06 Feb Recompensas Divinas

Para los religiosos, la única recompensa que podemos esperar es la espiritual, en el más allá; Pero la realidad es que nuestra fe tiene que tener resultados en esta tierra.  No hay verdadera inspiración o motivación para hacer algo, si no entendemos que en esta tierra tendremos resultados.  El salmista decía: Hubiera yo desmayado si no creyese que veré la salvación de Jehová en la tierra de los vivientes.  Tú desmayas, te desmotivas, si no crees que, en esta tierra, tú podrás ver buenos resultados de tus acciones. 

Cuando Jesucristo iba a la cruz del Calvario, dice la Biblia que, en un momento dado, vaciló en su mente, pensó en lo que iba a pasar, y le dice al Padre: Si es posible, pasa de mí esta copa.  Pero, en cuestión de momentos, le vemos reflexionar: No sea mi voluntad, sino la tuya.  La palabra nos dice que puesto el gozo delante de él, fue a la cruz.  En otras palabras, en ese momento crucial de su sacrificio, donde él iba a sufrir, el Señor le presentó el gozo, el resultado de lo que obtendría por pasar por ese sacrificio.  Mirando el gozo, mirando el resultado, la recompensa, tomó fuerzas para poder completar aquella misión. 

Sin recompensas, no podemos movernos en esta vida por fe.  

Hebreos 11 nos dice que, sin fe, es imposible agradar a Dios, y que es necesario que, el que se acerque a Dios, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.  Por lo tanto, para acercarte a Dios, tienes que saber que hay recompensa, que hay resultados.  Y esos resultados no son tan solo espirituales, sino también naturales.  Jesucristo, cuando hablaba con sus discípulos, en una ocasión, se encontró con un joven rico.  Y dice la palabra que el joven rehusó seguir al Maestro; Y los discípulos fueron confrontados con una expresión de Jesús: ¡Cuán difícil es que un rico entre en el reino de los cielos!  Eso hizo que los discípulos cuestionaran aquello que ellos estaban haciendo.  Fueron donde el Señor y preguntaron qué pasaría entonces con ellos; Lo cual te deja saber que los discípulos tenían un nivel económico diferente a los demás, que se consideraban prósperos, gente rica; Y aquella frase del Señor – pensaron ellos – los excluía de ciertas recompensas.  Pero el Señor les dijo: No hay nadie que haya dejado casa, padre, madre e hijos, que no reciba cien veces más aquí y ahora, y en el más allá, la vida eterna.  Aquí vemos que la recompensa que Dios tiene para ti, no es tan solo en el mundo espiritual, sino también en el terrenal. 

Cuando eres consciente de las recompensas de tus decisiones, de tus acciones, y te das cuenta que el Dios Todopoderoso, a quien tú sirves, quiere lo mejor para ti, comienzas a tomar las decisiones para poder alcanzar esos resultados que Él te ha prometido. 

En Mateo 25, vemos la parábola de los talentos.  El señor entregó talentos a tres siervos, cada uno conforme a su capacidad, y se fue.  Dos de ellos duplicaron los talentos, y a ambos, les dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.  Pero aquel que recibió solo uno, tuvo miedo, y lo escondió.  Tuvo más miedo de un resultado negativo, que inspiración de una posible recompensa.  Cuando tú no tienes consciencia de recompensa, permites que el temor te paralice.  Dice la palabra que el señor le quitó aquel talento al siervo malo, y se lo dio al que más tenía; Así que, aquel que multiplicó cinco talentos, terminó con once: Los cinco que se le habían dado, los cinco que fueron resultado de su multiplicación, y aún se le añadió más.  Aquel que, lamentablemente, no entendió lo importante de perseguir una recompensa, un resultado, dejó que el miedo llenara su corazón, y no tan solo no tuvo recompensa, sino que aún lo que tenía en su mano, lo perdió. 

Para caminar en libertad económica, tienes que estar consciente que hay recompensa para tu vida.  El temor no te debe paralizar.  Debes perseguir una recompensa, un resultado.  Hay recompensa para ti, si eres capaz de moverte en fe, a pesar de lo que estés pasando. 

En Mateo dice, específicamente, que el señor les entregó sus bienes, así que se nos habla de cosas materiales, naturales.  Para aquellos que multiplicaron los bienes, hubo tres cosas que son la recompensa de creerle a Dios por los recursos que tienes en tu mano, perder el temor y creer que Él puede utilizar los talentos y capacidades que Él mismo te ha dado:

• Dios va a traer prosperidad y multiplicación a tu vida. 
• Entras en el gozo de tu Señor.  Dios se goza cuando tú prosperas.  Proverbios 10:22 dice que la bendición de Jehová es la que enriquece y no añade tristeza con ella.  Cuando Dios te prospera, te bendice, viene acompañado con gozo, con alegría, con disfrute.  Nada de lo que Dios te entrega produce tristeza en tu vida.  Si hay algo que persigues, si alcanzas ciertas metas pero realmente no hay gozo dentro de ti, es porque todavía no has obtenido la verdadera recompensa de Dios, que no es tan solo la multiplicación, sino el gozo dentro de la multiplicación, aprender a vivir esa vida de plenitud y satisfacción; Y solo Dios te puede dar eso. 

Dios trae recompensas espirituales y naturales a tu vida.  La religiosidad quiere hacerte sentir condenado, culpable por tener resultados positivos; Dios añade gozo en la multiplicación.  Tu trabajo no va a traer más sufrimiento, dolor; La recompensa que Dios tiene para ti no es tan solo multiplicación, sino que también es gozo. 

• Entras en un nivel de intimidad, de relación con Dios diferente.  Puedes entender cosas que antes no entendías, tienes un grado de relación que antes no podías ver.  El hombre que no multiplicó su talento, nunca pudo ver a su Señor en otra dimensión, por la limitación que tenía en su mente; Su percepción de su señor, le provocó miedo, y nunca llegó a tener una relación especial a esa nueva dimensión. 

Dios quiere que tú prosperes, que progreses; Debe haber multiplicación en tu vida; Él quiere que experimentes el gozo de los resultados; Y que tengas una relación íntima con Él, que de otra manera no tendrías, porque no vas a poder comprender cosas que Él tiene para ti y que Él quiere hacer contigo, hasta que entres en esa nueva dimensión.