16 Dec Condenación en el Huerto
En Génesis, vemos la relación de un hombre y una mujer con Dios. Y de repente, Eva come del fruto y le da a Adán, quien también come. Y ahora, cuando Adán come del fruto y sus ojos se abren, siente condenación. ¿Quién acusó a Adán? No fue la serpiente ni fue Dios. Fue su propia consciencia la que le hizo sentir avergonzado. La peor acusación que hay es la tuya interna. Hay una gran diferencia entre condenación y convicción. Cuando te sientes condenado, piensas que no hay futuro para ti. Cuando tienes convicción, hay arrepentimiento y puedes cambiar tu futuro. Adán se siente condenado; se pone ropa, y llega Dios. Dios se pone a hablar con él. Dice la Biblia que Adán se hizo delantales, lo cual demuestra la insuficiencia de todo aquello que tú hagas para no sentirte avergonzado de tus errores.
Adán estaba en el huerto del Edén. Cuando estaba allí, andaba desnudo y feliz; pero un día peca, y ahora tiene todo hermoso, pero no lo puede disfrutar. ¿Por qué? Porque se siente condenado. Y se siente condenado, no porque Dios lo condenara; porque, cuando Adán se hizo los delantales, todavía Dios no le había preguntado qué pasó. Se siente condenado por su propia consciencia.
Dios nunca te condena; Dios te convence para que te arrepientas, que no es lo mismo.
Cuando Dios va a hablar con los tres personajes que están allí, y tiene tres conversaciones. La primera, con la serpiente; a esa sí la condena por el resto de sus días. La serpiente no tiene capacidad de arrepentimiento. En cuanto a Dios, por lo que hizo, está destinada a arrastrarse y a ser derrotada. Le dijo: por el resto de tus días, te vas a arrastras, vas a comer del polvo de la tierra, vas a ser maldita; de la simiente de la mujer, saldrá uno que te aplastará la cabeza. Eso sí es estar condenado para siempre. Dios declara una condenación para el resto de la vida para la serpiente. El único condenado en este Universo siempre fue Satanás, por meterse contigo y llevarte a pensar que tenías que vivir en vergüenza por el resto de tus días.
Dios le habla a la mujer y no la condena. Le dice: en adelante, dos cosas van a pasar; vas a dar a luz con dolores -los hijos le causarían dolor – y tu marido va a querer enseñorearse de ti. Los dos dolores más grandes de una mujer son el dolor que le causan sus hijos, y el que le causa el esposo, haciéndola culpable de lo que ha pasado en su vida. También estos son las fuentes de mayor alegría.
Cuando Dios le estaba hablando a la serpiente, probablemente, Eva estaba oyendo. Porque parte de lo que se le dijo a la serpiente, tenía que ver con Eva: de la simiente de la mujer. En otras palabras, Eva iba a ser condenada por sus hijos y por su marido; pero Dios le dice: de dentro de ti, yo voy a hacer que nazca uno que le aplaste la cabeza a aquel. En otras palabras: Eva, el feminismo no te va a liberar; te vas a liberar de adentro hacia afuera, cuando tú sepas que de adentro de ti es que viene tu propio libertador, y el de todas las generaciones.
La mujer que quiera ser libre, lo que tiene es que buscar dentro de sí para darse cuenta de lo libre que Dios le ha hecho y para que sepa que ninguna condenación hay para los que estamos en Cristo Jesús.
Cuando le fue a hablar al hombre, le habla a la tierra: maldita será la tierra por tu causa; cardos y espinas vas a cosechar; vas a trabajar toda tu vida. ¿Por qué Dios no le habla a Adán? Porque Dios no puede maldecir lo que ya bendijo. Él no puede cambiar su palabra. Así que, no importa lo que el hombre hiciera, Dios no lo iba a condenar; todo lo contrario, desde ese momento comienza el plan de Dios para redimirlo. El detalle está en que Adán tenía que saber las consecuencias de aquello que iba a vivir por el resto de sus días.
Y ahora comienza el conflicto entre el hombre y la mujer. El hombre le echa la culpa a la mujer, los hijos le traen dolor a la mujer, pero los hombres siempre le echan la culpa a la mujer porque se sienten que las mujeres los avergüenzan. Si hay algo que fastidia a un hombre es que una mujer siempre descubra la desnudez que él tiene. Mujer, entiende que tu liberación no viene de tu marido ni de tus hijos; no es tu marido quien te va a hacer feliz ni son tus hijos. Tu liberación viene de adentro hacia afuera, del Cristo que nace dentro de ti, que te libera y te liberta de toda culpa de tu pasado. No hay otra.
Imagina a Adán en el Edén, con todo hermoso, pero sintiéndose condenado. ¿De qué te sirve tener el Edén, si lo puedes disfrutar? Por eso es que la Biblia dice: la bendición de Jehová es la que enriquece y no añade tristeza con ella. Porque tú puedes tener todas las cosas más lindas del mundo, y si por dentro te sientes condenado, mal, culpable, no las puedes disfrutar. Y eso es lo que el mundo hace: te hace sentir mal, te condena. Prosperas un día, y te dicen que hay gente necesitada; entonces, tú no puedes disfrutar lo que te has ganado. Seguramente, te ha pasado que te has sentido mal al haber gastado en algo, al haberte comido algo en vez de guardar para el futuro; se te mete esa condenación en la cabeza. Dios queriéndote dar el huerto del Edén, y la condenación te martiriza. No lo puedes disfrutar.
Entonces, Dios se da cuenta que el hombre va a vivir condenado toda su vida, y lo saca del huerto y lo pone en un camino que es difícil. Y pensamos que hubiera sido mejor dejarlo en el huerto, pero no es mejor estar allí, viviendo condenado toda tu vida. Es mejor estar acá. Dios no quería que el hombre viviera rodeado de abundancia, de la gloria de Dios, y sintiéndose condenado. Dios no habitaba en el huerto del Edén. La Biblia dice que Dios visitaba a Adán en el huerto del Edén; por lo tanto, Dios iba donde Adán, y estaba con él un rato allí. Lo que hacía que Adán se sintiera bien era que todo estaba bien, pero ahora en este lugar del desierto, en este lugar de problemas, nuestra experiencia es diferente, es de una presencia de Dios continua en nuestra vida, es una experiencia contraria a la del Edén. Allá te sientes condenado, mal por lo que hiciste, y no puedes disfrutar de lo que tienes; acá, en este caminar, tienes problemas, dificultades, situaciones, pero como Dios va contigo, pasan dos cosas poderosas: en medio de cada circunstancia difícil, su presencia te da descanso, y puedes ver a Dios como nunca lo habías visto en otro lugar.
Cuando estás en el Edén, las circunstancias te pueden hacer pensar que hiciste algo mal porque cuando ves el problema, te cuestionas qué habrás hecho mal. Pierdes el trabajo y te preguntas qué habrás hecho mal y por qué Dios te está castigando. Pero ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.
Dios no predestina eventos ni emociones. Cuando Moisés fue a sacar al pueblo de Israel de Egipto, Dios le dijo: te voy a enviar un ángel, y Moisés dijo: si tú no vas conmigo, mejor no nos saques de aquí. Y Dios le dijo: mi presencia irá contigo y te dará descanso. Es bien interesante porque, cuando Moisés pregunta: en nombre de quién yo voy? Dios le dice: vas a ir en nombre de YO SOY EL QUE SOY. Le dice: vas a sacar a la gente para este monte para que me adoren. Todo lo que Dios quería era que Moisés fuera con su presencia, que los sacara con su presencia, que los llevara a su presencia, porque el destino final de todo hombre, ya sea en Egipto o en el desierto, debe ser vivir bajo la presencia de Dios.
En los momentos difíciles de tu vida, si tú aprendes a ver a Dios en todas partes, a darte cuenta que la predestinación que Dios ha hecho para ti, nada de lo que pasa te puede detener, vas a ver a Dios como nunca antes lo habías visto y te darás cuenta que lo más grande es la presencia que te acompaña dondequiera que tú vas. Por eso es que en medio de las dificultades, lo primero que tú puedes tener es descanso. Dios no te promete que no te vas a sentir mal, que no vas a tener dudas, confusión, depresión; Dios lo que te promete es: si en medio de todas tus situaciones, tú sabes que no hay ninguna condenación, que yo no te acuso, que no te condeno, que te perdoné, que te levanto, vas a saber siempre que voy a estar contigo dondequiera que tú estés y te voy a dar descanso.
Y ahora, lo que te pasa en el Edén lo puedes disfrutar porque cuando Dios cambia los panes y los peces tienes que darle gracias a Dios porque sabes que fue Él quien lo hizo. Cuando Dios te da agua en el desierto, tienes que darle gracias a Dios porque sabes que fue Él quien lo hizo, pero la condenación te ha sacado de muchas cosas en tu vida, pero que no te saque de la presencia de Dios.
Deja de estar aspirando al huerto del Edén pensando que es mejor. La única manera que el Edén es mejor, es si no hay condenación. Así que, cuando tú llegues al cielo, no puedes subir con la misma mente porque estarías en el huerto del Edén, pero condenado. Por eso, cuando llegues allá arriba, todo será nuevo. Aspiramos a eso; allí veremos cosas que aquí no podemos ver, pero la experiencia que vivimos de este lado, aunque no siempre sea lo que tú quieres vivir, tú ves a Dios como nunca antes lo habías visto. Ves un Dios que te prospera, que te bendice; y cuando tienes el carro o la casa, y miras todo lo que tuviste que pasar, lo que te costo, el tiempo que te tomó, los ahorros, el crédito, las noches que pensaste que no lo alcanzarías; ahora tú puedes mirar para atrás y decir que, por los pasados años, en medio de los problemas, Dios ha estado contigo. Ahora puedes ver, reconocer hasta dónde te ha traído. Ahora entras a esa casa y no te sientes condenado, la puedes disfrutar. Lo poco o lo mucho que sea, lo puedes disfrutar porque te das cuenta que, en medio de todo camino, para llevarte a ese lugar, Dios ha estado contigo paso a paso, y ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.
Nadie te acusa, nadie te condena ni te señala. Dios no te promete que te vas a sentir o dejar de sentir de cierta manera; Él lo que te promete es que, en medio del valle de sombra, Él va contigo. Él te dice: mi presencia irá contigo, te voy a cuidar y me vas a ver de manera que jamás pensaste que podía mostrarme a tu vida.
Alexandra Hernandez
Posted at 12:20h, 16 DecemberAmén Amén y Amén 🙏🏻
Jhon
Posted at 12:52h, 16 DecemberAleluya, gloria a Dios
Alicia F.Glez
Posted at 13:41h, 16 DecemberAmén! Dios cumple lo que promete,si dijo que está siempre con nosotros,lo estará hasta el fin! …. gracias Pastor Otoniel, Bendiciones
ROSARIO BLANCO
Posted at 16:32h, 16 DecemberGracias Padre Dios
Por tu palabra, que me fortalece, hoy te pido oración por mi hna Eduit Blanco de García que en estos momentos, está recuperando de un ACV y su brazo y pierna están pesados, que Dios envié salud para ella.
Gracias por su apoyo, Dios les guarde pa
admin2
Posted at 03:55h, 29 DecemberOramos en acuerdo contigo.