Nuestro Destino
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Nuestro Destino

Cuando una pareja se casa, tiene muchos sueños y visiones, pero en realidad una de las claves importantes para que puedan alcanzarlas y permanecer juntos por mucho tiempo, es aprender a fusionarse como pareja, a conectarse, a vivir en esa sincronización o coordinación, que les permita avanzar.  A veces, la gente piensa que esto es magia; esperan una varita mágica que tenga el sacerdote cuando dice: los declaro marido y esposa; y que ya todo se arregló; pero la realidad es que el trabajo de caminar juntos requiere esfuerzo de nosotros y requiere esa fusión entre los pensamientos y la mente de la pareja.  

Este es el primero de 52 devocionales que te vamos a publicar todos los domingos en la noche, a eso de las 6pm hora de Puerto Rico.  Esta publicación la hacemos en ambas cuentas de Instagram @pastorotonielfont y @omayrafont, y queremos que todas las semanas hagas una cita con tu pareja, escojas un día y una hora para que caminen juntos, y antes de salir o durante la caminata, escuchen el devocional que vamos a publicar cada domingo, para que tengan una palabra sobre la cual caminar y meditar.  

Nosotros queremos ver tu caminar durante todo este año 2022; así que, cuando hagas tu caminata, asegúrate de tomarte una foto, subirla a tus historias, a tu feed, y etiquétanos a ambos @pastorotonielfont y @omayrafont.  Todas las semanas queremos ver tu caminar.  Asegúrate de comentar en este vídeo y, si nos quieres ayudar a alcanzar a más parejas, publica este vídeo en tus historias para que otras parejas también sepan lo que estamos haciendo y se motiven y se animen a que caminemos.  

Nosotros vamos a publicar también fotos de nuestras caminatas, pero no se desesperen porque tenemos toda la semana para caminar.  Igual tú, escoge el mejor día, la mejor hora; ese es su tiempo, su momento.  

Hablemos de fusionar.  ¿Alguna vez jugaste en un día de juegos?  Uno de los juegos era amarrarse los pies juntos y tratar de caminar juntos hacia una meta.  Se vuelve complicado porque hay que tener una sincronización, hay que tener una coordinación entre las dos personas para que no se tropiecen, para que puedan avanzar; está esa batalla, esa lucha en ese momento donde están conectados.  Y así hay personas que un día se casaron, se amarraron los pies, y ahora están en esa lucha de cómo caminar juntos y cómo fusionar su caminar para alcanzar el destino de Dios para su matrimonio.  

Es una clave importante para ti como matrimonio el que realmente llegue ese punto en que hay esa fusión, sincronización del pensamiento donde puedan realmente avanzar.  

16 Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios.”  Rut 1:16  

El juego del que te hablamos es uno muy particular porque tomas dos personas separadas, que tienen ideas diferentes, que sus cuerpos funcionan de maneras diferentes, a veces tienen estaturas diferentes, fuerzas diferentes, y cuando se amarran lo que tienen es que llegar a una meta en común; y desde donde los amarran hasta la meta, todo lo que esos dos entes, lo que esos dos cuerpos tienen que conseguir es sincronizarse de manera tal que el caminar sea más fluido, más fácil, más rápido.  No necesariamente comienza de esa manera; muchos, cuando los amarran, empiezan a tropezar, se caen, se disgustan porque asumen que van a hacer el paso de una manera y lo hacen de otra, ven como si el otro no le estuviese ayudando, que lo hace mal, que se interpone en su camino; cada uno piensa que lo puede hacer mejor o que tiene una mejor fórmula de hacerlo, y en el matrimonio es así también.  Tenemos un objetivo: llegar a esa meta.  Y ese camino, al principio, puede ser rocoso, puede ser difícil, puede estar des-sincronizado, pero la meta es lo que debe estar siempre por delante de ustedes.  

Ese verso de Rut, a pesar de que fue Rut quien le habló a una suegra, Noemí, ese verso se utiliza mucho para los matrimonios porque lo importante de este verso es que, desde el principio del caminar, Rut estableció la meta; Rut le dijo: vamos a llegar aquí; tu pueblo será mi pueblo, tu Dios va a ser mi Dios; hoy decido que, dondequiera que tú vayas, yo voy a ir contigo.  Así que Rut no estaba decidiendo sobre el caminar, sino la meta final; y eso iba a determinar ese caminar.  

A esa meta final, le podemos llamar destino.  Rut entendió que el compromiso que ella tenía era mucho más grande que simplemente alcanzar su propio sueño, su propio destino.  La historia de Rut, de Noemí, de Orfa, es sumamente bonita; sabemos que ocurre por causa de que quedan viudas; se van a separar y eventualmente sabemos que Dios recompensa a Rut, con darle una nueva pareja.  Dios recompensa aquel acto de compromiso que ella demostró con su suegra en ese momento.  Esto lo puedes aplicar a tu matrimonio porque lo importante es que no hay dos destinos.  Hay un solo destino.  No podrán fusionar su caminar, sincronizar sus pasos, mientras estén tratando de llegar a diferentes metas.  Si uno va para el Norte y otro para el Sur; uno para el Este y otro para el Oeste, no van a poder caminar juntos.  Definitivamente, hay un momento donde tienen que estar claro que el día que se casaron, que decidieron estar juntos como pareja, ahora no existe “tú destino” y “mi destino”,  sino que existe “nuestro destino”.  Ahora es construir el futuro que queremos alcanzar, juntos.  

Uno de los problemas con las parejas es que comienza cada uno a tener metas por su lado, a reclamarse uno al otro, diciendo: ahora me toca a mí que tú me apoyes, que hagas tal o cual cosa.  Y tenemos que apoyarnos uno al otro y tener metas individuales, pero tenemos que tener cuidado de que siempre vayan debajo del destino del matrimonio como tal, para que pueda haber ese caminar fluido, ese proceso a través del cual se pueda alcanzar el destino que Dios ha planificado para ustedes.  

A lo mejor, en el camino, al principio, la cosa sea un tanto complicada; pero debe haber un momento, una etapa en cada matrimonio, donde no debería haber tal descoordinación.  Al principio, son entendibles los roces, las diferencias, esos malos entendidos, pero a medida que el matrimonio va madurando y vamos pasando más tiempo juntos, eso debe ir aliviándose y no empeorando porque ya se conocen, ya conocen las señales, ya identificamos cómo funciona nuestra pareja.  En lugar de estar tropezando, deberíamos estar viendo qué tenemos que hacer para que esto sea más fácil.  

Hoy, mientras te preparas para caminar o estás en la caminata, queremos que tomes el compromiso con tu pareja que tomó Rut con Noemí en ese momento, cuando le dijo a su suegra: tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios.  Entrega tus agendas personales.  Decide fusionarte con tu pareja, unirse.  Ten ese compromiso con tu pareja de que se van a fusionar sus destinos; ya no es “mi meta” ni “tu meta”; ahora es “nuestra meta”, “nuestro destino”.  

Bernardo Stamateas en una ocasión dio un consejo que quiero compartirles, y es hacer una nueva nación.  Si tú tienes una persona de un país y otra de otro, cuando se casan, hay que fusionar la comida, la cultura, hacer una nueva nación, una nueva bandera, un nuevo pasaporte bajo el cual vivan, para que puedan vivir en paz.  Esto lo vemos en los apellidos, por ejemplo; y lo vemos apoyado en lo que dijo Jesús en Mateo 19:6.  

6 Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.”  Mateo 19:6  

Se trata de esa fusión, esa unión que debe tener un fin, un destino común. 

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