todo
Mónica Alonso
Posted at 11:17h, 06 MayAmén gloria a Dios. Gracias Señor porque la palabra me fue revelada por tí y no por sangre y carne.
Petra salazar
Posted at 13:52h, 06 MayGracias pastor por la enseñanza y edificar cada dia mi vida.
Jhon Mario Rojas
Posted at 19:12h, 06 MayAleluya, Gloria a Dios
Daniel Cerna
Posted at 22:52h, 09 MayGracias por esa preciosa palabra. Padre, necesito una palabra rema.