15 Jun Mil Veces +

Dios quiere hacerte mil veces más de lo que eres hoy.  Eso es lo que dice la Escritura en Deuteronomio 1:11.  Esto es una poderosa promesa, una unción para un grupo de personas dispuestas a luchar por ella.  Tú puedes ser uno de estos que entre en una nueva época de conquista, de progreso, de prosperidad.  El contexto no es el mismo en todos los países, pero el Dios que es real en Puerto Rico, es el mismo Dios que es real en cualquiera sea tu país.  Dios no tiene ningún tipo de límites, y ningún tipo de sistema gubernamental puede detener el poder de Dios para levantar un pueblo que crea y se levante por un mover del poder de su mano.  Este mensaje es para ese grupo de personas que no tiene vergüenza en decir que le sirven a un Dios que los quiere prósperos, bendecidos; gente que no cuestiona el poder de Dios por las circunstancias.  

Como todos, en momentos, nos hemos visto en dificultades económicas, a punto de perderlo todo; hemos perdido negocios, edificios.  Sabemos lo que es estar arriba y lo que es estar abajo.  Pero nunca hemos perdido la fe de que el Dios al que servimos es un Dios que quiere que haya aumento, incremento y prosperidad, a pesar de tus circunstancias.  

Esto no es para todo el mundo.  De los doce espías que fueron a reconocer la tierra prometida, solo dos tenían la fe necesaria, la valentía, el coraje para atreverse a conquistar la tierra prometida.  Josué y Caleb fueron los únicos que se atrevieron a levantarse.  La promesa era para millones de personas, pero solo dos de aquella generación pudieron entrar.  Dios tuvo que levantar una nueva generación.  Creo con todo mi corazón que Dios me ha dado este mensaje para hablarles a los Josué y los Caleb de esta temporada, a ti que dices: No importa las circunstancias que esté viviendo, las promesas de Dios son reales para mi vida.  Dios te quiere hacer mil veces más de lo que tú eres hoy.  

“6 Jehová nuestro Dios nos habló en Horeb, diciendo: Habéis estado bastante tiempo en este monte. 7 Volveos e id al monte del amorreo y a todas sus comarcas, en el Arabá, en el monte, en los valles, en el Neguev, y junto a la costa del mar, a la tierra del cananeo, y al Líbano, hasta el gran río, el río Eufrates. 8 Mirad, yo os he entregado la tierra; entrad y poseed la tierra que Jehová juró a vuestros padres Abraham, Isaac y Jacob, que les daría a ellos y a su descendencia después de ellos. 9 En aquel tiempo yo os hablé diciendo: Yo solo no puedo llevaros. 10 Jehová vuestro Dios os ha multiplicado, y he aquí hoy vosotros sois como las estrellas del cielo en multitud. 11 ¡Jehová Dios de vuestros padres os haga mil veces más de lo que ahora sois, y os bendiga, como os ha prometido!”  Deuteronomio 1:6-11  

Moisés estaba diciéndole al pueblo: Se acabó esto de dar vueltas en el desierto, tenemos que ir a conquistar.  Y este mensaje es para ti que hoy dices: Llegó el momento de conquistar.  No es para gente que piensa que esto es magia, sino para gente dispuesta a luchar, a creerle a Dios sus promesas, y a declarar que llegó el momento de poseer lo que Dios les ha prometido.  Moisés estaba diciendo: Llegó el momento; ustedes saben lo que Dios prometió y cómo los multiplicó, aumentó sus generaciones; pero te digo que Dios te va a hacer mil veces más de lo que ahora tú eres.  ¿Podrás tú creer que hay una unción que va a traer aumento e incremento en tu vida?  

Durante la cuarentena en Puerto Rico, mis niñas nos pidieron a mi esposa y a mí que acampáramos en una caseta en la parte trasera de la casa y que durmiéramos allí, y así lo hicimos.  Ellas se durmieron primero, pero algo me incomodaba, y no era físicamente.  Y vino a mi mente la frase “1000 veces más” una y otra vez, hasta quedarme dormido.  Dios estaba trabajando conmigo, acerca de la importancia del llamado que Él hizo a mi vida de levantar un grupo de personas que le crea a Dios realmente por prosperidad, que crean que pueden progresar y que haya alguien que les inspire en medio de este tiempo que estamos enfrentando y que vamos a enfrentar por los próximos años.  Con la cuarentena no terminan los problema; quizás el virus se contiene, pero el efecto secundario de lo que ha ocurrido en todo el mundo va a causar que el juego económico y político cambie por completo; unos que están arriba estarán abajo.  Y tomará un grado de fe indispensable, necesario, vital para poder alcanzar todo lo que Dios tiene para nuestras vidas.  

Batallé toda la noche con aquello, como he batallado toda mi vida con este mensaje.  No es porque no lo crea o porque no lo haya vivido, sino porque no necesariamente es el mensaje más popular.  Predicar prosperidad, libertad económica, inspirar a la gente a creerle a Dios causa en algunos sectores disgusto, frustración, coraje.  Entiendo que el mensaje de prosperidad no es el más importante, sino el de la salvación; pero tampoco podemos descartar que Dios quiere que tú prosperes, que progreses.  No podemos descartar que la parte económica, financiera en nuestras vidas es algo vital, necesario, indispensable; y tenemos que saber que de una u otra manera, Dios se involucra en todas las áreas.  

Aquella noche, mientras batallaba con Dios en cuanto a ser más intencional con este mensaje que me ha encomendado, tuve que escoger ser el inspirador, el líder, el pastor, el que le ministra a Josué y Caleb vs a los otros diez.  Yo quisiera llegar a la mayor cantidad de personas, pero de las doce tribus de Israel, solo dos quieren conquistar mientras las otras diez quieren regresar a Egipto.  Hay líderes expertos en dirigir a ese último grupo.  Con todo el respeto de Moisés -a quien admiro – Moisés fue un buen líder para los diez, para dirigir a dos millones de personas al desierto y que murieran en aquel lugar.  Y hay quienes prefieren dirigir a esos diez, meramente porque son más, aunque eso signifique morir dando vueltas en el desierto.  Prefieren llegar a la multitud que dirigir a la minoría.  Josué y Caleb fueron los únicos que quedaron de aquella generación.  Dios tuvo que levantar un nuevo grupo de jóvenes.  Dice la Biblia que los que Josué y Caleb llevaron consigo, fueron jóvenes menores de 20 años, jóvenes que habían nacido en el desierto.  Dos hombres mayores que creyeron, tuvieron que llevar a una nueva generación a conquistar la tierra prometida.  

Esa noche tuve que decidir no ser el líder de la multitud, no tratar de convencer a los diez espías que no quieren conquistar, luchar, prosperar, que todo lo ven negativo, sino hablarles a esos dos que, aunque son menos, son los que son capaces de llevar a toda una generación a entrar para alcanzar todo lo que Dios nos ha prometido.  ¿Serás tú de esos dos?  Un Josué y Caleb.  Gente de una actitud diferente, especial; gente que tiene actitud de querer poseer la tierra prometida.  Gente que va a creerle a Dios que, en el nombre poderoso de Jesús, a ti y a tu familia Dios les va a hacer mil veces más de lo que hoy son.  ¿Te atreves a unirte?  Créele a Dios por la unción de Mil Veces +.