El Poder Magnificado de tu Semilla en Tiempos de Crisis
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El Poder Magnificado de tu Semilla en Tiempos de Crisis

Tú no puedes ofrendar, sino hasta que has diezmado.  Luego de entregar la décima parte de tu ingreso, de tu incremento, entonces, comienzas a ofrendar.  Sin embargo, tú puedes sembrar una semilla de fe en un momento de crisis.  Quizás no puedes diezmar porque no tienes, no has recibido dinero ni nada; por lo tanto, lo que das no se considera diezmo, sino una ofrenda de fe, una expectativa, una semilla creyéndole a Dios por un milagro.  

Tú no puedes ofrendar, sino hasta que diezmas.  Si tú eres creyente, si eres parte del reino de Dios y no diezmas, al dar una ofrenda lo que estás es diezmando.  A veces, las múltiples ofrendas no completan ni el diezmo.  Si entiendes que no puedes ofrendar, entonces diezma.  Ya después que diezmas, entonces puedes ofrendar en la medida que Dios te vaya dando.  Pero mientras no hayas dado la cantidad de lo que sería la décima parte, no has completado tu diezmo; por lo tanto, no se considera una ofrenda, según la palabra de Dios.  

Ahora bien, cuando hablamos de una semilla de fe en un momento donde no tienes, donde hay una crisis, donde hay una economía complicada, donde no hay incremento en tu vida, donde no estás recibiendo, tú puedes dar una ofrenda o una semilla de fe.  El poder de esa semilla es por causa del contexto en el que estás viviendo en ese momento.  

El momento en que el que estás viviendo, hace que tu ofrenda pueda mover la mano de Dios a tu favor.  

Cuando das una semilla de fe en medio de una crisis, de una dificultad:  

  1. Levantas expectativa y esperanza en tu vida.  Es imposible jamás tú poder alcanzar nada para Dios, si primero no nacen de tu interior la expectativa y la esperanza.  Una crisis económica, un momento difícil, lo primero que hace en tu mente, en tus pensamientos, es limitarte, encerrarte, cauterizar tu esperanza, tu fe; te hace perder toda expectativa de futuro, de mañana.  Cuando decides dar en medio de tu crisis, cuando decides dar lo poco que tienes, lo primero que comienza a crecer es expectativa y esperanza, y todo comienza a cambiar.  Cuando ya hay expectativa y esperanza, entonces el milagro comienza a ocurrir.  Cuando el profeta le dice a la viuda que le trajera la torta a él primero, y ella obedece, se creó expectativa.  Antes, ella esperaba morir; ahora comienza a esperar que la harina se multiplique; ahora con expectativa, tiene esperanza de que algo va a pasar.  
  2. Activas tu fe.  La fe no se puede activar hasta que no hay esperanza, hasta que no hay una imagen de un futuro diferente, de algo nuevo para tu vida.  

30 Decía también: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios, o con qué parábola lo compararemos? 31 Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra; 32 pero después de sembrado, crece, y se hace la mayor de todas las hortalizas, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo pueden morar bajo su sombra.”  Marcos 4:30-32  

Estos versos nos dicen que la expectativa es algo pequeño que crece en grande.  Cuando hay expectativa, ahora puedes poner fe, añadir fe.  Hebreos 11:6 dice que sin fe es imposible agradar a Dios.  No puedes agradar a Dios, si no tienes fe; pero tú no puedes elevar tu fe si no hay una esperanza, algo que tú puedas visualizar que va a ocurrir.  Un momento de crisis, de necesidad económica, comienza a minar tu mente, tu corazón, y a decirte que este es el final, te lleva a pensar como la viuda, que después de esta comida todo se va a acabar.  Pero cuando llega una palabra de Dios se levanta expectativa, y cuando se levanta expectativa, se levanta fe.  El profeta le dice que le trajera esa torta a él primero, y le pinta una imagen: la harina no va a escasear, se va a multiplicar.  Aquella mujer comenzó a ver a su hijo vivo, comenzó a ver nietos, y ahora en fe fue y buscó aquella pequeña torta, por fe fue y actuó.  

Una semilla en un tiempo de crisis levanta primero tu expectativa, y levanta luego tu fe para que las cosas comiencen a ocurrir a tu favor.  

  1. Entiende que nada va a ocurrir si primero estos dos ingredientes no están conectados.  Hay gente que tiene esperanza, pero no ponen fe.  Y hay quien trata de poner fe, sin tener esperanza.  La realidad es que toda posibilidad de cambio desaparece en el momento en que decides no sembrar, no ofrendar.  Esto puedes aplicarlo a cualquier área en tu vida.  Si, por ejemplo, has subido de peso durante la pandemia, cuando te das cuenta, determinar que tienes que hacer algo, y entonces levantas expectativa de que algo va a pasar.  Luego pones fe, pero a esa fe tienes que ponerle acción.  Si tú no pones la acción, ¿qué haces con la expectativa y la fe que se desarrollaron?  Las matas, las terminas; nada va a ocurrir porque la fe sin obra es muerta.  A aquella viuda que tenía un hijo, le quedaba un poco de harina y un poco de aceite, pero su expectativa era comer la torta y morir.  ¿Qué hizo el profeta?  Cambió la expectativa: no vas a morir, vas a vivir.  Ahora la mujer tenía una nueva expectativa, una nueva imagen de lo que pasaría; y puso fe en esa expectativa.  ¿Cómo demostró su fe?  Buscó la torta que el profeta le pidió.  Si ella no tomaba acción, la expectativa y la fe que se habían levantado, automáticamente se pierden y se cancela toda posibilidad de un cambio.  Cuando tú estás en un tiempo de crisis, de dificultad, atrévete a ofrendar, a sembrar, a darle a Dios, a provocar que algo ocurra en tu vida, a creer que Dios va a multiplicar tu semilla de manera sobrenatural.  
  2. Tu contexto magnifica tu semilla.  

43 Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; 44 porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.”  Marcos 12:43-44  

Estos versos nos hablan de aquella mujer que fue delante de Jesús en el momento donde estaban tomando las ofrendas, y a Jesús le impresionó la fe de esta mujer.  Ella tiró allí aquella ofrenda, y Jesús dijo que nadie había dado como ella.  Y los discípulos pensaron que se volvió loco; muchos habían dado mucho, pero el Señor dijo que ella de lo que no tenía, de lo poco que le quedaba, lo dio todo, dio el máximo.  

Es vital dar, sembrar en el momento de crisis.  Tu contexto, lo que estás viviendo, magnifica tu semilla; por lo tanto, magnifica el potencial ante los ojos de Dios.  

Dos dracmas que dio aquella mujer, como eran todo lo que tenía, delante de Dios era algo maravilloso, grandioso; porque el contexto de aquella mujer era que no tenía nada.  Aquello que era simple, que era poco, ante Dios fue algo glorioso, espectacular, sobrenatural.  

Nunca menosprecies lo poco de tu semilla porque el contexto que tú estás viviendo hace que esa semilla, delante de Dios, sea más poderosa de lo que tú jamás has pensado.  

En el contexto que estás viviendo, esa semilla se magnifica, Dios la ve como algo grande, como algo glorioso.  De aquí a un año, cuando tengas más, esa semilla no va a ser tan poderosa porque tu contexto cambió.  Ya cuando puedas dar más, esa semilla no impresionará a Dios porque tu contexto es diferente.  Pero cuando tú estás en la crisis económica, en un momento de dificultad, y le das a Dios lo mejor, para Él esa semilla es grande.  

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