22 Jun El Mandato es Discipular

Jesús no nos da la orden de ir a hacer discípulos desde el principio de su ministerio.  No nos la da cuando multiplicó los panes y los peces ni cuando venció al enemigo en la tentación ni cuando fue bautizado, sino cuando termina toda la obra, resucita y asciende al Padre, después que todo su trabajo está completado aquí en la tierra y está buscando gente como tú y como nosotros, que sigamos su misión.  

“13 Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. 14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.”  Daniel 7:13-14  

Cuando Daniel ve al hijo del hombre no lo ve descender sino ascender; la referencia de verlo en las nubes es hacia arriba.  Daniel estaba viendo aquella visión desde el cielo, no desde la tierra.  Él dice que vio a uno ascender en las nubes y llegó al anciano, quien le dio dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.  Ese es el que te dice: Id y haced discípulos.  Su reino no se va a destruir.  Todo dominio le ha sido dado, todo poder.  Su reino no se va a dividir, nada nos va a destruir, nada nos va a paralizar.  Nada te tiene que detener.  Ese es el que te dice: Ve y haz discípulos.  

En la iglesia, predican salvación porque es la más fácil de predicar.  Porque es por gracia, gratis, por amor; pero el Rey es el que gobierna, el que te dice que no puedes seguir pensando y actuando como hasta ahora, que no puedes seguir viviendo de esa manera, caminando como estás caminando.  Y no tan solo es que tienes que cambiar tú, sino que tienes que ayudarle a que otros también lo entiendan y también se sometan y sus rodillas se doblen.  

En la iglesia hay mucha gente salva pero que no han doblado sus rodillas porque todavía sus vidas completas no están bajo el servicio de Dios.  Una de esas áreas es la de hacer discípulos.  Si tú no haces discípulos, tú no has entendido que Cristo es tu rey.  

Muchos pretenden que el pastor evangelice con un micrófono en la calle, que haga un llamado y la gente levante la mano y ya.  Pero el que levanta la mano, luego regresa a su casa con su cónyuge y sus hijos, a lo mismo de antes; si vivía en violencia, a eso vuelve.  ¿Quién se sienta y le enseña?  ¿Quién se sienta y le dice que no puede seguir gastando su dinero de la misma manera?  ¿Quién le dice que tiene que agradarle a Dios, respetar la autoridad?  ¿Quién toma el tiempo para hacerlo?  Eso es discipular.  El problema es que pensamos que es mucho, pero Jesús no discipuló naciones, sino a doce.  Y esos doce, a otros doce.  Pero nos atraen los números, las multitudes.  Y tenemos que creer en multitudes, pero las alcanzamos cuando discipulamos a uno, y ese discipula a otro, y ese a otro.  

Hoy la iglesia se ha vuelto una iglesia de multitudes, o sea, de milagros y repartir comida, milagros y ayudar al prójimo, milagros y servir.  ¿Qué es lo que siempre se nos dice?  Que Jesús partió el pan para que todo el mundo comiera.  Porque ese es el que nos gusta, el Salvador, el que da por gracia.  Pero mucha de esa gente cogió del pan que él partió y se fueron para su casa igual de perdidos; pero los doce discípulos que lo siguieron a él fueron a quienes él dijo: no hay nadie que haya dejado casa, padre, madre e hijos que no reciba cien veces más aquí y ahora, y en el más allá la vida eterna.  Porque por comer el pan multiplicado tú no eres discípulo.  Discípulo es cuando estás dispuesto a dejar todo lo que eres para servirle a él, para seguirle y para enseñar a otros a hacer lo mismo que tú hiciste.  Si no, eres de la multitud.  

Tenemos que verlo como rey.  Si él es tu rey, la pregunta para ti es: ¿estás discipulando a alguien?  ¿Estás enseñando a alguien?  ¿Estás discipulando a tu familia?  ¿Les estás enseñando a tus hijos la Palabra?  ¿Les estás enseñando a orar?  Si él es tu rey, vive como él quiere que tú vivas.  

No podríamos evangelizar y discipular sin entender el poder del evangelio que hay en el discipular a una persona.  ¿Entiendes realmente todo lo que costó tu salvación y todo lo que les ha costado a ti y a él tener la vida que tú tienes?  A veces, no lo realizamos.  En el mundo, tú vivías alocadamente; hoy actúas diferente, caminas diferente, piensas las cosas.  Pero eso no salió de la nada, sino de todo un proceso, de un tiempo.  Aquellos que se disciplinan a asistir a cada servicio, ese esfuerzo acumulado a través de los años es lo que renueva su carácter.  Nadie es perfecto, pero eres una persona que piensa diferente, vive diferente.  Hay poder en el evangelio a través de la disciplina.  Si no entiendes esto, no le das valor a lo que él pidió que hiciéramos.  

El verdadero mandato no es ir meramente, sino seguir yendo.  El discipulado es algo de toda una vida.  Nadie es un discípulo perfecto.  El discipulado es un trabajo constante, es de todo el tiempo.  De vez en cuando, hay algo en tu vida que se sale del reinado de Dios, y hay que volverlo a someter, a discipular.  Es un trabajo constante, es un ir constante, es un trabajo de consistencia.