25 Mar Términos y Condiciones*
Cuando hablamos de obedecer sin entender, hay un concepto bien importante que debes comprender.
“5 y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre;” Romanos 1:5
En el Antiguo Testamento, se obedecía para tener fe, se hacía para creer, para lograr; se diezmaba porque era una obligación, y al hacerlo, entonces, creían. En el Nuevo Testamento, obedecemos a la fe porque tu obediencia no requiere explicación de nada, sino que es por la fe que tienes, que no entiende nada; tú solo sabes que tienes que obedecer.
En la vida hay montones de cosas que no entendemos y que, por más que batalles con ellas, tienes que vivir con ellas. No entenderemos jamás por qué los que comen brócoli no aumentan de peso, y los que comemos chocolate no rebajamos. Pero el problema de muchos es que no pueden aceptar cosas sin entenderlas. Todos los que tienen un teléfono celular, computadora portátil, no puede decir eso; porque todo el que los usa, cada cierto tiempo, ve en su pantalla una notificación que le requiere aceptar términos y condiciones, y si quieres usar las aplicaciones, tienes que aceptarlos; la pregunta es cuántos los leen. La inmensa mayoría acepta los términos y condiciones sin siquiera leerlos, aunque no sabemos lo que estamos aceptando. Si aceptas los de Facebook, por ejemplo, Facebook es dueño de tus fotos. Pero, de otra manera, sin aceptar las condiciones, no te permiten el uso de la plataforma. Cada vez que te hacen un upgrade, vuelven y cambian los términos y condiciones, y para permanecer usando la aplicación, tienes que aceptarlos, sin saber lo que todo eso implica. Y el problema de la gente hoy es que se les predica un Dios que pueden aceptar sin términos y condiciones.
El problema es que el Dios que se predica hoy es un Dios de: pasa al frente, acéptalo, pero negocia los términos y condiciones. Cuando la realidad es que con Dios no puede haber negociación de términos y condiciones; lo aceptas con todos los términos y condiciones, o simplemente, no lo aceptas. Y el problema es que, cuando se te presentan los términos y las condiciones que Dios te pide desde que lo aceptaste, entonces, quieres seguir usando la aplicación, pero bajo tus términos y condiciones, y no funciona así. Te quejas, diciendo que debieron decirte antes, pero reclámale también a Facebook entonces, a WhatsApp, y a las demás plataformas. Un día pueden incluso cerrarte la cuenta y pudiera no parecerte justo, pero tienen todo el derecho porque son plataformas privadas y si tú quieres estar allí, tienes que aceptar los términos y condiciones. ¿Por qué se nos hace tan difícil entender esto con todo lo demás en la vida, pero no con Dios?
¿Por qué con Dios tratas de negociar todo lo que te pide? ¿Por qué cuestionas todo lo que Él te habla? Porque la gente no ha entendido el carácter de Dios. Ese es el problema.
La obediencia a Dios no es una obediencia ciega; es una obediencia que parte del conocimiento del carácter de Él. Es que sabemos que a Él le agrada que nosotros le obedezcamos. Tú conoces quién es Dios, y por esa razón, te atreves a obedecer.
Dios le había dado unas instrucciones a Saúl; que cuando fuera a tal ciudad, destruyera sus reyes y matara todos los animales, que no quedara nada. Y cuando el profeta llega a ver si Saúl había hecho todo lo que se le había dicho, vio que no lo hizo. Mientras hablaban, se escuchaban las ovejas al fondo, y el profeta le pregunta: ¿por qué hiciste eso?
“20 Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas. 21 Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal.” Samuel 15:20
En otras palabras, Saúl dijo: yo maté a todo el mundo, pero decidí traerme a los reyes; y fue el pueblo el que cogió las ovejas, y lo que quieren es ofrendarle a Dios, eso es algo bueno.
“22 Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.” 1 Samuel 15:22
El profeta le dice: lo pensaste mal; Dios no se va a complacer en una ofrenda que no proviene de una obediencia a Él, era mejor que le obedecieras. El verdadero pecado de Adán no fue comer del fruto, sino echarle la culpa a la mujer. Porque cuando tú siempre pasas la responsabilidad a otro, lo que dices es que no hay nada en ti que te diga lo correcto que debes hacer, y que no conoces el Dios que te perdona y te restaura. Si Adán hubiera dicho “Señor, te fallé”, Dios lo hubiera restaurado. ¿Por qué Dios siempre trabajó con David? Porque, a diferencia de Saúl, David cometía un error, y lloraba delante de Dios y le decía: Señor, perdóname; lo hice mal; ¿qué tengo que hacer para arreglar esto?
Dios no te pide perfección, pero te pide que busques la manera de obedecerle de todo corazón día tras día, aunque no lo entiendas todo. Aunque tú no entiendas por qué Dios te pide que ores a las 4:00 de la mañana, hazlo; aunque no sepas por qué te pide que des tal ofrenda, o vayas a tal lugar, que aceptes tal o cual cosa; si Él te lo pide, algo Él sabrá.
La gente que no obedece es porque no conoce el carácter de Dios, el amor de Dios hacia ellos.
Ese es el problema de los padres con los hijos. El problema es cuando tus hijos prefieren el carácter de sus amigos, que el tuyo. Todo lo que tú les dices, lo que les pides, es para su bien, para bendecirles y cuidarles. Si se ponen a oír las voces de sus amigos, tienen que entender que ellos no van a dar el hígado por ellos, que no va a dar un riñón; el día que tus hijos no tengan nada, sus amigos van a desaparecer de sus vidas. Son papi y mami quienes verdaderamente aman hasta el último momento; y el hijo que aprende y conoce el carácter de sus padres, aprende a obedecer, aunque no entienda todo lo que su papá y su mamá le está diciendo; aunque no lo comprenda todo, aunque no haga sentido, aunque otras familias lo hagan de otra manera.
Cuando tú miras el carácter de Dios, cuando tú conoces que Dios es un Dios bueno, que estuvo dispuesto a dar a su Hijo para que muriera por ti en la cruz del Calvario, entonces, entiendes que Dios no te quiere martirizar en pedirte que ores a cierta hora en alguna ocasión. El problema es que la gente quiere y pide confirmación; pero la realidad es que tiene que llegar un momento en tu vida donde, cuando Dios hable, tú simplemente vas a obedecer porque tú sabes que Él quiere lo mejor para tu vida, aunque no entiendas todo lo que eso implique. Aunque no sepas cuándo va a suceder o en cuánto tiempo verás la recompensa, tú obedeces a la fe, y no meramente por fe.
La gente se frustra cuando obedece por fe porque hacen para entonces creer que algo va a pasar. Pero tú no haces para que algo pase. Tú haces porque Él te pidió que hicieras, y confías que lo que va a pasar, va a pasar, y que lo que Él tiene para ti es mejor de lo que tú jamás puedes imaginar porque Dios es bueno. Esa es la verdadera obediencia.
Entiende hoy en tu corazón que es imposible decir que sirves a Dios, y no aceptar los términos y condiciones. Y con Dios, al igual que con el mundo, hay términos y condiciones. No los tienes que leer todos; deja que el Espíritu Santo te vaya guiando día a día, y cada vez que te hable, obedece por fe. Haz las cosas porque Dios te pidió que las hicieras. Lo que esté detrás del asunto, le toca a Dios. Y a lo mejor tú nunca verás el resultado de tu obediencia, pero sí sabes algo: que Dios se agradó en que lo obedeciste, y Él no es como los hombres, que se olvidan de lo que tú haces. Si no eres tú, son tus futuras generaciones las que van a recibir el beneficio de tu obediencia a Dios.
Y ¿cómo sabes que es la voz de Dios y no tus emociones? Eso lo vas a saber a través del tiempo. Al principio, es prueba y error. A veces, van a ser tus emociones; a veces, va a ser Dios. Pero mientras más tú vayas poniendo en práctica, con un corazón sincero, el obedecer a Dios, aún cuando hagas una decisión por tus emociones, lo que a Dios le agrada es que tú le quieres obedecer. Si no te sale todo como tú pensabas que te iba a salir, entonces, podrás ir afinando tu oído para saber “esto es Dios”, o “esto no es Dios”. Y mientras más vayas en relación con Él, vas a cometer cada vez menos errores.
Alicia Farías
Posted at 12:55h, 25 MarchAmén, amén!! Dios es bueno y compasivo.. Gracias Pastor Otoniel,por compartir Palabra de Poder para nuestras vidas. Bendecido sea grandemente hoy y siempre
Miladys esther robles Suárez
Posted at 14:10h, 25 MarchBendito sea Dios obrando de manera especial en mi vida y mi familia robles Suárez el espíritu Santo quianos y hazme obediente a tu santa voluntad padre celestial Jehová
Jhon
Posted at 15:50h, 25 MarchAmén y amén
Ruby vasquez
Posted at 01:17h, 26 MarchAmen
Wiliam Antonio Chacon Vargas
Posted at 17:57h, 26 Marchamen gracias por esta palabra es clave en mi vida y bendiciones.
Judith M páramo B
Posted at 04:32h, 27 MarchAmén, Dios nos pone la condición, que debemos ser obedientes. Es mejor la obediencia que el sacrificio..
Muy buena palabra pastor, gracias por dejarte usar por Dios.
SILVIA H. GÓMEZ A.
Posted at 00:17h, 05 MayAmén. Bendiciones