20 Jan ¿Qué se te Olvida?

“2 Y dijo David a toda la asamblea de Israel: Si os parece bien y si es la voluntad de Jehová nuestro Dios, enviaremos a todas partes por nuestros hermanos que han quedado en todas las tierras de Israel, y por los sacerdotes y levitas que están con ellos en sus ciudades y ejidos, para que se reúnan con nosotros; 3 y traigamos el arca de nuestro Dios a nosotros, porque desde el tiempo de Saúl no hemos hecho caso de ella.”  1 Crónicas 13:2-3  

David es recordado porque fue el rey que no tan solo conquistó a los enemigos, sino que trajo el arca del pacto a la ciudad de Jerusalén.  David dijo: La presencia de Dios pertenece aquí, y vamos a avisar a todos que pueden regresar porque Dios está en medio nuestro.  

Una persona que es capaz de poner a Dios primero, que no tiene problemas en adorarle con todos sus recursos y sus fuerzas, que tiene presente que en su vida lo que le da significado y sentido es su adoración a Dios, marca tanto el corazón de Dios, que Dios perpetúa su vida a través de la historia.  Pero más aún, la persona que entiende esto no vive una vida vacía porque por más que David conquistara, nunca tendría satisfacción, si Dios no era el centro de su vida.  La mujer que entregó el pote de alabastro a los pies de Cristo, si no tocaba el corazón de Dios, su vida iba a seguir vacía.  La sociedad, por el resto de la historia la juzgaría, pero ella podía estar segura de que Dios la amaba, y podía caminar por aquella ciudad que la juzgaba, con el corazón lleno porque un día Jesús recibió su adoración.  Abel fue con lo mejor, con las primicias, con sus ofrendas.  Y no era tan solo el llevar la ofrenda, sino el corazón, la adoración, el presentarle a Dios lo mejor.  Aquella mujer, en público, llevó su mejor ofrenda.  David trajo de todo lugar a la gente, y puso en el centro de la ciudad el arca del pacto.  Eso fue lo que lo hizo grande.  

Lo que te hace grande es tu trato a la presencia de Dios.  Y lo único que va a traer satisfacción a tu vida es cómo tú tratas a Dios, cómo tratas con Él.  Por eso hay que volver a la declaración que hizo David: Y traigamos el arca de nuestro Dios a nosotros, porque desde el tiempo de Saúl no hemos hecho caso de ella.  (1 Crónicas 13:3)  David se dio cuenta que de qué servía conquistar ciudad tras ciudad, si la presencia de Dios no iba con ellos, no se le había estado dando el lugar que debía ocupar en medio de ellos.  

¿A qué cosas les dejaste de hacer caso?  ¿Qué cosas hacías al principio?  Ocúpate de hacerle caso a la casa de Dios.  Es maravillosa la tecnología; hay quienes nos ven por Zoom, quienes nos ven a la distancia porque no tienen un lugar cercano donde congregarse, pero nada como estar en la casa de Dios.  El salmista decía: Es mejor un día en tus atrios, que mil fuera de ellos.  Te atendemos a través del Internet, pero es nuestra oración que algún día tú consigas una iglesia cerca de ti a la que puedas asistir porque hay algo que pasa en la casa de Dios, que no pasa en otro lugar.  Tú no te puedes olvidar de la casa de Dios.  

“4 Y dijo toda la asamblea que se hiciese así, porque la cosa parecía bien a todo el pueblo.”  1 Crónicas 13:4  

La gente dijo: Es verdad; hace mucho tiempo no le hacemos caso a las cosas de Dios, a su presencia.  Ponemos excusas, y es más fácil criticar al predicador por cualquier cosa que pase.  Cuando hay que hacer ajustes, los hacemos, pero nunca olvidándonos de las cosas que son importantes.  ¿De qué cosas tú te has olvidado?  ¿A qué cosas hace tiempo no les haces caso?  ¿Tu oración, tu tiempo de meditación, de lectura de la Palabra?  Te habías propuesto dedicarle tiempo a las cosas de Dios, pero a mitad de camino has dejado de hacerlo, lo has desatendido.  Y después quieres que Dios se acuerde de ti.  

Haz un listado de las cosas a las que hace tiempo no les haces caso; y recuerda que, cuando les hacías caso, tu vida era diferente.  Comienza a hacerles caso una vez más.  Haz caso a aquellas cosas que son importantes.  Sé como el pueblo de Israel y acepta que hace mucho ya no les haces caso a las cosas de Dios, y sobre todo, di: Me parece bien, voy a hacerles caso a estas cosas.