23 Sep Hay un Porqué

“22 Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave.”  Hechos 27:22  

Pablo estaba preso, camino a Roma, y había percibido que venía tormenta y tendrían pérdidas, pero no le hicieron caso.  Y cuando habían perdido toda esperanza, él exhortó a los que estaban con él a tener buen ánimo.  Gloria a Dios que en ese barco había un hombre de Dios, que en ese momento comenzó a hacer lo correcto.  Para tú convertirte en una estrella de esperanza, tienes que hacer lo que el apóstol Pablo hizo.  Él comenzó a confiar, a hacer y a creer tres cosas que le dieron la certeza.  Él estaba en el mismo barco que estaban los otros, así que él estaba sufriendo el mismo problema; pero esa noche, lo primero que hizo, en medio de la oscuridad, fue orar, buscar la presencia de Dios.  

Lo primero que te ayuda a ti a salir del tiempo de caos, de crisis, es cuando tú estás seguro que la presencia de Dios está contigo.  La gente no entiende por qué vas a la iglesia, por qué oras.  La confianza que tú tienes hoy es la que tenía Moisés cuando fue a sacar al pueblo de Israel de Egipto; Dios le dijo que iba a sacar al pueblo, y Moisés dijo: No me saques de aquí, si tú no vas con nosotros.  Si algo te da la seguridad es tú haber estado ante la presencia de Dios.  Pablo les dijo: Anoche estuve con Dios, el ángel me habló.  Quizás has pensado que nunca has sentido la presencia de Dios, pero Pablo dijo: Anoche el ángel estuvo aquí y me habló.  La experiencia de la presencia no es que se te paren los pelos, no es ver un ser a tu lado o un ángel con alas, es estar delante de una palabra como la que recibes hoy, y puedes decir: Esto es lo que Dios ha dicho en su palabra, lo que Dios ha hablado, Él ha dicho que me va a dar la victoria en medio de la crisis, de la dificultad.  Si algo te da seguridad es saber que la presencia de Dios está contigo, dondequiera que tú vayas.  

Cuando tú estás en su presencia, la pregunta entonces es: ¿Qué tienes que buscar?  El problema de muchos es que lo que buscan es que la tormenta se calme.  Pero aquella noche Pablo no oró para que la tormenta se calmara, para que el barco se salvara, sino para descubrir cuál era el plan de Dios, y no para el barco, sino para él.  Creemos en todo esfuerzo de oración, pero hoy en tu país se ora para que cese la corrupción, para que haya paz; y oramos por todo eso, pero en tu cuarto de oración, tú debes orar para conocer el plan de Dios para tu vida.  Ora: Señor, a pesar de todo esto, ¿qué vamos a hacer?; ¿para dónde vamos?; ¿qué es lo que tú quieres conmigo?  Pablo dijo: Yo voy a predicar a otro sitio; yo no me muero aquí; Dios tiene un plan conmigo para mañana.  

Cuando tú sabes para dónde tú vas, tú sabes que tu tiempo no se ha acabado.  Hay un plan de Dios para tu vida, un propósito, algo más grande.  Ante la presencia del Señor, lo que tú tienes que decirle es: Hazme presente tu plan para mi vida, muéstrame las estrellas, el plan para mi familia, el propósito para mis hijos, para mi empresa.  Siempre te has preguntado por qué te pasan las cosas, pero si conocieras el porqué nunca entrarías en desesperación.  Los problemas te hacen cuestionar el porqué, pero si tú sabes cuál es el porqué, tu vida cambiaría para siempre.  

Te propusiste una meta, y tuviste un problema, y ahora bajaste el nivel de la meta.  Levantas una empresa, y de repente, pasan tres o cuatro meses de mala racha, y entonces cuestionas por qué te metiste en eso.  Y piensas que lo que querías era una mejor casita, pagar tus deudas; y eso te lleva a pensar que puedes hacer otra cosa para lograr estas cosas, así que reduces lo que querías hacer para lograr el porqué que estás cuestionando por el problema que tienes.  Si cada vez que tienes un problema, cuestionas por qué haces lo que haces, reducirías tus metas.  Si tuvieras claro tu porqué desde el principio, el problema no te haría cuestionar el porqué.  Tú no haces lo que haces por el dinero o por la fama; tu porqué tiene que ser más grande.  Cuando conoces el propósito, no reduces la meta, el sueño, por el porqué que estás cuestionando por la dificultad que tienes.  

El día que tú conozcas el porqué de tu vida, el para qué de tu vida, y sepas que tienes algo más grande, más poderoso, nunca vas a permitir que ninguna tormenta acabe con tu vida.  Si Dios te dijo que ibas a ser doctor, termina y sé doctor.  Haz lo que tienes que hacer.  Aunque puedas lograr lo mismo con menos, haz lo que Dios te dijo.  Ten un porqué más grande que pagar una deudas.  Hay un propósito más grande para tu vida.  Si tú conoces el porqué desde el principio, cuando llegan los problemas, no cuestionas por qué.  Entonces, te das cuenta que Dios no ha terminado contigo.  

Tú necesitas estar en la presencia de Dios para tener claro el plan de Dios para tu vida.  Dios le dijo a Pablo: Tú tienes que ir para Roma comoquiera.  De la misma manera, tú tienes que llegar al otro lado y cumplir con el propósito de Dios para tu vida.  No puede ser que te quedes en este lugar.  Cuando conoces ese porqué, el propósito y el plan de Dios para tu vida, entonces, puedes confiar en las promesas de Dios.  Pablo les dijo: Anoche, Dios me dijo que ninguno se va a perder.  

Recibe este mensaje como de parte de Dios para tu vida, diciéndote: No te vas a perder.  Hay un plan y propósito para tu vida.  Deja de estar cuestionando el porqué te pasan las cosas.  Mientras lo hagas, cuestionarás el porqué deberías estar haciéndolas; y ese porqué es más grande que el porqué te pasan las cosas.  Todos tenemos problemas, dificultades, pero tú tienes que llegar a Roma, tienes que sobrevivir esta tormenta porque tienes hijos que criar, nietos que ver, gente que ayudar.  Hay algo más grande que tú tienes que ver y por eso tienes que llegar al otro lado y no puedes permitir que nada te detenga.  ¿Cómo lo vas a hacer?  Por las promesas de Dios en tu vida.  

Las estrellas que guían y dirigen tu vida, es cuando tú sabes que estás en la presencia de Dios, es cuando sabes que Él tiene un propósito y un plan para tu vida, cuando confías que su promesa va a ser real.  

No te dejes llevar por el mal consejo, por lo que la gente dice; no te dejes ir a la deriva y no tomes más decisiones en desesperación.  Aprende a confiar en oración en la presencia de Dios, confía que Él va contigo, deja que Él te muestre el plan y el propósito para tu vida.  Dios siempre te recuerda el porqué se hacen las cosas, porque hay un plan y un propósito.  Puede que tus hijos estén perdidos, pero si tú estás firme, fijo en el lugar correcto, tus hijos tendrán a quién mirar.  Tú estás delante de la presencia del Señor.  Camina con la seguridad de que Él tiene un plan, un propósito para tu vida, y que Él te ha dado una grande promesa.