08 Dec Resultados de Excelencia

Hay quienes confunden la mentalidad empresarial, y la llevan a un balance que les perjudica y no les beneficia.  Piensan que están siendo emprendedores de éxito, cuando en realidad lo que han hecho es llevar su vida a un desbalance mental y emocional que no les permite progreso.  Tienes que entender el balance necesario.  

1. Persistencia se puede convertir en terquedad.  
2. La fe se puede convertir en negligencia.  

En esas primeras dos abundamos en el mensaje anterior.  

3. El no tener miedo al rechazo puede convertirse en ser una persona creída.  El empresario, el emprendedor, está acostumbrado a que le digan que no.  Así que perdemos el miedo al rechazo; ya sabemos que no todos van a estar de acuerdo, que va a haber críticas.  El problema es que puede llevarte al extremo de volverte un creído y hacer lo que te da la gana sin que te importe nada.  Para prosperar, tiene que llegar un momento que venzas el miedo al rechazo; pero otra cosa es que te creas tan grande que creas que nadie se va a meter contigo.  En esto, muchos empresarios cristianos fallan.  Ten los pies sobre la tierra.  Lucha por lo que tienes, sí, y ten van a decir cosas que tendrás que ignorar, pero te vuelvas un creído.  
4. La autoridad se puede convertir en prepotencia.  El empresario, el profesional, sabe el poder de autoridad que tiene para tomar decisiones; el problema es que ese poder puede tornarse en prepotencia, llevándote a maltratar a todos los que están a tu alrededor.  Hay que saber poner respeto, pero sin olvidar que trabajamos con humanos.  
5. La creatividad y la innovación se pueden convertir en desorganización.  El empresario siempre está creando, innovando, pero no siempre tiene un sistema para nada se haga.  De qué te sirve una nueva idea, si la anterior no la organizaste para saber si era buena o no, y nunca pudiste medir el resultado?  Haz primero los sistemas necesarios para que puedas medir los resultados de lo que ya tienes.  Si no te organizas, no vas a ver progreso.  

¿Cómo desarrollar una mentalidad empresarial?  

1. Recuerda que es el deseo de Dios que te muestres al mundo con resultados de excelencia.  Dice la Biblia que Potifar sabía que Dios estaba con José porque todo lo que ponían en su mano, prosperaba.  Tu vida no tiene que ser perfecta, pero tienes que tener resultados.  José, siendo esclavo, en las peores circunstancias, producía resultados.  Oportunidades llegan a tu vida, por tus resultados, que hablan por ti.  
2. Estudia la palabra de Dios para que tengas éxito moral, no tan solo empresarial.  La palabra de Dios es la que te va a dar el balance perfecto, porque de nada te sirve ganar al mundo y perder tu alma.  Tienes que tener éxito moral, ético.  Si algo te enseña la Biblia, es a vivir correctamente, en el orden de Dios; cómo ser íntegro, cómo trabajar con las personas, cómo corregir, cómo disciplinar, cómo pedir perdón.  José alcanzó tal gracia a ojos de José, que Potifar lo dejaba solo en la casa con su esposa.  El problema más grande de David fue que tuvo un gran éxito como rey conquistador, pero moralmente lo dañó.  Sus mayores problemas nunca fueron los Goliat, sino los enemigos de adentro.  El problema moral te trae los enemigos a tu puerta.  Como empresario, puedes matar cualquier Goliat; pero cuando tú tienes problemas morales, te acuestas con el problema, duermes con él, te levantas con él, caminas con él, vives con él; y eventualmente, pierdes todas las fuerzas.  Siempre busca en la Biblia cómo mantener el éxito empresarial y moral.  Es la única manera.  
3. Encuentra mentores.  Todos los necesitamos.  Gente de la que aprender, a quien escuchar, leer, seguir.  Mentor no necesariamente es alguien que tú conozcas, con quien puedas hablar en cualquier momento.  Mentor es alguien que te puede servir de modelo, aun a la distancia.  Todos siempre necesitamos aprender de alguien.  El hombre aprende primero por imitación, antes que por conocimiento.  Tus niños aprenden a hablar por imitación, sin saber lo que están diciendo.  Después del tiempo es que entonces se hace conscientes de lo que aprendieron porque imitaron.  Así que, si tú quieres cambiar tu vida, lo primero que debes cambiar son tus héroes porque tú imitas a quien admiras antes de conocer el porqué de lo que hace.  
4. Aprende el poder de la ejecución adaptable.  El profesional emprendedor no tan solo se enfoca en la acción, sino que sabe adaptar sus acciones constantemente por los cambios que vienen.  Sabe que comienza en una línea hacia una dirección, tomó las primeras decisiones, pero de repente algo cambió y no se detiene sino que adapta su próxima decisión, pero nunca se detiene de actuar.  Si no aprendes esto, ante cualquier problema, te vas a retrasar.  
5. Maximiza el potencial y las habilidades de los que te rodean.  
6. Persigue oportunidades con gran disciplina.  Nunca lograrás nada sin disciplina.  Puedes tener todas las oportunidades habidas y por haber y, si no eres disciplinado, nada vas a lograr.  Cada oportunidad que te aparezca, persíguela con disciplina.  Haz lo que tienes que hacer, sé consistente, enfócate, trabaja hacia el futuro con disciplina, con carácter, con fortaleza; que no tengas que tener a nadie encima de ti; que tú te disciplines a ti mismo, que te levantes a ti mismo y hagas lo que tienes que hacer.  Oblígate a leer una hora diaria, disciplínate a orar todas las mañanas, a levantarte temprano, haz ejercicio.  Es cuestión de disciplina.  
7. Acepta la responsabilidad de tu futuro.  Entiende que tu futuro no te va a llegar, sino que está delante de ti para que tú lo conquistes.  Es tu responsabilidad.  Acéptala; muévete, toma acción, trabaja y entiende que si las cosas van a pasar es porque tú las vas a hacer.  

No todo el mundo fue llamado a tener un negocio, pero sí todos podemos tener una mentalidad de emprendedor.  Que no te tengan que decir las cosas que hay que hacer.  Que el Espíritu Santo te ayude a autodisciplinarte, que tú tomes control sobre tu vida, autoridad sobre tus pensamientos.  Que cuando enfrentes un problema, lo trabajes.  Esa es la gente que sobresale y tienen éxito.