13 Apr Factores para una Oración Contestada

“30 Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos. 31 Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye.”  Juan 9:30-31  

Este es el momento en que Jesús sana a un joven, ciego desde su juventud.  Se estaban debatiendo quién pecó, si este o sus padres.  Jesús lo sana, y comienzan a cuestionarle quién le sanó; él les dice que fue Jesús, y le dicen que ese es un impío.  Y él les responde que no sabe quién es, pero le sanó.  Y les dice más; les dice: Esto es lo maravilloso, que no sepan de dónde sea, y a mí me abrió los ojos; y Dios no oye a los pecadores, pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ese oye.  

Si un pecador ora, Dios lo puede oír.  Tú, antes de recibir salvación, eres pecador; y siendo pecador, tienes que orar para recibir salvación; así que Dios oye la oración del pecador.  Este verso se refiere a los fariseos, y el contraste es que si hay un hombre temeroso a Dios, aunque sea pecador, Dios le oye.  Temeroso quiere decir que tiene reverencia.  Nadie es perfecto, pero si eres temeroso de Dios, Él responde tu oración.  

“12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. 13 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.”  Juan 14:12-14

“7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.”  Juan 15:7  

En ninguna parte dice que tienes que tener fe.  Dice: si permaneces en mí.  

“21 Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; 22 y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.”  1 Juan 3:21-22  

Para que recibas de Dios, tu corazón no te puede reprender.  Si tu corazón no te reprende, tienes confianza.  ¿Por qué el corazón te puede reprender?  Por lo que decía el salmista; si hallas iniquidad dentro de ti y no te has arreglado, ¿cómo te paras ante Dios?  Cuando sabes que no estás haciendo lo que tienes que hacer o no estás haciendo las cosas bien, ¿qué confianza tienes tú en la oración que vas a hacer, sabiendo todo lo que tienes que corregir?  

El corazón no te puede reprender para que tú tengas confianza.  

La condición para pedir es confianza para que tu corazón no te reprenda, y tu confianza viene de que tú guardas sus mandamientos, haces lo que es agradable a Él.  

“13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. 14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.”  1 Juan 5:13-14  

Tienes que creer en el nombre del Hijo de Dios, y conocer lo que es la vida eterna, para entonces tener la confianza de que Dios te escucha en cualquier cosa que pidas conforme a su voluntad.  No es tan solo decir el nombre de Jesús, sino creer en él, en su nombre.  Para creer, tienes que saber qué representa el nombre de Jesús, qué fue lo que hizo él que le dio esa autoridad.  

El factor para una oración contestada no es tan solo la fe, sino que tu fe va a estar atada a tu relación con Dios.  

Si tu corazón te reprende, no tienes confianza.  No puedes orar con confianza, si sabes que hay algo que tienes que arreglar.  Lo mismo con las relaciones; si sabes que tienes algo en contra de tu hermano, ¿cómo te vas a presentar puro delante de Dios?  Dañas tu ofrenda, la contaminas.  Por lo tanto, tienes que realizar que para poder tener una vida de oración correcta, hace falta eso: una vida de oración correcta.  

No hay tal cosa como una vida de oración correcta, sin una vida correcta.  

Hay gente buscando la fórmula de la oración, buscando que uno ore por ellos; pero hay que tener una vida -no perfecta, pero – correcta, para que la oración dé resultado.  

Cinco palabras para entender la esencia de este mensaje

1. Temeroso de Dios.  Para que tu oración tenga valor, tú tienes que ser una persona temerosa de Dios.  Ser temeroso es tener respeto, honrar a Dios.  No es tenerle miedo, sino sentir un respeto hacia Él.  Y aquel joven que fue sanado de su ceguera, dijo: Sabemos que Dios no oye pecadores, pero oye a la gente que es temerosa de Él.  
2. Creer en Jesús y en su obra.  Tú necesitas entender y creer en la obra redentora de Jesús para que tu oración sea una de peso, para tener la confianza de que Dios te oye y tienes lo que has pedido.  
3. Permanecer.  Mientras más consistente es tu vida de relación con Dios, más poder hay en tu oración, en tu vida.  Hay oraciones que tienen peso delante de Dios.  Hay gente que alcanza un alto grado de autoridad en sus vidas por la trayectoria, por la experiencia.  Santiago dice que cuando haya alguno enfermo entre nosotros, busquemos a un anciano.  Aquellos eran tiempos de persecusión; conseguir un anciano, alguien de autoridad espiritual en la iglesia, no era fácil.  Si un anciano oraba, Santiago estaba diciendo que Dios iba a escuchar.  
4. Corazón limpio.  Tienes que tener un corazón limpio, haberte arrepentido delante del Señor, reconocer lo que tienes que arreglar.  
5. La voluntad de Dios.  

Estos cinco factores hacen que tu vida de oración sea una poderosa.