Cambia tu Fe en Confianza 
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Cambia tu Fe en Confianza 

La fe provoca en ti esperanza de algo.  Te provoca a moverte hacia algo, provoca tus expectativas.  Por lo tanto, la fe es situacional, mientras que la confianza es relacional.  Tú no puedes hablar de confianza, sin hablar de otra persona.  Tienes que hablar de alguien; por eso es que hablas de confiar en ti mismo, o confiar en alguien porque la confianza no se puede desligar de alguien.  La fe, en su más sencillo término, sí la puedes desligar de alguien.  Porque fe puede ser por cosas, mientras confianza no es por cosas.  Tú no puedes tener confianza en un carro; la confianza se pone en personas.  Cuando en el matrimonio te decepcionan, tú no dices que te hicieron perder la fe, sino la confianza.  Muchos creen en el matrimonio, pero no confían en su cónyuge.  Así que, confianza es relacional, mientras que la fe es situacional; estás en una situación, y algo provoca fe en tu vida, y eso que provoca fe, te hace caminar fuera del lugar en que estás, para alcanzar aquello que por fe has visto en tu interior, pero en el camino, la vida va a contradecir la fe que se inició.  Por lo tanto, ahora tienes que tener confianza para llegar hasta ese lugar.  

La fe lo que hace es provocar que tú te atrevas a creer por algo más allá de lo que tú estás viviendo en este momento.  La fe siempre te hace vivir más allá de lo que tú estás experimentando ahora; pero la confianza es lo que te permite alcanzarlo.  La fe te muestra un futuro que provoca en ti el creer que vas a hacer más de lo que has hecho hoy, de lo que has alcanzado, pero es la confianza en una relación, la que te da la certeza de que lo puedes hacer.  

32 Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos; 33 por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo; y por otra, llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante. 34 Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos. 35 No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; 36 porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.”  Hebreos 10:32-36  

Recuerda lo que te pasó en tiempos pasados: un día fuiste iluminado, creíste por fe, llegaron padecimientos; pero no pierdas tu confianza, que tiene grande galardón.  No es la fe lo que tiene grande galardón, sino la confianza.  Porque la fe es el inicio, mientras que la confianza es lo que te hace seguir, a pesar de todas las pérdidas en el camino.  

Un día creíste, pensaste en algo más grande para tu vida, y sabes que tan pronto creíste en eso, llegaron problemas, dificultades, situaciones, momentos difíciles; pero también, si tú recuerdas hasta dónde te ha traído el Señor, todo lo que has pasado, lo que has vivido, y a pesar de todo eso, todavía estás aquí; si recuerdas eso, puedes entonces, con esa memoria, mantener tu confianza de que, si sigues en este camino, Dios te va a dar la victoria.  El problema es que las contradicciones de la vida hacen que la gente pierda la confianza, y no pierdan la fe; pero la clave no está en la fe, sino en la confianza porque la clave está en que, en este camino vas en busca de alguien y no de algo.  La meta es encontrar a alguien en ese camino que, de otra manera, no encontrarías; el Autor y consumador de tu fe.  Por eso, en el libro de Hebreos, capítulo 11, te habla de Abraham, que un día salió; Dios le dijo: sal de tu padre y de tu parentela, a una tierra que te mostraré.  ¿Qué provocó esa promesa de una tierra terrenal?  Que Abraham dejara lo que conocía, para buscar lo que no conocía.  ¿Te atreverías tú a olvidarte de todos los éxitos pasados, de todo lo que tienes hoy, para perseguir algo que no conoces, pero que es más grande de lo que has vivido hasta ahora?  El día que creíste, de repente, tuviste una bancarrota, pero hasta aquí te ha traído el Señor.  ¿Te atreves dejar eso en el pasado y decir “me muevo a buscar algo más grande porque todavía Dios no ha acabado conmigo”?  Dice la Biblia que Abraham se atrevió a salir y comenzó a caminar, y dejó todo lo que él tenía para perseguir algo que no conocía; pero en medio del camino tuvo un encuentro con Dios que, de otra manera, no iba a tener.  Lo mismo pasó con Moisés.  

Dice ahí mismo, en Hebreos 11, que Moisés olvidó ser igual que faraón, dejó a un lado el nombre que tenía, las riquezas que tenía, se olvidó de todo eso y comenzó a caminar a algo y a alguien que otros no conocían y no entendían.  La fe por las cosas te provoca a salir, pero la confianza en Dios es la que te asegura que llegues al lugar que Él te ha prometido; y Dios siempre te va a mostrar algo para moverte de lo que conoces a lo que no conoces.  Y lo que te ha pasado que te ha traído hasta aquí no debe minar tu confianza, sino aumentarla porque, si a pesar de todo lo que has vivido, de lo que has pasado, de todas las pérdidas, aquí estás en el día de hoy, quiere decir que todavía Dios no ha terminado contigo.  

Por eso es que hay muchos cristianos que, a veces, se desilusionan, y no se dan cuenta que, cuando Dios te pone algo de frente para que creas, es solo para que salgas a encontrarlo a Él.  Nunca se trató de las cosas; las cosas fueron tan solo el motivo por el cual se activó la fe; pero luego de que se activa la fe, ahora se tiene que cambiar en una confianza en Aquel que te prometió.  Y ahí es que llega tu convicción personal donde no importa lo que pase, lo que venga, lo que pierdas, lo que ganes, quien venga, tú estás convencido de que fiel es el que prometió, y así jamás te arrepientes de cada paso que has dado en tu vida porque cada vez que te has atrevido a salir por fe, Dios ha estado contigo.  En medio de tu pérdida, Dios estuvo contigo, Él te guardó, te cuidó, te ha traído hasta aquí y ahora puedes caminar convencido.  

El problema es que muchos no hacen esa transferencia, no pasan de creer a tener confianza.  

Lamentablemente, a través de la vida, tanta gente nos falla.  El matrimonio, por ejemplo, al principio es una promesa que provoca fe, pero en el camino, si te fallan, se pierde la confianza.  El problema es que la gente va a consejería para que les ayuden a restaurar la confianza, pero no hay tal cosa como restaurar confianza.  La confianza se da.  Un día te dijeron “hasta que la muerte nos separe”, te dijeron “para bien o para mal, para problemas o bendiciones”; y eso provocó en ti dejar tu vida de soltero y casarte.  Pero nadie te advirtió que esa vida no iba a ser tan fácil como pensabas que iba a ser.  Te casaste con una gran ilusión, por una promesa, pero de repente, en el camino, aparecen las malas actitudes, los errores, la desconfianza, cosas erróneas.  Tal vez alguno adulteró, y la pregunta es si perdiste la fe en el matrimonio, pero la respuesta es que no; lo que perdiste fue la confianza.  Y la única manera de culminar la carrera no es creyendo en el matrimonio, sino confiando en tu pareja.  Y la confianza no se gana; la confianza se da.  Es difícil porque en tu mente está el evento pasado, y ahora, ante cualquier circunstancia, piensas que algo está pasando porque tu mente está condicionada a no confiar.  Y así nos pasa con Dios.  

Dios te promete, pero la vida te da montones de vueltas y contradicciones.  Dios te promete que si le sirves, Él te va a dar la victoria.  Te llama y dice que esa vida mala que tienes, Él la puede cambiar, que puedes alcanzar cosas nuevas, grandes, que no pierdas la confianza.  Todo lo que has vivido hasta ahora, te debe mantener firme durante este tiempo, y todo aquel que, a pesar de lo que ha vivido, lo persigue a Él, encuentra el milagro más grande en su vida.  

En el Antiguo Testamento, Dios mandó a hacer un tabernáculo.  Este se dividía en tres compartimientos: el lugar santo, el lugar santísimo y los atrios.  Todo eso era una muestra de lo que Dios quería que el hombre hiciera en su vida.  En otras palabras, para entrar a la presencia de Dios, hay que perseguirlo, hay que buscarlo, hay que cruzar un velo, y luego otro; y cada vez que cruzas un velo, pasas a un nuevo nivel de confianza.  En los atrios, tienes una confianza; allí te lavabas, te limpiabas.  Luego, pasas al lugar santo; allí se hacen sacrificios, preparando el momento para que tú tuvieras la confianza de entrar en el lugar santísimo y llegar a la presencia de Dios.  Antes de ese velo, había un miedo terrible porque, si entrabas a la presencia de Dios, y no estabas limpio, morías en aquel lugar.  Así que, no todo el mundo se atrevía a entrar.  

No todo el mundo se atrevía a perseguir con confianza a Jesús.  Pero, en el Nuevo Testamento, hay una mujer a la que le pasó algo muy interesante.  Dice la Biblia que había una mujer que tenía flujo de sangre; llevaba doce años así, enferma.  Había gastado todo lo que tenía, había ido a todos los médicos, y aún le iba peor.  Todo el mundo la había decepcionado, la habían abandonado.  Pero un día pasó alguien delante de ella, pasó Jesús; y cuando aquella mujer vio a aquel hombre, algo hizo que ella se moviera de donde estaba, a perseguirlo a él.  Fue la promesa de que él la podía sanar, lo que hizo que ella se atreviera a intentarlo una vez más.  Ella lo persigue y toca el borde de su manto, y él dice: alguien me ha tocado.  Si ella tocó el manto, ¿por qué él dice que alguien lo tocó?  Jesús lo que estaba haciendo era una referencia al templo, al lugar santísimo.  Él estaba diciendo: alguien se atrevió a cruzar lo que nadie se había atrevido a cruzar en el pasado.  Alguien me quiso tanto que busco tocarme y se acercó con esa seguridad de que yo podía hacer por ella el milagro que estaba esperando.  Y lo grande es que, cuando eso pasa, Jesús se sienta con ella, y habla con ella delante de toda la sociedad.  ¿Qué Jesús le estaba devolviendo a esa mujer?  ¿La fe?  No.  La fe la movió.  Pero, cuando él se sentó a hablar con ella, lo que le devolvió fue la confianza que había perdido porque todo el mundo le había fallado. 

3 Comments
  • Jazmin Polanco
    Posted at 21:59h, 25 April Reply

    Amén 🙌 🙌 Dios tiene el control 🙏 porque necesito restaurar la confianza, creer en las personas porque me han fallado tanto. Bendiciones 🙏

  • Nelson García
    Posted at 05:44h, 26 April Reply

    Amén gracias Señor por tu amor y misericordia gracias por la vida de todos mis seres queridos gracias por mi madre guárdala gracias por la vida de mi esposa e hijos mis hermanos y sobrinos gracias por la vida de mis perritos que quiero en tus manos pongo toda mi confianza y mi Fe gracias en todo y por todo

  • Jhon Mario Rojas
    Posted at 07:27h, 26 April Reply

    Gloria a Dios

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