¿Tentación, o Prueba?
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¿Tentación, o Prueba?

El enfoque de una tentación es derrotarte; el de una prueba, provocar madurez en tu vida.  Lo que pasa es que la prueba y la tentación y la prueba muchas veces son muy similares; todo depende de la reacción que tú tengas ante la experiencia que estás teniendo.  

Si ves un billete de cien y miras alrededor y no hay nadie, pero tú sabes que no es tuyo, la pregunta es si ese billete es una tentación o una prueba.  Y la respuesta es que depende.  No depende del billete; el billete es neutral.  Depende de tu reacción al billete.  Así que, quien convierte al billete en una tentación o una prueba eres tú.  ¿Cómo?  Si coges el billete y lo guardas, miras para todos lados y lo guardas y te lo llevas sin preguntar, es una tentación.  Si lo coges y miras para todos lados y preguntas de quién es y dices “esto se le quedó a alguien”, entonces, se convirtió en una prueba.  Y la diferencia es que si lo cogiste y lo guardaste, tú fuiste dirigido al mal, y el mal que está en ti te dominó.  Pero si lo entregaste, maduraste y pasaste la prueba.  

Así que, eres tú porque, si es una tentación es tu concupiscencia, de tus deseos, de lo que está dentro de ti, de lo que ya está en tu interior, de lo que está guardado dentro de ti.  Y la meta de la tentación es llevarte al mal, a destruirte, a la derrota.  

La Biblia dice que los dones de Dios son irrevocables, así que, cuando una persona cae ante la tentación, el don de Dios sigue siendo irrevocable; el regalo, la capacidad.  Si un predicador, por ejemplo, cae en pecado, cede a la tentación, el don de predicar, de profetizar, sigue ahí todavía, no se pierde, Dios no se lo quita.  Pero como el enemigo no te puede quitar el don, entonces trata de inhabilitarte en actuar.  Cuando un jugador como Lebron James, por ejemplo, se lesiona durante una temporada, ¿pierde el don, la habilidad de ser baloncestista?  No.  Pues como no pierde la habilidad, lo que pasa es que se inhabilita de jugar porque está lesionado.  ¿Qué hace el enemigo?  Como no puede quitarte el don, te inmoviliza para que no lo puedas usar.  Hacia eso es que va la tentación.  Porque cuando una persona peca, sigue teniendo el don, sus capacidades siguen, pero ahora tiene que trabajar con tantas consecuencias del pecado y de la situación que tiene, que queda en el banco de jugadores hasta que se resuelva el problema de la lesión y pueda volver a jugar.  El problema es que hay gente en la iglesia que no se quiere sentar en el banco hasta recuperarse porque ven que todavía pueden tirar, pueden jugar, y creen que pueden seguir; pero una cosa es jugar con todas tus capacidades, completamente sano y correr la cancha de lado a lado, que correrla cojeando simplemente porque quieras demostrar que no perdiste por la lesión lo que tú eres.  

Cuando tú caes en una tentación, tú no dejas de ser para Dios lo que tú eres; lo que pasa es que, por un momento, quedas lesionado y tienes que sentarte en el banco en lo que Dios comienza a sanar y restaurar tu vida, en lo que comienzas a curar tus heridas, a resolver todas las cosas a tu alrededor porque cada vez que tú pecas, tú no eres el único afectado, sino que otros también sufren las consecuencias de nuestros pecados y tenemos que darles tiempo a esa gente a que se recuperen también.  En un equipo de baloncesto, cuando uno se enferma, se rotan; tiene que venir otro a cubrirlo.  Así nos pasa al cuerpo de Cristo.  Cada vez que tú eres tentado, la razón por la que el enemigo te tienta es para llevarte al mal, para lesionarte, para sentarte en el banco; lo que está dentro de ti no se va a perder, pero el enemigo lo que quiere es inmovilizarte para que no puedas caminar a tu máximo potencial.  Por eso es que tú no puedes ceder a la tentación, y tienes que saber que Dios nunca te va a tentar porque Él nunca te quiere sentado en el banco, sino en el juego para alcanzar lo que Él tiene para ti.  

Cuando hablamos de prueba, el que pasa la prueba, madura.  La gente se pregunta que si Dios sabía que Adán iba a pecar ¿por qué entonces puso el árbol en el huerto?  Su argumento es que Dios puso la relación en peligro al poner el árbol.  Lo que pasa es que si no hay árbol no hay madurez.  Dios nunca quiso que el árbol fuera una tentación, sino una prueba.  Porque la parte final de la prueba es madurez.  Cuando tú pasas la prueba, maduras; pero si no está el árbol, no maduras; porque la única forma en que maduras es exponiéndote a la posibilidad de cometer un error.  Cuando tienes hijos, hay una etapa en que quieres cubrirlos porque son pequeños; no quieres que oigan ciertas cosas o toquen o vean ciertas cosas.  Hay que tener sumo cuidado porque no quieres que tengan unas experiencias que no deben tener para su edad, pero hay un momento donde hay que poner el árbol, donde no los puedes tener encerrados en la casa.  Si tú nunca pones el árbol, tendrás bebés por el resto de tus días en tu casa; y tú no quieres un bebé de cuarenta años.  Ese es de los problemas que tenemos en nuestra sociedad hoy; que muchos de los jóvenes de hoy han sido siempre mantenidos por sus padres, y quieren ser mantenidos toda la vida, y como los padres no pueden hacerlo, ahora les piden al gobierno y a la sociedad que los mantengan.  Los que hemos trabajado y luchado toda la vida, no estamos esperando nada de nadie y sabemos que no nos merecemos todas las cosas a menos que trabajemos.  Pero se ha criado una sociedad a la que se le quitó el árbol; desde kínder les dieron medalla de participación, les dijeron que eran lo mejor, lo más grande, los padres les han cubierto todas las cosas; hay jóvenes que sus padres les pagan en teléfono móvil, aún estando ellos fuera ya de la casa.  Eso dicen las estadísticas.  Por cuidarlos, les han quitado el árbol, y entonces ahora tenemos un montón de inmaduros por no pasar la prueba.  A los tuyos, mejor enséñales a que pasen la prueba, y deja el árbol allí.  

La pregunta es ¿cómo hacemos eso?  Y la respuesta está en la Biblia.  Te va a parecer contraria porque como que no vemos que este sea el problema.  

2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, 3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.”  Santiago 1:2-3  

¿Has oído decir que no pidas paciencia porque trae prueba?  Pues es al revés.  La prueba trae paciencia.  

4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.”  Santiago 1:4  

Cuando tú vences la prueba, eso te hace perfecto, cabal y que no te falte ninguna cosa.  Cuando no vences la tentación, el mal te lleva, te incapacita, te limita.  El don está ahí, Dios te quiere levantar, está ahí, pero estás en el banco y no puedes jugar; tienes que resolver problemas.  Pero el día que pases la tentación, que pasas la prueba, que maduras, entonces, dice la palabra del Señor que te vuelves perfecto, comienzas a perfeccionarte, eres cabal, sabes razonar, pensar, y no te falta alguna cosa.  

5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.”  Santiago 1:5  

¿Qué pide la gente cuando tienen pruebas?  Soluciones.  Pero ¿qué Dios dice que pidas?  Sabiduría.  Dios dice que le pidas sabiduría para que sepas qué decisión tomar.  

6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. 8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. 9 El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; 10 pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba. 11 Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas.”  Santiago 1:6-11  

Duro el verso.  El emprendedor se va a marchitar con todas sus empresas.  Eso es lo que aparenta a simple vista decir, pero tienes que ver el contexto.  Lo que Santiago está diciendo es: sé inteligente, piensa bien, pídele sabiduría a Dios; el que es humilde, el que tiene poca condición, como no tiene de qué depender, tiene que esperar que Dios lo exalte; pero el que es rico, cree que ahora lo sabe todo porque su riqueza opaca sus errores, así que descansa en sus riquezas, en lo que tiene, en lo que ha logrado, en lo que ha alcanzado, y entonces tiene una ilusión de grandeza y lamentablemente llega a pensar que su circunstancia actual y lo que es, no tiene nada que ver con el Evangelio que ha creído, sino con sus propias fuerzas.  Y ese es el que eventualmente lo pierde todo porque, cuando llega la tentación, no pasa la prueba porque depende de cosas que no tienen el poder para darle la victoria que necesita.  

Lo que Santiago está diciendo claramente es muy sencillo: mientras tú vas caminando en esta vida, mientras vas creciendo, mientras te vas levantando, mientras vas prosperando, es cuando más debes aprender a depender del poder de Dios en tu vida, es cuando más debes sabes que lo único que te ha llevado a estar donde estás es el Evangelio y la palabra que tú has recibido.  No puedes depender de tu propia fuerza, sino todo lo contrario; tienes que aprender a vivir humildemente, presentándote delante de Dios para que puedas vencer toda la tentación.  Por eso es que Santiago dice:  

12 Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.”  Santiago 1:12  

Santiago lo que está es diciéndole al rico: el problema de tus riquezas no son tus riquezas, sino que tú piensas que tu estado eterno lo tienes por las riquezas que tienes y no te das cuenta que esas riquezas no son las que te van a sostener en el momento difícil.

6 Comments
  • Alicia F.Glez
    Posted at 12:32h, 10 November Reply

    Amén, amén, Dios les continúe bendiciendo grandemente, Pastor Otoniel Font y familia, gracias por compartir sus enseñanzas, en la Palabra de Dios..

  • Jhon
    Posted at 13:35h, 10 November Reply

    Amen, gloria a Dios

  • Wiliam Antonio Chacon Vargas
    Posted at 02:20h, 11 November Reply

    Amén y gracias por esta palabra bendiciones

  • Nairobis Jáuregui
    Posted at 14:48h, 14 November Reply

    Amen gloria a Dios

  • Lorena
    Posted at 03:53h, 16 November Reply

    Woow!! Me encantó!! Gloria a Dios!

  • juan carlos ojeda cornejo
    Posted at 12:34h, 21 November Reply

    gracias Pastor Otoniel, bendiciones

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