Tu Familia en Contexto
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Tu Familia en Contexto

Cuando hablamos de cómo trabajar con nuestra familia, no tan solo hablamos de cómo trabajar con nuestros hijos, sino también con nuestros padres, tíos, sobrinos, hermanos; todo tipo de relación consanguínea o relación de pacto.  En esos contextos es aplicable este mensaje.  

Cada familia, a través de los tiempos y generaciones, va adoptando diferentes estilos de vida familia.  Hay familias sobreprotectoras.  Otras son demasiado permisivas.  Todos los extremos son malos, pero más allá de bueno o malo, tenemos que ver el contexto en que sucede.  Hay familias demasiado rígidas, con disciplinas militares; y hay otras demasiado liberales.  Extremos, pero no necesariamente buenos ni malos; hay que ver el contexto.  Lo importante es que identifiques cómo te criaron a ti, que entiendas el porqué, y sobre todo, que reconozcas aquellas cosas que tienes que modificar.  Hay familias muy estructuradas, y familias muy inestables; unas muy espirituales, otras muy seculares; familias muy emprendedoras y otras muy dependientes.  

Cuando alguien se casa, se desconecta de un círculo familiar y se conecta a otro, y crean un nuevo círculo familiar cercano al original, pero  tanto el nuevo matrimonio como las familias tienen que entender varias cosas.  Habrá una fusión tanto emocional como culturalmente.  Al crear ese nuevo núcleo, se exponen a ser juzgados o condenados por sus familias, quienes pudieran hacerles sentir mal, diciéndoles: Así no es como se hace en nuestra familia.  Cuando realmente son una nueva familia, conectada a la anterior, pero ellos tienen que tomar sus decisiones y crear sus nuevos conceptos, sin sentirse juzgados o condenados.  Ahora, de familia a familia deben trabajar para permanecer unidos.  Ahí es que están los mayores conflictos hoy en las familias.  Hay una disyuntiva de cómo no hacer sentir mal a los padres, siéndole fiel al cónyuge en la nueva época, en la nueva temporada de conexión, al igual que a los hijos si ahora está en una nueva relación.  Hay que velar por todo esto para asegurar que la nueva estructura pueda formarse bajo el orden divino.  

Se van creando y respetando las nuevas conexiones, permitiendo que el plan de Dios se vaya cumpliendo en la vida de cada uno.  

Debemos siempre recordar el plan original de Dios para la familia, que se resume en cinco palabras; las cinco bendiciones que Dios le dio a Adán: Fructifica, multiplica, llena la tierra, sojuzga y domina.  El plan de Dios con la familia es que se fructifique, que se multiplique, que llene la tierra y la sojuzgue para que tenga dominio.  Por lo tanto, tenemos que cuidar que en nuestras casas, en nuestros hogares, multipliquemos lo que Dios quiere que se multiplique.  Hay quien está todo el tiempo activamente en contra del matrimonio homosexual, por ejemplo; pero hay cosas que ya la sociedad las ha aceptado, hagamos lo que hagamos.  ¿Qué, entonces, podemos hacer?  Muéstrales a tus hijos un matrimonio tan bueno, que no quieran otra cosa porque lo que sus padres tienen es tan bonito, que no tengas que decirles que se enfoquen en estar en contra de nada.  

El ser humano es la especie más indefensa cuando nace.  Nos toma meses, a veces un año, comenzar a caminar.  Una jirafa, por ejemplo, cuando nace, le toma unos minutos ponerse de pie.  Un pez no puede esperar para aprender a nadar.  La especie humana es la que mayores cuidados requiere.  Dentro de ese tiempo es que se crean las costumbres, las rutinas basadas en el conocimiento de la familia, para cuidar a esa criatura de la mejor manera y permitirle que sobreviva.  Algunas de esas son buenas todavía para tu hoy, mientras que otras no.  pero si no se te hubieran creado esas rutinas y costumbres en esa época en el contexto familiar que tú viviste, no hubieras sobrevivido, hubieras quedado a la intemperie totalmente indefenso.  Esto es algo de lo que tienes que estar consciente.  

Tienes que conocer el contexto en que surgieron las cosas para que puedas ahora ir corrigiendo tu vida dentro de esta nueva temporada para que tú puedas cumplir con el plan de Dios.  Y ¿cuál es ese plan?  Que tú puedas reproducir lo que Dios quiere que se reproduzca en el mundo.  Que en las nuevas conexiones que vas creando, puedas mostrar la gracia y la gloria de Dios en tu vida.  

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