03 Nov Tu Meta Activa

Hay diferentes ideas de lo que es una persona emocionalmente sana.  Una persona emocionalmente sana acepta la responsabilidad de lo ocurrido o de lo que tiene que ocurrir para que una situación cambie.  Ante una situación de pareja, por ejemplo, una persona emocionalmente sana, lo primero que hace es que, si tiene la culpa o la responsabilidad, la acepta.  Y si no tienes culpa, comoquiera tú eres responsable de hacer algo para que esa situación cambie.  No es que uno acepte la culpa y el otro diga: Ah pues, tú mira a ver cómo resuelves.  Aunque el otro tenga la culpa, una persona emocionalmente sana reconoce que hay una parte que le corresponde hacer también para arreglar las cosas.  Por otra parte, tampoco es sano aceptar responsabilidad que no es tuya.  

Una persona emocionalmente sana es capaz de mantener relaciones sanas entendiendo la necesidad de establecer los límites físicos, espirituales y emocionales de cada relación.  Una persona sana sabe poner límites, no permite que cualquiera interfiera en lo que mejor le parezca.  Hay diferentes niveles de acceso en tu vida, cuando eres sano emocionalmente.  

Una persona emocionalmente sana es capaz de reírse de sí misma.  Debes trabajar fuerte, y divertirte más fuerte todavía.  Trabaja fuerte, y descansa, duerme.  Trabaja duro y así mismo, diviértete, ríete, disfruta.  

Hay poder en regular tus emociones.  La experiencia de las emociones no siempre puede ser controlada, pero sí regulada.  Tú no puedes controlar todas las emociones que vas a sentir.  No hay tal cosa como un interruptor para prender y apagar tus emociones.  Vas a experimentar miedo, aunque no seas una persona miedosa.  Igual con el coraje y la tristeza.  No hay tal cosa como controlar totalmente una emoción, así que tú no puedes evitarla, pero sí regularla.  Esto se refiere a intensidad y duración.  La Biblia dice: No se ponga el sol sobre vuestro enojo.  No puedes controlar molestarte, pero sí la intensidad de esa molestia y su duración.  

Para entender cómo lograr regular las emociones, debemos entender cómo surgen y cuáles son los factores importantes para manejarlas.  De dónde surgen las emociones?  Las emociones tienen un ciclo:

1. Situación 
2. Atención
3. Significado
4. Respuesta

Y todo esto pasa porque hay en cada uno de nosotros lo que se conoce como una meta activa.  Una meta activa es algo que te has propuesto hacer que está activo, presente.  Hay metas que están apagadas.  Mientras lees este mensaje, tu meta es aprender; ya en la noche, tu meta será dormir; tú no estás pensando en dormir ahora; y a la hora de dormir, la meta de aprender estará apagada.  Y esto aplica a cosas más grandes también.  Las metas activas y apagadas, se miden por pequeños o largos espacios de tiempo.  Tienes una meta activa de terminar tu bachillerato, una huelga en la universidad, por ejemplo – esto pasa bastante en la Universidad de Puerto Rico – y tuviste que apagar esa meta por un tiempo; luego, la situación cambia y vuelves a activarla.  Esa es una meta activa o apagada a largo plazo.  Pero cada minuto, cada hora hay una meta activa apagada o prendida.  

Esto parece simple, pero cuando tú tienes una meta activa, la situación que se te presente interrumpe esa meta o la favorece, y tus emociones comienzan a provocarse.  Vas a un estudio bíblico, y estás allí con la meta activa de aprender, pero te sientas al lado de alguien que se quedó dormido, así que tienes una situación que va a llamar tu atención y le vas a dar un significado, al cual vas a responder.  Tú puedes decidir si piensas que es un irrespetuoso, o si piensas que el estudio está aburrido, o puedes pensar de manera empática, que posiblemente tuvo un día muy fuerte.  Tu atención y el significado que tú le des a la situación que se te presente, van a decidir tu respuesta.  Si empatizas, lo que haces es acomodar a la persona.  Pero si decides que está aburrido el estudio, entonces, comienzas tú a aburrirte y te da sueño a ti también.  O si decides que la persona es irrespetuosa, entonces te molestas.  Pero la situación siempre amenaza tu meta activa.  

Vas para tu casa y enciendes la meta de dormir.  Tienes tu rutina, pero de repente, alguien te llama.  Interrumpen tu meta, llaman tu atención y tú decides a qué le vas a prestar atención, decides el significado que le vas a dar, y basado en eso, respondes.  Para regular tus emociones, tienes que ver todo este ciclo.  No es que entonces no te va a molestar que se durmiera uno al lado tuyo, pero te molestaría menos si empatizas que si piensas que es imprudente; el coraje te dura menos y tu respuesta fue diferente.  Este pequeño análisis es algo que tú tienes que hacer constantemente.