Milagros en los Lugares Bajos
10532
post-template-default,single,single-post,postid-10532,single-format-standard,bridge-core-3.0.5,mec-theme-bridge,qi-blocks-1.2.6,qodef-gutenberg--no-touch,qodef-qi--no-touch,qi-addons-for-elementor-1.6.9,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-29.1,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-6.9.0,vc_responsive,elementor-default,elementor-kit-14558

Milagros en los Lugares Bajos

6 Entonces los moradores de Gabaón enviaron a decir a Josué al campamento en Gilgal: No niegues ayuda a tus siervos; sube prontamente a nosotros para defendernos y ayudarnos; porque todos los reyes de los amorreos que habitan en las montañas se han unido contra nosotros. 7 Y subió Josué de Gilgal, él y todo el pueblo de guerra con él, y todos los hombres valientes.”  Josué 10:6-7  

¿Por qué Josué sube a defender a Gabaón, a pesar que los gabaonitas eran de las tribus que ocupaban la tierra prometida y que debían salir de allí?  Varias cosas podemos ver en estos versos que nos muestran por qué Dios es Dios del valle de Ajalón.  

En Josué 9, vemos que Josué comete un error, pero es un error que Dios decide respaldar.  Los gabaonitas, cuando escucharon lo que Dios hizo a través de Josué, contra Jericó y contra Hai, los gabaonitas, siendo un ejército fuerte, fueron a hacer alianza con Josué.  Dice la Biblia que se vistieron con ropas viejas, como mendigos, pusieron pan mohoso en sus canastas y fueron con el “ay bendito” donde Josué.  Y a Josué le da pena… y la pena mata.  

Hay gente que es manipuladora.  Estos hombres fueron allí manipulando a Josué, y Josué aceptó; hizo un pacto con ellos.  Siendo un pueblo fuerte y grande, ahora llegan a ese pacto.  Cuando miramos más adelante, a través de toda la historia del pueblo de Israel, fueron el peor enemigo que tuvo Israel.  Israel no los podía matar por el pacto que se había hecho.  Se les conoce como aguijones, y es la misma palabra que usan cuando se habla del aguijón de Pablo.  La palabra aguijón siempre sale en relación a los gabaonitas, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.  En la Biblia, la palabra aguijón se usa para referirse a personas que fastidian la vida.  Cuántos gabaonitas tú has tenido en tu vida que por simplemente tú no ser sabio, entras en relaciones que no deberías entrar, y después están toda tu vida fastidiándote.  

Josué hace un pacto de defenderlos y en el próximo capítulo vienen en contra de Gabaón, y Josué tiene que salir a defenderlos.  Ahora Dios tiene que pelear una batalla para defender a un enemigo que se supone que se destruyera, simplemente, porque Josué había hecho un pacto con él.  Cuando alguien hace un contrato contigo, una relación contigo, mantén siempre claro que el bendecido es él.  Te hacen sentir como que te están ayudando, pero si son tan grandes, ¿para qué te necesitan?  Es que ven algo que te respalda a ti, que no los respalda a ellos.  Vive en este mundo con la seguridad de quién es que te respalda, quién es que va contigo a la batalla.  El mundo, aunque es más fuerte, sabe eso.  

Lo primero que Dios honró fue la lealtad de Josué.  En el valle de Ajalón, si tú quieres vivir milagros en los lugares bajos, siempre recuerda que Dios respalda tu fidelidad y tu lealtad.  El problema de la gente, y a veces de los creyentes, es que en los lugares bajos se olvidan de la palabra que dieron, del compromiso que hicieron, de que dieron una palabra.  Dios tenía que respaldar a Josué ahora porque se había comprometido, había dado una palabra.  

Sé lento en comprometerte, pero cuando te comprometas, aunque pareciera que va a ser difícil y va a haber pérdida para ti, cumple tu palabra siempre.  No des palabras, no te comprometas, si no estás dispuesto a dar tu vida por esa palabra.  Uno de los problemas que tiene nuestra sociedad con respecto al matrimonio, es que lo hemos reducido a un contrato, a la firma de un papel; y la firma del papel es importante, pero los contratos no se firman para saber cómo nos asociamos, sino para saber cómo salimos, cómo nos separamos, cómo se acaban.  No es meramente cómo nos unimos.  Un contrato que solo establece cómo nos unimos, es un contrato fatulo porque, lamentablemente, en este mundo las emociones se corrompen y la gente no llega a lo último con el mismo deseo y corazón.  El problema con los matrimonios es ese; que la gente ha reducido el matrimonio a un contrato, y nos olvidamos que el matrimonio, antes de ser un contrato, es un pacto; damos nuestra palabra y después firmamos el contrato; y tú no deberías firmar el contrato, si primero no estás dispuesto a empeñar tu palabra.  Por eso es que el contrato del matrimonio se ratifica, más que en una corte, en un altar.  Primero se va al altar, y luego se firma el contrato del matrimonio.  Porque vas al altar a honrar a Dios primero, a decirle a todo el mundo delante de Dios: doy mi palabra, lo hago por fe.  Y entonces firmas el contrato.  

Los cristianos hacemos las cosas en el mundo espiritual y en el mundo natural porque sabemos que la palabra es importante y tiene poder.  Tu palabra te amarra, te conecta.  Cuando tú veas siempre el matrimonio como un pacto, no tendrás en tu mente cómo huir, cómo salir; siempre estarás dispuesto.  Ese es el verdadero amor que ama: todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta; el amor nunca deja de ser.  Es la palabra de un pacto.  Dios siempre honra a los hombres y mujeres que, luego de que dan una palabra, luchan para cumplir esa palabra que dieron.  

Sé un hombre, una mujer de palabra.  Si dijiste que vas a estar, está.  Tu palabra vale.  Pero la gente quiere ver milagros en su vida, y no están dispuestos a honrar las palabras que han dicho.  

Dice la Biblia que, en un momento dado, comenzaron a caer piedras del cielo.  Eran cinco reyes contra Gabaón y contra Josué.  Y Josué sale a pelear contra aquella gente, que eran más.  Y Dios comienza a tirar piedras, y la Biblia hace una aclaración que pocos miran: más fueron los que murieron por las piedras, que por la espada de Josué.  

En la iglesia, hay dos extremos de gente: los que nunca quieren salir con la espada a pelear, y los que se creen que son ellos los que siempre han hecho cosas grandes.  Las piedras no caen, si tú no estás con la espada, pero nunca pienses que fue más por la espada que por las piedras.  En toda victoria que tú tengas en tu vida, siempre Dios hace más de lo que tú haces.  

Hacen falta tu trabajo y tu esfuerzo, que tú luches; pero, cuando al final del día hagas cuentas, siempre recuerda que más lograste por las piedras que Dios envió, que por la espada que tú usaste.  No importa cuán duro tú has trabajado, la mayoría de lo que has logrado, no ha sido por tus fuerzas porque ni te lo mereces ni con tus fuerzas hubieras podido llegar hasta ese lugar.  Dios envió piedras mientras tú batallabas, para demostrarte que Él va a respaldar tu palabra y lo que Él ha dicho que va a hacer contigo, y siempre tienes que recordar que más ha hecho Él por ti, que lo que tú podías hacer por ti mismo.  

Hace falta que estudies, pero cuando apruebas un examen, fue por la gracia de Dios.  Jamás y nunca con tu mente, te hubieras acordado de todo eso.  La casa que tienes, trabajaste fuerte para tenerla, ¡qué bendición que lo hayas logrado!  Pero, cuando alguien te pregunte por esa casa, no les des crédito al banco ni a tu trabajo, sino al Dios Todopoderoso.  

Todo lo que tú tienes es por la gracia de Dios.  El problema es que la gente vive en esos extremos.  Tenemos gente que no quiere salir a pelear, gente que solo quieren ver las piedras caer y que sus enemigos sean derrotados única y exclusivamente por Dios.  Las piedras no caen, si tú no sales a pelear.  Pero cuando al final del día cuentes, no te creas que es tu trabajo, que son tus fuerzas, que es por lo grande y lo hábil que eres.  Por eso diezmamos y ofrendamos, porque cada vez que lo hacemos, lo que estamos diciendo es: Señor, yo sé que todo esto en realidad viene de ti.  Si tú no sales a trabajar, no debes diezmar porque el que diezma es el que recibe del trabajo, pero si tú lo que estás es esperando un milagrito que te llegue porque diezmes para no hacer nada, estás esperando que piedras caigan sin salir a trabajar.  Entonces, estás jugando la lotería espiritual.  

Entiende que jamás y nunca tu esfuerzo tu hubiera podido llevar al lugar donde tú estás hoy. 

8 Comments
  • Juan Carlos Ojeda Cornejo
    Posted at 12:48h, 25 August Reply

    gracias muchas gracias por esta palabra, Dios lo bendiga Pastor Otoniel

  • MARTHA LUCIA HERNANDEZ
    Posted at 16:32h, 25 August Reply

    Amen gracias por este mensaje Dios los bendiga

  • marttha
    Posted at 20:25h, 25 August Reply

    Amén poderosa palabra
    Bendiciones

  • marttha
    Posted at 20:26h, 25 August Reply

    Amén. Poderosa palabra
    Bendiciones Pastor

  • PETRONA
    Posted at 21:04h, 25 August Reply

    AMEN AMEN ASI ES GRACIAS PADRE

  • Jhon Mario
    Posted at 13:23h, 26 August Reply

    Aleluya, Gloria a Dios

  • Marìa del Carmen Gonzàlez Pèrez desde Venezuela
    Posted at 02:03h, 27 August Reply

    Amen,amen y amen!!!gracias pastor por esta enseñanza!saludos!que este bien!!!

  • nairobis jauregui
    Posted at 23:41h, 30 August Reply

    Excelente enseñanza, Gloria a Dios

Post A Comment