19 Jul Fe Inexplicable

En nuestra vida de fe, cuando somos desafiados por Dios, y vencemos nuestra mente, la pregunta es, ¿cómo hacer que aquel que está contigo, y que está involucrado, crea?  ¿Cómo Abraham le hacía entender a Isaac lo que Dios le había pedido?  ¿Cómo hacerle entender a Sarah?  Si difícil es convencerse a uno mismo, ¿cómo convencer a otro? 

María aceptó fácilmente lo que Dios le dijo, diciendo: Hágase conmigo como tú dices.  Ahora bien, cuando María trató de explicarle a José, él salió huyendo.  Dios tuvo que explicarle a José, no para que entendiera –porque no había manera de entender aquello – sino para que creyera que María no le había sido infiel.  José tuvo que batallar, en su mente, para creer lo que Dios le había confirmado.  No había forma de que María le explicara a José.  Y el reto de nosotros, muchas veces, más allá de creer, es lograr que otros crean lo que hemos creído; porque, cuando le cuentas a José, sale corriendo.  Así que, el reto ya no es meramente convencer tu mente, sino trabajar con aquellos que están a tu alrededor, para que ninguno de ellos tenga mayor influencia sobre ti, que lo que Dios es en tu vida. 

Cuando Dios le pide a Abraham que entregue a Isaac, Abraham no le dice nada a Sarah.  Vemos, además, en Génesis 22, ciertas cosas que hizo Abraham, que pudo haber ordenado a sus siervos que hicieran; pero Dios estaba tratando de manera especial con Abraham, por lo que Abraham entendió que, aunque otros podían hacerlas, no habrían entendido por qué las hacían. 

“³ Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo.”  Génesis 22:3 

Así que, Abraham comienza a hacer todo el trabajo por sí mismo.  Y, en el verso 5, Abraham declara que tanto él como Isaac irían y volverían. 

“⁵ Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.”  Génesis 22:5 

En el verso 7, Isaac pregunta: ¿Dónde está el cordero para el holocausto?  Abraham debe haberse preguntado: ¿Cómo le explico?  Pero, dice el verso 8, que Abraham respondió: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío.  Y añade: E iban juntos. 

En Hebreos 11, nos dice la Biblia que Abraham creía que Dios podía levantar de los muertos, pero eso no fue lo que Abraham le dijo a Isaac; porque, si él le llega a decir eso a Isaac, en aquel momento, Isaac no hubiese caminado junto a su padre.  En la mente de Abraham, ya Isaac había sido sacrificado, y ya le había recibido de entre los muertos; pero, cuando va a hablarle a Isaac, tiene que procesarle algo diferente para que crea.  Isaac no tenía fe suficiente para creer que él se iba a levantar de los muertos, pero Isaac tenía que tener la experiencia de que Dios iba a proveer.  Así que, Isaac iba pensando: Dios va a proveer; mientras que Abraham iba pensando: Dios lo va a levantar. 

En nuestra vida como creyentes, no siempre tenemos que estar pensando lo mismo; pero, si andamos juntos, la fe de cada uno nos lleva a caminar al monte, y cada uno va a creer, de acuerdo a la experiencia que necesita de Dios. 

No tienes que explicar todo lo que crees, sino solo lo suficiente para que, aquellos a tu alrededor, crean, y caminen contigo al monte.  El milagro va a pasar, ya sea que aparezca el cordero o que Dios te levante.  Lo importante no es que todos tengamos la misma fe, sino que tú tengas tu fe, y que Dios se te revele a ti, de acuerdo a lo que tú necesitas, y que tengas la capacidad de caminar con otros, aunque tengan una fe diferente.  Ten la certeza de que, cuando lleguen arriba, al monte, ambos tendrán la poderosa experiencia que Dios quiere darle a cada uno.  Porque, cuando llegaron al monte, Abraham recibió a Isaac de entre los muertos, pero Isaac vio el cordero.  Así que, la fe de ambos se cumplió en aquel altar. 

El problema de muchos cristianos, y la razón por la cual no andan juntos al altar, es porque quieren obligar su fe sobre la fe de otros, sin darse cuenta que el desafío a tu vida es diferente al de otros, pero Dios, en el mismo altar, puede responder a ambos. 

Debilitas tu fe, cuando tratas de que otro entienda algo que tú no entiendes, pero que has creído.  No había manera de que Abraham le explicara aquello a Isaac.  Haz como Abraham, que no le dijo nada a Sarah, y preparó él mismo el asno, en lugar de ordenárselos a sus siervos.  Deja que otros crean por provisión, mientras que tú piensas que tu Dios es poderoso para levantar de los muertos.  Trabaja en el nivel de fe en el que están todos a tu alrededor; pero no dejen de caminar juntos al altar. 

Mensaje transmitido por Televisión y Radio el Martes, 19 de Julio de 2016

Código del Programa: DP-06B