¿Satisfecho, o Complacido?
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¿Satisfecho, o Complacido?

En Mateo 6, cuando Jesús comienza a enseñarles a sus discípulos a orar la famosa oración del Padre nuestro, les dice que oren: 11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.  ¿Qué quería enseñarles?  El pan no tan solo representaba la satisfacción que un creyente debe tener con la comida que Dios le da, sino el reconocimiento del Padre celestial como el proveedor de lo que tú necesitas y que diariamente va a llenar tu vida para que no tengas que desear nada de lo que el mundo quiere ofrecerte.  

Hay un momento donde tú tienes que desintoxicarte de la comida de Egipto, tienes que dejar el pescado, la carne de Egipto, tienes que dejar esas cosas y comenzar a comer del maná de Dios.  A veces sabe a nada.  La queja del pueblo era que tenían que coger ese maná que caía e ir y machacarlo y comérselo, y como que no sabía a nada.  Ese pan no les satisfacía, no les sabía a nada.  Lo otro tenía más sabor; pero aunque lo otro tenga más sabor, no necesariamente es lo que tu vida necesita, lo que espiritualmente tú realmente necesitas.  

Así que, no es meramente no vaciarte, sino estar lleno.  Y el que sabe con lo que te tienes que llenar es Dios.  Y de lo único que puedes depender para que te llene es del Padre que está en los cielos.  Él es el que conoce.  

Cuando Jesús es tentado en el desierto, el enemigo lo que quiere hacer es que Jesús se haga autosuficiente.  Adán pecó por comida, y la primera tentación de Jesús fue por comida; al fin y al cabo era lo mismo: la idea de que eres autosuficiente.  Cuando el enemigo le dice a Jesús que convierta la piedras en pan, le está diciendo: tú no necesitas que Dios te provea, te puedes proveer a ti mismo, tú sabes lo que tú necesitas, sabes lo que tienes que comer, cuándo tienes que comer como quieras comer, así que tú no dependes de que Dios te provea.  

Cuál fue la tentación que la serpiente le dio a Eva: serás como Dios.  En otras palabras: ya no vas a necesitar más de Él, vas a poder tú satisfacer tus propios deseos, te vas a convertir en autosuficiente.  La pregunta es si realmente somos capaces nosotros de proveer lo que verdaderamente necesitamos.  ¿Sabes tú realmente lo que tú necesitas?  La Palabra dice que no obtenemos porque no sabemos pedir porque no sabemos lo que necesitamos.  El día que tú crees que tú sabes lo que tú necesitas, ese día te has vuelto tu dios y has dejado a Dios porque Él es el que va a suplir todas tus necesidades.  

¿No será que muchas veces queremos cosas que realmente no satisfacen y que el Padre piensa que no es correcto?  ¿No será que deseas cosas que lo que hacen es llenar tus emociones, tus pensamientos por un momento, y que realmente no son las cosas que Dios busca?  Si tú dejas que tus niños pequeños siempre escojan lo que van a comer, ¿crees tú que tendrían una alimentación correcta?  Comerían comida chatarra todo el tiempo.  Como padre, tienes que enseñarles lo que tienen que comer porque si tú los dejas, ellos realmente no saben.  Y después que estás acostumbrado a una cosa, cuesta volver a lo otro.  Por eso es que no se trata meramente de tú vaciarte; tienes que llenarte de algo, y tienes que entender que Dios es el que sabe lo que tú necesitas, más que lo que el mundo te pueda ofrecer.  Es la única manera en que realmente vas a poder vencer los apetitos de la carne.  

Nuestros apetitos carnales nos pueden conducir, sin darnos cuenta, a dos cosas muy peligrosas:  

  1. Querer algo que realmente no satisface, pero que sí te complace.  Hay gente que piensa que están satisfechos, pero lo que están es complacidos.  Y realmente, la vida de un cristiano no se trata de lo que te complace, sino de lo que satisface, de lo que realmente llena las expectativas de lo que Dios quiere para ti.  Por eso no se trata de vaciarte, sino de llenarte.  
  2. Dejas de depender de Dios porque lo que Él te quiere dar no es necesariamente lo que tú quieres recibir.  Así que ahora comienzas a depender de los hombres, del mundo, de instituciones, de otras cosas.  Por eso es que en Mateo 5 dice: 6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.  Dios nunca te va a dar natural y espiritualmente hablando, lo que tú quieres.  Dios te va a dar lo que Él sabe que es necesario para que tu vida sea llena.  Así que tú no puedes tener hambre por las cosas que tenías hambre antes, por el pescado y la carne de Egipto, sino por el maná de Dios, aunque no sepa igual, aunque no parezca igual ni sea lo que tú piensas, pero sí lo que Dios sabe.  Lo que Dios te está dando es lo que tú debes comer, lo que debes buscar.  Los que tienen hambre y sed de justicia, son los que recibirán de Dios realmente.  El problema en nuestra sociedad es que la gente no tiene hambre y sed de justicia.  La gente no quiere aprender.  Quieren vivir, experimentar, pero no se quieren llenar de lo que tienen que estar llenos.  Buscamos simplemente una experiencia.  

En la iglesia, nos hemos acostumbrado a las pantallas, a las luces, a los congresos, a las actividades, a pasarla bien, a que todo el mundo se entretenga, y la gente no tiene hambre de lo que tiene que tener hambre, y Dios no va a mandar carne, sino maná, para darte lo que tú necesitas y demostrarte que Él es tu proveedor.  

Nadie puede decir que en las iglesia no se ha hecho de todo para atraer a la gente.  Es que la gente no quiere.  Y si tú no estás hambriento, si tú no tienes hambre y sed de justicia, no hay plato que te pongan de frente, no hay edificio que se compre, no hay luces que pongan, no hay nada que hagan que te llame la atención.  La iglesia ha hecho de todo, pero lo que hace falta es gente que esté hambrienta de la palabra de Dios, gente que tenga hambre y sed de justicia.  A esa gente es que Dios va a llenar, a esa gente es que Él va a satisfacer.  

Ante aquella tentación, Jesús le dijo al enemigo: escrito está: no tan solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.  Jesús está diciendo:  

  1. Yo no soy mi propio proveedor.  Tú nunca puedes llegar a pensar que son tus manos las que te dan la provisión.  Tú no eres tu proveedor.  Tu proveedor es Dios.  Tu Dios es tu proveedor.  Él es quien provee, quien te alimenta física, espiritual y emocionalmente.  Él es el que provee, el que suple todas tus necesidades, el que te bendice; y la bendición de Jehová es la que enriquece y no añade tristeza con ella.  Cuando es Él quien te prospera, no te queda un mal sabor porque, cuando Él te prospera y te provee, lo puedes disfrutar.  Lo que Él te provee proviene de tu Padre celestial, Él es tu proveedor.  Deja de buscar en los demás.  Que sea Él quien te provea.  
  2. El Padre sabe más de lo que yo necesito.  No tan solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra.  En otras palabras: Él sabe lo que yo necesito; no soy yo quien lo sabe.  

La única manera que aquello representaba una tentación era si Jesús podía cambiar las piedras en pan.  Porque si no puede cambiarlas, hubiera dicho: no las puedo cambiar.  Y aquello no habría sido una tentación.  Pero si cambió agua en vino, podía cambiar aquellas piedras en pan.  En una ocasión, los discípulos le dicen a Jesús: ¿quieres que mandemos que baje fuego del cielo?  Y Jesús les dice que se dejen de eso.  O sea, que ellos estaban seguros que, si lo pedían, fuego iba a bajar del cielo.  Y si Jesús no combate aquello diciendo que él no puede, quiere decir que puede.  Esto implica que Jesús estaba diciendo:  

  1. Más importante que lo que yo digo, es lo que yo oigo de Él.  En tu vida, más importante que lo que tú dices, es lo que tú oyes de tu Padre celestial.  Creemos en confesar la palabra, en declarar, en que abras tu boca y confieses la palabra de Dios; hay autoridad en tu boca.  Pero la mayoría de tu vida, tienes que permanecer callado, en silencio, porque lo más importante en esta vida no son tus palabras, no es lo que tú dices, sino lo que oyes de Dios porque, al fin y al cabo, cuando Él te habla es que tu vida se llena; es cuando Dios te habla que tu vida se satisface.  Cuando tú recibes el pan de la palabra de Dios sobre tu vida, entonces, tú eres lleno.  

No puede ser suficiente para ti ir a la iglesia un par de veces por semana.  Tú tienes que levantarte todos los días y decir: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo; Señor, dame el pan mío hoy.  No es tan solo la provisión física.  Ese verso tiene que ver con tu provisión física porque Él es tu proveedor, pero esa palabra tiene que ver con la satisfacción interna personal.  Dios te debe hablar todos los días, todas las mañanas.  Debes levantarte y, antes de cualquier cosa, buscarlo a Él, oírlo a Él, ver qué Él te tiene que decir, que tiene que hablarte a ti.  Cuando vayas a la iglesia, que sea a corroborar todo lo que Él te ha estado diciendo toda la semana; ve a la iglesia a darte cuenta que estás oyendo correctamente porque lo que escuchaste allí, se alinea con lo que Él te ha estado hablando toda la semana, es exactamente lo que tú necesitabas.  Cuando vas a la iglesia y estás hambriento de Él verdaderamente, cuando tienes hambre y sed de justicia, no importa quién predique, cómo predique, lo que se predique, Dios siempre tendrá una porción para ti en ese día.  

Solo los hambrientos se satisfacen.  

Ser cristiano no es estar vacío de ciertas cosas, sino estar lleno de otras.  Es estar lleno de tal manera, que no hay espacio para más nada en tu vida.  Y la única manera que tú te llenas es teniendo hambre y sed de Dios.

6 Comments
  • Jhon
    Posted at 12:37h, 29 November Reply

    Amén y amén

  • Liseth Trujillo
    Posted at 13:50h, 29 November Reply

    Amén y amén así es y yo lo creo y lo recibo en el nombre que es sobre todo nombre poderoso maravilloso del Señor Jesucristo nuestro Señor amén y Dios es mi proveedor amén y amén Él es quien se hace cargo de mi y de mi Familia mis hijos mi madre amen y amen🙏🏽🙏🏽🙏🏽

  • Alicia F.Glez
    Posted at 13:54h, 29 November Reply

    Amén y amén! Y estar llenos de Dios,si es pasar la prueba…doy gracias a Dios por su Palabra de poder que ha transformado nuestras vidas, gracias de corazón Pastor Otoniel por compartirme sus enseñanzas,sea bendecido grandemente

  • Nelson García
    Posted at 15:05h, 29 November Reply

    Amén gracias Señor lo recibí y lo pongo por obra

  • Martha Lucia Hernández
    Posted at 15:53h, 29 November Reply

    Amen Gracias A Dios por este mensaje en tus manos esta mi vida y mi familia

  • Sánchez Ardila
    Posted at 16:33h, 29 November Reply

    Gracias Pastor, aprendiendo mucho con lo que Dios permite enseñarnos por medio suyo. Cómo anillo al dedo la predica de hoy. Empezaré a trabajar en esos aspectos que nos expone . Dios los bendiga

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