10 Aug Claves del Empresario Espiritual (2da parte)

¿Qué podrías hacer, qué podrías alcanzar si te atrevieras a darle con todo en tu vida?  Si te atrevieras a luchar, trabajar, esforzarte, tener esa resiliencia, esa perseverancia, esa obstinación, esa fuerza de que vas a hacerlo, vas a lograrlo y seguir hasta alcanzar lo que Dios te ha prometido?  ¿Te lo has preguntado?  

Tienes que activar tu plan de acción, y luego mejorar.  Hay personas que nunca alcanzan nada porque nunca empiezan nada porque son perfeccionistas; piensan que tienen que tenerlo todo en orden, todo preparado como tiene que ir, todo exacto para ellos poder avanzar.  La realidad es que la acción es muchas veces más importante que la preparación, pero nunca menosprecies la preparación.  El problema es que hay gente que se sobreprepara y se vuelven inertes.  Y por preparación no hay resultados; hay resultados por la acción.  Para actuar, hay que prepararse, pero no vas a estar cien por ciento preparado siempre para actuar, así que tienes que actuar, así que tienes que actuar y, en el camino, vas preparándote, mejorando, aumentando.  Una persona que lo que haga sea estudiar toda su vida en la universidad, pero nunca aplique nada, nunca haga nada, nunca salga a la acción ni tome una decisión, de qué sirve tanto conocimiento?  De nada.  No tendrá resultados.  Así que tienes que tomar acción.  Ve preparándote, progresando y mejorando mientras vas actuando.  Ve sobre la marcha.  

La gente que son líderes espirituales y los emprendedores espirituales están tranquilos en medio de la ambigüedad; no se desesperan cuando las cosas son inciertas en su vida.  El mundo que vivimos no nos provee mucha seguridad, es demasiado cambiante, demasiado rápido.  Ocurren cosas de un momento a otro, de un día para otro; lo que hoy está, mañana desaparece, no existe, se va y vuelve y uno no sabe ni qué va a pasar.  En el mundo en que vivimos hay incertidumbre, y los emprendedores sabemos manejar esas ambigüedades, y esperamos nuestro tiempo, no permitiendo que eso nos detenga en nuestro progreso.  

El líder espiritual, y el empresarial que es espiritual, está dispuesto a arriesgarlo todo sin una confirmación segura de que el éxito es garantizado, naturalmente hablando.  Muchas personas quieren emprender con garantías cien por ciento de todas las cosas que van a hacer, y eso es imposible; no hay tal garantía, no existe tal cosa en el mundo empresarial; pero si tú necesitas demasiadas garantías para atreverte a hacer algo, para arriesgar, nunca alcanzarás grandes cosas.  Todo en la vida conlleva riesgos, conlleva ciertos peligros.  Las inversiones financieras, de negocios, conllevan peligros; inversiones en la vida familiar conllevan peligro; salir de tu casa es un riesgo, corres peligro.  Pero si no sales, si no te atreves, nunca pasará absolutamente nada en tu vida.  El líder espiritual, el empresario espiritual, está dispuesto a arriesgarlo todo, aunque no tenga una total garantía naturalmente hablando del éxito.  

Los que somos empresarios y emprendedores espirituales, tenemos una garantía más grande; la seguridad que nos da una ventaja de poder arriesgarlo todo en el mundo natural, y es la seguridad de que todo obrará para bien para aquellos que amamos a Cristo Jesús.  En otras palabras, confiamos que cuando le creemos a Dios y nos movemos en fe, aun en nuestros errores, Dios se encargará de sacar mucha bendición.  Atrévete a ponerlo todo en juego, creyéndole a Dios que vas a lograr hacer lo que te has propuesto.  

No puedes esperar para tener consenso para tomar acciones y decisiones en tu vida.  Uno de los errores que cometió Moisés fue pensar que, si tenía el consenso del pueblo, de aquellos a su alrededor, de los doce espías, entonces, podía lograr alcanzar una gran victoria, el conquistar la tierra prometida.  El problema fue que nunca tuvo consenso; es más, el consenso se tornó en contra de él; el consenso que se hizo fue de que no debían entrar, de que no podían lograr, y tan solo diez personas condenaron a dos millones de personas a que murieran en el desierto.  

Nunca vimos a Jesús pedir un consenso de algo.  Se hacía lo que él decía, como él quería.  El consenso no es para todas las áreas de tu vida, y menos en el área de emprender.  Si te pones a esperar que haya un consenso, jamás lograrás avanzar en tu vida.  

Olvídate de los críticos, de los que están dando opiniones; toma acción.  Actúa, muévete en fe.  Mucha gente entra en inercia emocional, espiritual, porque está buscando la opinión de otro, lo que otro piensa; se quedan enfocados en la crítica, en la condenación que algunos promueven por no entender o no tener la misma visión o deseo, y simplemente, se estancan.  Hoy es el día de decir: voy a dejar que la gente hable, que me critiquen, que piensen como quieran pensar, voy a seguir actuando, tomando decisiones, moviéndome hacia el futuro que Dios tiene para mi vida.  Deja que los críticos hablen, y tú simplemente actúa.  No te detengas para nada.  

Rompe las reglas.  Hay montones de cosas en la vida que no están allí para limitar todo tu progreso, sino para establecer una estructura en la sociedad, y algunas veces tienen que ser rotas para poder avanzar y alcanzar ciertos cometidos.  No se trata de que te vuelvas un loco revolucionario, que piensa que la meta es romper y quitar todo lo que hay allá afuera porque todo está mal.  Cuando hablamos de romper reglas, nos referimos a innovar, nos referimos a tu propio pensamiento; tiene que haber una flexibilidad en lo que haces.  

Nuestro Señor Jesucristo, en unos momentos, rompió unas reglas, pero las rompió parcialmente, no permanentemente.  Las rompió para alcanzar un cometido y porque el contexto lo requería.  En una ocasión, lo acusan de dejar que sus discípulos comieran sin lavarse las manos.  Seguramente, Jesús se lavaba las manos todas las veces que podía, y le pedía a sus discípulos que hicieran lo propio; pero en esta ocasión, empezaron a comer sin lavarse las manos, se rompió una regla.  Y es que el cometido más importante en ese momento no era lavarse las manos, sino comer.  No siempre comieron con las manos sucias.  Así que se rompen las reglas temporalmente, para alcanzar un cometido, y eso es lo que provoca avance.  

Cuando miramos la Biblia, muchos de los milagros que hizo Jesús los hizo el día sábado.  El milagro de la mujer sirofenicia, por ejemplo.  Él le dijo: no es digno que te dé a ti este milagro porque vine a los hijos de la casa de Israel.  Y, parafraseando, ella respondió: pues suspende esa regla por un momento, por favor, porque aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de su señor.  Aquella mujer provocó, con su fe, que Jesús suspendiera una regla.  Aquella era una regla que había en el mundo espiritual en aquel momento, pero se suspende, y aquella mujer recibe el milagro de parte de nuestro Señor Jesucristo.  

Aprende a romper ciertas reglas, ciertas normas que el mundo quiere controlarte, gobernarte sobre ellas.  Camina en la libertad de entender el contexto y los lugares precisos donde tienes que actuar de una manera para que puedas alcanzar lo que Dios te ha prometido.  Solo los innovadores que se atreven a romper las reglas, son los que alcanzan, los que logran ese avance en sus vidas.