24 Sep Una Petición Otorgada

Ayer comenzó nuestro primer Congreso 1000 Veces +.  Tanto ayer como hoy la experiencia es virtual.  Mañana tendremos experiencia virtual, y presencial en Puerto Rico.  Líderes, empresarios y demás recursos nos han estado inspirando a progresar.  Estás a tiempo para registrarte.  Hazlo ahora en https://otonielfont.com/maximizadores.  El domingo tenemos una experiencia exclusiva para pastores, y el lunes cerramos con nuestra reunión mensual de Maximizadores.  Dios va a inspirar tu vida por medio de estas experiencias.  

Hoy queremos hablarte acerca de una oración que, si nos dejamos llevar por lo que la gente hoy critica, esta no debería ser tu oración.  Esta persona pide prosperidad.  Y hay quien critica esto, pero es porque no conocen todo el balance de la escritura.  Hablamos de la oración de Jabes.  

Esta no es una porción muy extensa de la Biblia, sino una muy pequeña.  Pero todo lo que se escribe en la Biblia es con un propósito, tiene una razón de ser.  No tan solo es parte de la historia completa de la redención del hombre y parte del desarrollo de la vida espiritual donde Dios quiere mostrarnos su redención, la libertad de los pecados y esa nueva vida en Cristo, sino que también podemos ver cosas puntuales que le suceden a un grupo de personas con el que nos podemos identificar y que pueden inspirarnos a tomar decisiones que nos transformen.  

“9 Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor. 10 E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió.”  1 Crónicas 4:9-10  

Esta persona está pidiendo por prosperidad, por aumento, por incremento en su vida.  Una oración como esta hoy sería para algunos una muy problemática.  

La Biblia comienza diciéndonos que Jabes fue ilustre, más que sus hermanos, pero también nos deja saber que él no nació en esa condición.  Su final fue ser más ilustre que los demás, así que Dios lo llevó a un lugar de prominencia, pero ese no fue su comienzo.  El nombre de Jabes significa nacido en dolor.  No tan solo naces en un momento de problemas, con una vida complicada, sino que te ponen un nombre que te lo acuerda por el resto de tus días.  Cada vez que te llaman, tú estás pensando: nací en dolor, en problemas, en dificultades; esto es quien yo soy.  Imagínate vivir así toda la vida.  Definitivamente, hay que romper espiritual y emocionalmente con todas esas ideas.  

Sin embargo, curiosamente, a este personaje en particular de la Biblia no fue necesario cambiarle el nombre.  En la Biblia, vemos unos siete u ocho cambios de nombre.  Dios cambia el nombre de Sarai a Sarah, de Abram a Abraham, de Jacob a Israel, de Saulo a Pablo, de Simón a Pedro.  Vemos el cambio de nombre y lo que esto representa.  Es maravilloso el cambio de nombre.  Pero fíjate qué interesante que Dios no le cambia el nombre a Jabes para prosperarlo y bendecirlo.  

Dios te deja saber en esta escritura que, a pesar de tus comienzos complicados, a pesar de que a través de la vida tú has sido marcado por tus experiencias del pasado, a pesar que has vivido momentos de dolor, tú tienes la oportunidad de superarlos y vivir por encima de aquello que el mundo había puesto como marca sobre tu vida, de lo que el mundo quiso usar para marcar tu corazón, tu mente, tu ser.  Tú puedes superarlo, puedes levantarte y seguir adelante.  

Le pido a Dios que comience a haber un rompimiento en tu mente, en tu espíritu; que rompas con esas viejas ideas que han marcado tu vida, que te han detenido, esas viejas experiencias que te han paralizado, que te han llevado a vivir una vida llena de problemas y sin esperanza.  Que puedas hoy comenzar a creerle a Dios que, a pesar que naciste en una situación complicada, que nadie esperaba mucho de ti, comoquiera Dios te puede levantar.  

Jabes se atrevió a pedir lo que mucha gente no se atrevería a pedir hoy, a decir: Señor, prospérame, auméntame, ensancha mi territorio, progrésame, dame más; que yo pueda extenderme a la derecha, a la izquierda; que yo pueda avanzar y progresar.  Ese es el deseo de Dios para cada uno de nosotros, lo que pasa es que muchos no se atreven a pedir.  ¿Por qué?  Porque nuestro nombre es Jabes, porque nacimos en una situación complicada, por el qué dirán.  Muchos dirían que esta no es una oración correcta, pero Dios le otorgó a Jabes lo que pidió.  Jabes no pidió un cambio de nombre, una transformación, que lo sacara de aquel lugar.  Él pidió: ensancha mi territorio, dame bendición, camina conmigo, prospérame.  

¿Te atreves tú hoy a hacer esa oración?  Muchos pensarían que esta es una oración que Dios no escucha.  Pero dice la Biblia que Dios oyó y otorgó a Jabes lo que pidió.  Es impresionante.  

Le pido a Dios que te inspire, que algo se levante en ti y comiences a creerle por cosas poderosas; que le pidas a Dios que te bendiga, que ensanche tu territorio, que te prospere, que te aumente y que te dé la victoria.